miércoles, 29 de agosto de 2012

“Esos son los bueyes que tenemos”


Cuba no podrá actualizarse  con esos bueyes, harán falta muchos toros para conseguirlo.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Una metáfora pecuaria parece señalar algunas realidades de la Cuba profunda: “Esos son los bueyes que tenemos”. Un buen amigo, jefe por muchos años me la dijo, muy en serio, muy en broma. ¿Qué sentidos tiene la misma para el cubano?

Identificar problemas, definir planes para solucionarlos y hacerlos realidad es tarea ingente, en una nación que pretende reorientar el navío, ante un posible naufragio de impredecibles consecuencias económicas y sociales.

Abiertamente la dirección de la revolución ha reconocido la existencia de una burocracia mediocre, que lo frena todo, interesada sólo en proteger privilegios e intereses. El pueblo la tiene bien caracterizada, pero, a veces, no le queda más remedio que acudir a la frase: “Esos son los bueyes que tenemos”.

También alude a la incapacidad de algunos funcionarios administrativos que llevan años empoltronados y no hacen nada por superarse, ser creativos, instrumentar modelos de dirección democráticos, y suelen ser déspotas en su comportamiento. El cubano los tiene bien identificados, pero ante la rémora de no cambiarlos, sólo le queda auxiliarse de la popular frase: “Esos son los bueyes que tenemos”.

Digo bueyes en el sentido biológico, pues acá en Cuba a los toros, que no se dejan domesticar por sus amos, se les capa, y ello determina un proceso que los hace dóciles y aptos para el trabajo. No causan más problemas a sus amos y sirven incondicionalmente hasta la muerte. No sienten preocupación por alguna novilla, de estampa elegante, interesada en sus ofertas seminales. Tal vez en este acto indigno que sufre el toro, el cubano encuentra importantes sentidos para caracterizar lo imposible, sin caer en el pecado de lo absoluto, pues siempre hay individualidades que marcan la diferencia. “Esos son los bueyes que tenemos”. Hombres doctos y hombres ligeros la pronuncian.

Jorge Mañach, desde su Indagación al choteo, nos recuerda: “Si la mediocridad  es tan tolerada en Cuba, es porque la intolerancia supone una autoridad, cosa repulsiva en sí. El cubano la rechaza como rechaza  toda superstición, todo dogma o beatería”. (Mañach, J: 1999, 76) Nada mejor entonces que una metáfora pecuaria, para rebajarles el prurito a esos bueyes que  pretenden mover la palanca de Arquímedes. Cuba no podrá actualizarse  con esos bueyes, harán falta muchos toros para conseguirlo.
 

viernes, 24 de agosto de 2012

Haciendo radio no es bizantino


"Haciendo Radio se ha ido incorporando al lenguaje popular del cubano como la expresión de los análisis sistemáticos de la realidad".
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu 
Convoqué a un radialista, de esos que llegaron por accidente, al igual que yo, al medio, a opinar sobre  posibles sentidos de la frase: “Aquí, haciendo radio”.  Puso distancia de por medio y esta fue la respuesta: “Me quedo fuera del tema. Es una discusión bizantina. Me quedaré en la superficie entre tanta "profundidad" de argumentos”. Sin saberlo, había dado una de las respuestas más brillantes.

A propósito del intercambio sostenido, en Facebook, sobre la frase “Aquí, haciendo radio”,  propongo a los amigos de Caracol de Agua, evaluar algunas de las opiniones, que a continuación pongo a consideración. 

Alexis Mario Cánovas Fabelo(Filósofo y asesor de audiovisuales) Haciendo Radio se creó para sacar a la luz las deficiencias, para que se tomaran medidas a tiempo y no se formara el criterio de que esas deficiencias eran política oficial. El usar el término irónicamente es porque la burocracia venció al propósito inicial.

Arnoldo Fernández(Periodista)  También Alexis puede interpretarse como una manera de asumir la radio como un arte menor, algo fácil. Por ahí puede andar una de las dimensiones para caracterizarla.  

Arnoldo Fernández (Periodista) Creo también que al decir "Aquí, haciendo radio", remite a conversaciones populares con una vis cómica, tal vez un sin sentido. Quizás la radio ha estado tan cercana al cubano, que no la ha apreciado en toda su hondura.

Santiago Romero Chang (Periodista) Haciendo Radio fue lo supremo que viví día a día desde sus inicios. Formidable formato y estrategia de comunicación radiofónica, sucede que por una parte, muchos se acostumbraron a oír, no a escuchar, y en ese diarismo se fue configurando una reflexión más profunda sobre la realidad y cómo solucionar los problemas. Recuerdo cuántos contratiempos solucionó Haciendo Radio.

Por una parte significa que, en esa repetición de nuevas y nuevas situaciones, con los consiguientes embotellamientos burocráticos, creyeron muchos que eran verborrea y un mero capricho, como un leitmotiv., pero el equipo que encauzó el uruguayo Ibarra cambió el enfoque de decir y hacer.

Existe una inclinación popular a la repetición, pero cuando se logra aprehender otras formas de expresar y comunicar, entonces el Medio ya no es un mero bombardero, o acaso no recuerdan las secciones que aparecieron y quedaron incluso asimiladas por otros medios escritos y la TV.  Pienso en la atención a las opiniones y cómo se acorta la distancia entre los públicos y la Radio siempre que uno se lo propone. Pienso también en la Radio por su dinámica, su constancia, como interfase y oficialismo, como divulgadora, organizadora y agitativa, esto implicado en la frase popular AQUÍ HACIENDO RADIO.

Angel del Toro Fonseca (Periodista) Haciendo Radio se ha ido incorporando al lenguaje popular del cubano como la expresión de los análisis sistemáticos de la realidad de Cuba. Yo pienso que el mérito radica en que los cubanos hemos tomado, casi sin pensarlo, el nombre de un programa para incorporarlo a eso: a los análisis sobre las complejidades de Cuba.

María Elena López Jímenez (Periodista) Me remito siempre, con un tremendo cariño, a este programa que desde Manzanillo, nació un día, con el talento del uruguayo-cubano, y luego Radio rebelde lo continuó.

Ahora soy feliz,  porque esa frase, convertida en toda una identidad, la escuché a la periodista Coral Vázquez, un día que andaba en el barrio tratando problemas propios de la vida, la casa, los hijos, y le pregunté ¿Coral, qué haces?- "haciendo radio, me dijo". Desde entonces,  a problemas que parecen sencillos,  pero que tratan esencias nuestras desde el barrioterismo hasta la comunidad, se le dice "haciendo radio". Dentro de poco parecerá un cubanismo.

Marisel González Suárez (Periodista) ‎"Haciendo radio", despertó una manera diferente de llevar la noticia, difundir el latir de la actualidad.

Recuerdo con mucho cariño y respeto al uruguayo Ibarra, a la dramaturgia que sorprendió con aquella forma de comunicar.

Hacer radio no es fácil, se ama este medio, pero solo la originalidad, la inmediatez, estar siempre en todo aquello que inquieta a los receptores, ser nosotros mismos tras la noticia y por la noticia, tras lo que apunta la realidad, con sus luces y oscuridades. Hablo de aciertos y desaciertos. Hacer radio es oficio de consagrados, que cada día tienen un reto mayor: saber llegar.

Benigno Rodríguez (Periodista) Yo tuve la dicha de hacer Haciendo Radio, incluso, recuerdo haber participado en el Segundo Encuentro Iberoamericano de Emisoras Comunitarias, en donde la experiencia de tributar desde una cabina  hacia Radio Rebelde resultó alentadora. El periodismo en vivo es fascinante, eso sí es un bichito que te coge y no te suelta.

• Haciendo Radio me enseñó la disciplina de ser concreto en lo que dices a través de la radio, de ser profundo. Pero además, agradezco infinitamente aprender a tener confianza a través de la radio en vivo.

• ¡Mira que se dice que la radio es magia! Que uno puede camuflarla para que parezca que se está en vivo al grabar parlamentos en tono conversacionales,  pero nada sustituye a lo real

• Eso era Haciendo Radio.

• Trabajé en la corresponsalía de Radio Rebelde en Santiago de Cuba, en una ocasión, en que mi colega Carlos Sanabia tuvo que ir para Colombia. Haciendo Radio fue una escuela.

• Soñaba con que llegara la madrugada, para estar nuevamente en vivo.

• Insomnio total.

• Imagínate cuando ponían el sonido identificativo de los reportes desde provincias y con un spot de sonido nombrado sinfín de fondo, cada reportero debía decir la hora y de inmediato reportar su noticia e información.

• Eso se vive.

Rogelio Ramos Domínguez (Periodista) Haciendo radio tiene a grandes profesionales. Gente que respeto mucho por talento e historia, pero ya no me gusta. No me siento igual, digo más, las revistas informativas, para mi ya no andan por buen camino, aunque admito que disfruto temprano de Taíno y algunos segmentos de A Primera hora de Progreso.

Rafael Eulogio Carela (Periodista) Creo que "Haciendo radio" es un modo de hacer la radio, en estos tiempos de enfrentamientos de ideas, en que la inmediatez y el contenido intencionado forman un todo.

Rudis Quesada (Editor y realizador de audiovisuales) "HACIANDO RADIO" Esta frase se hizo popular a medida que fue creciendo la audiencia de uno de los mejores programas informativos de la radio cubana y que tiene sus estudios centrales en Radio Rebelde de 05:00 am a 09:00 am. Esa es la hora en que la gran mayoría de los cubanos sintonizan este excelente programa mientras se preparan para salir de casa e ir al trabajo o a la escuela con las noticias de Cuba y el mundo "actualizadas"; pero existen otros casos que también a esa misma hora de la mañana prenden el radio y salen a sentarse en la esquina del barrio a jugar dominó o a ver pasar a las personas  y si le preguntas ¿qué haces? es muy posible que te respondan: "Aquí, haciendo radio" Arnoldo hace una pregunta interesante: "¿qué significa HACER RADIO para los que en realidad la hacen y qué intención dan a esa frase los que no la hacen?.

"HACER RADIO" hoy por hoy en Cuba es un acto de heroísmo, no solo por todo el sistema organizativo de disciplina que hay que crear, el cual debe funcionar con suma precisión, sino también por las carencias materiales que sufren la gran mayoría de las instalaciones de nuestros medios de comunicación; pero como si esto fuera poco, súmese también la censura y la autocensura en la información, la cual tiene que ser rigurosamente revisada antes de salir al aire, no solo por los realizadores, sino por otros funcionarios de órganos gubernamentales, que a veces mutilan la información, porque solo entienden que debe salir con el mensaje  "ideológico" que ellos persiguen. Cuando esto sucede, la información pierde calidad y a veces hasta su objetivo social, por lo tanto lo que sale al aire suele ser reiterativo y al oyente no le interesa. Es algo que lo pude experimentar personalmente. (No quiero decir que suceda esto con todas las noticias). Hago esta aclaración para que no me mal interpreten. Cuando sucede esto con la noticia,  el oyente, al que le interesa el tema, siempre queda insatisfecho, porque sencillamente escucha lo que ya de una forma u otra sabía y por lo tanto perdió su tiempo; tiempo que quizás no signifique mucho, pero para los realizadores, un minuto de radio cuesta horas de trabajo,  y es lamentable perderlo haciendo una noticia que no es noticia, y peor aún, hacerle perder el tiempo a los que esperaban por ella.

Por lo tanto, desde mi punto de vista, es de ahí de donde se deriva la popular frase "Aquí, haciendo radio".  Traducido al lenguaje ordinario esta frase significa: Aquí, esperando algo, haciendo un tiempo, sin nada que hacer o decir, en fin perdiendo el tiempo.

Todas las frases populares tienen un origen y HACIEDO RADIO tiene dos, la original con la que bien se hace llamar el programa... vuelvo y repito que es excelente. Y la otra, que ha surgido gracias a la mala calidad que a veces tienen algunas informaciones, que emite, no solo el programa HACIENDO RADIO, sino también la gran mayoría de la Radio Cubana.

Como esta frase popular hay miles que inventó ese cubano satírico que todos llevamos dentro, basta con darle un motivo y ya te inventó la frase o refrán.
Yo me pregunto: ¿De quién es culpa? Como dice Taladrí.  “Saque usted sus propias conclusiones”.

Wilson Peña Torres (Director de la emisora Radio Grito de Baire en Contramaestre) Veo que Rudis Quesada se ha convertido de la noche a la mañana en un gran censurador de la realidad cubana. En el caso que le ocupa ahora, la radiodifusión, aprecio que tiene una opinión muy desfavorable sobre ella, que estoy seguro no es la que comparten la mayoría de los cubanos, porque si fuera así no se registrarían los altos niveles de audiencia que tiene la radio aquí. Lo de la censura es algo característico de todos los medios de comunicación, ya sean privados o estatales. Lo que se publique en ellos siempre debe pasar por la óptica de quienes deciden lo que se publica o no. La llamada "libertad de expresión" tiene sus límites en todas partes. La radio cubana tiene el gran mérito de contribuir a informar, educar y recrear a su pueblo, a pesar de los grandes esfuerzos que tiene que hacer el personal que en ella labora para vencer los grandes obstáculos materiales.

Ana Valdés Portillo(Periodista) Desde sus inicios fue un programa novedoso que intentó variar la forma de hacer y decir,  pero se dejó vencer por las trabas burocráticas del periodismo actual; creo que se dejó llevar por las rutinas o quizás por el acomodamiento. Pero no hay dudas de que en su momento lo que querían hacer dio resultado, cumplió su cometido. Debe mejorar ahora.

Joel Macías Rivas (Periodista y Director de la Radio en Santiago de Cuba) Fue tan profundo el impacto que causó en la población aquel programa, y se hizo tan cotidiano, que la gente se apropió de él. Haciendo Radio fue "la revolución" dentro del radio periodismo que, por cierto, su génesis surgió en Radio Granma de Manzanillo, con otro nombre, por supuesto.
Haciendo Radio para la gente, es hablar de cualquier tema y en cualquier lugar y circunstancia: es la imagen de lo popular; es el chisme, es lo último. El programa, como tal, ya no tiene los mismos ingredientes, resulta menos interesante; es "otro" Haciendo Radio.

El radialista citado, al inicio de este post,  le interesaba rectificarme una palabrita, escrita, a propósito, como la dice y escribe el cubano de a pie. Quizás sorprendido por mi respuesta, dijo: “bien por usted”.  Entonces repliqué al “ilustre amiguito”: La usé con un efecto peyorativo, por eso la puse así: "LIJEREZA", cuando debiera decir "LIGEREZA. EL problema no es de fondo, sino de superficie. Tal vez el Imperio de Bizancio resucite y sople a su oído algunas ideas. Entonces comprenderá que, en la cultura popular, el reservorio de frases tiene un contexto sociocultural que las determina, de eso se trata. “Aquí, haciendo radio”, es una de las más carismáticas y simbólicas.

Nadie piensa en su perro al abandonar Cuba


A los cubanos que están por el mundo, y a los que piensan irse  les pregunto: ¿han pensado en su perro al abandonar Cuba? 
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Falsos Documentos, de Mirta Yañez,  es un libro raro, quizás ahí radica la magia de apreciarlo en toda su hondura. Integra once cuentos breves; pudieran clasificarse como viñetas, pero eso no le resta calidad, ni mucho menos contenido. Lo vi muchas veces en uno de los estantes de la librería donde vivo, aquí en Contramaestre, me parecía intrascendente. Uno de esos días me dio por hojearlo y el estilo fue agradable. No pude evitar  comprarlo.

Como viñetas al fin, lo leí en un par de horas. Una mezcla de ensayo, cuento, y periodismo confluyen en cada uno. Por momentos pueden leerse con ojos de europeo, otras como inquilino de la Universidad de La Habana, en algunos, juegos íntertextuales proponen historias, como por ejemplo, Nadie llama de la selva, sobre el que quiero detenerme, para convocar a amigos y conocidos a leerlo.

No es una reiteración del famoso libro El llamado de la selva, de Jack London, sino, un cuento con un título contradictorio: “Nadie llama de la selva”. El protagonista, al igual que en la referencial novela de London, es un perro, blanco, “con grandes mechones en el pecho, de pelo corto y lustroso, bien cuidado”. Buck era el protagonista de El llamado de la selva, aquí es un perro cualquiera, abandonado por una familia que se va del país. El perro vivía en una de esas casas “añosas del Vedado, ya despintada y con aires de decadencia. Sin embargo, el jardín se notaba verdecido y daba muestras de haber sido podado en fechas recientes”.

El perro pasó muchos días ante la puerta principal de la casa, esperando una voz conocida, un olor cercano, una pista que delatara la presencia de sus amos. Pero el tiempo pasó y ninguna de sus motivaciones caninas pudo cumplirse. “(...) tenía un aspecto miserable, aunque se mantenía todavía mirando hacia el mismo lugar. Las orejas alertas eran el único residuo que quedaba de su prestancia de los primeros días. Tenía el cuerpo enjuto y consumido, el pelo viscoso y la mirada vidriosa. La espera llegaba a su fin y algo parecido a la piedad, al perdón, entraba en su leal corazón de perro. Ellos, sus dioses, sabrían por qué lo habían hecho”.

Un mes más tarde el perro ya no estaba. No lo habían vencido las nevadas, ni los lobos, ni el hambre, sino aquella tristeza que le impedía hacer otra cosa que seguir cuidando la casa y esperar, solitario, el regreso”.
Nadie llama de la selva, es la historia de muchos canes que quedan abandonados por ese trauma que se llama irse del país natal y dejar todo atrás, incluso una fiel mascota. La lealtad del protagonista nos recuerda que, en una aventura, como la de irse, hasta la separación del mejor amigo del hombre es traumática, tanto para los que se van, como para el animal obligado a quedarse.

Falsos documentos espera  a los cubanos que están por el mundo, y a los que piensan irse. A propósito de Nadie llama de la selva pregunto a todos: ¿han pensado en su perro al abandonar Cuba?  

jueves, 16 de agosto de 2012

"Un socialismo con pachanga"


Me crié con una frase que explica la nueva vida del siguiente modo: “un  socialismo con pachanga”.
Víctor Fowler (Ensayista y Poeta)

Nota: Publicado inicialmente con el título: Somos unos sobrevivientes

Me crié con una frase que explica la nueva vida del siguiente modo: “un  socialismo con pachanga”. Dicen que la pronunció Roa, pero importa menos el nombre de que el deseo de especificidad, de colocar una marca propiamente cubana (de carácter) dentro de la opción ideológica.

Hace unas semanas, entre un grupo de escritores, expresé que — a mi juicio— cualquier posibilidad futura para el socialismo pasa antes por la obligación de tener “swing”. Apelo a un término tomado de la música y agrego que solo recibí veladas sonrisas cómplices a cambio de lo que me parece el desafío cultural más serio que enfrenta el socialismo como sistema y modo de vida.

Al Estado, al Partido, a la UNEAC misma en sus diversos niveles (entre otros estamentos de la administración y planificación de nuestras vidas) corresponde igualmente generar, organizar y alimentar esos valores impalpables que son la alegría, la sabrosura, el “swing”. Si esto es cierto, entonces toca profundizar y debatir no solo lo que el socialismo significa, sino —lo principal— en cómo tornarlo un destino atractivo culturalmente deseable, una opción de vida grata en un amplísimo abanico que abarca estilos de vida, identidades sexuales, entretenimiento, prácticas populares, modos de religiosidad, habilitación de espacios, nuevas vías de comunicación interpersonal y presencia pública del Yo, entre otros.

Sin embargo, no se trata de fabricar imágenes de multitudes permanentemente alegres, sino de conocer la verdad, cosa esta última que no puede ser alcanzada sin voluntad política y sin deseo. Hablamos de marginalidad, pero apenas es posible saber nada de ello por nuestros medios de comunicación. Ni de racismo, ni de pobreza, ni de homofobia, corrupción, violencia callejera, espacios de burocratización, ausencia de debate y muchos otros aspectos de lo que realmente importa de la vida.

Un proceso social que ya cumple medio siglo (en este caso una revolución socialista) tiene, además de enemigos externos, las contradicciones que el proceso mismo al avanzar genera y ese formidable devorador de toda fuerza que es el desgaste. Pertenecemos a una parte de la historia del mundo donde los más diversos espacios de trasmisión de ideas (medios masivos, escuelas, literatura y arte a nivel internacional) nos piden que identifiquemos con el fracaso. No importa si de modo frontal o desde tangentes, pero en sustancia. Somos unos sobrevivientes.

En esta circunstancia tener “swing”, ser atractivo, es casi un imperativo categórico. Y, junto con ellos, la búsqueda, encuentro, re-conocimiento y discusión pública de la verdad como garantía mínima de que todavía son posibles el humanismo, la transparencia y la esperanza.

Intervención en los debates sobre el Informe Cultura y Sociedad, VII Congreso de la UNEAC.
3 de abril de 2008. Palacio de las Convenciones, La Habana. (Tomado de la Jiribilla)

lunes, 13 de agosto de 2012

Fidel Castro en su cumpleaños dice que la Revolución no se olvidará de nadie


En uno de los papeles se lee una frase de Celia, firmada por Fidel Castro: “La Revolución no se olvidará de nadie”.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Cruce de Anacahuita es un pueblo rural ubicado en las afueras de Contramaestre rumbo al territorio de Baire. En una de sus casas, el líder guerrillero Fidel Castro Ruz, que hoy 13 de agosto cumple 86 años,  permaneció cinco noches, en la etapa final de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. 

La casa que le dio abrigo, en Cruce de Anacahuita,  fue la del comerciante ya fallecido Hildo Rosales Pau, que junto a su familia ofreció alimentos, cama y el cariño de todo el barrio que acudió en masa a visitarlo. 

Ana Fernández Peña, esposa de Hildo (ambos fallecidos), recuerda que Celia Sánchez siempre acompañaba a Fidel Castro. Con el peso de sus años nos lleva hasta la cama donde ésta durmiera y nos cuenta que al ver una cama dijo: “Hace un año que no veo una”. Ana le propuso que durmiera junto a Fidel, a lo que respondió: “Juntos pero no revueltos”. 

En los ojos cansados de Ana se respira historia. De uno de los cofres que guarda en un viejo armario, donde conserva sus recuerdos, extrae uno de los papeles donde se lee una frase de Celia, firmada por Fidel Castro: “La Revolución no se olvidará de nadie”.

Luego nos lleva hasta la cama donde durmiera cinco noches Fidel Castro: “Siempre comía aquí y conversaba con todo el que viniera a verle; recuerdo que le gustaba la tortilla de huevo y el pitipois. Una noche, su cocinero, de apellido Roblán, disertó ante todos su dominio de la cocina; al estar frita una de las caras de la tortilla la tiraba al aire y caía sobre el lado que faltaba por freírse. Todo el mundo aplaudía”. 

En el recorrido por la vieja casa, Ana nos lleva hasta el muro al que Fidel Castro subiera, para hablarle a las personas que acudieron a visitarlo: “Recuerdo que eran como las siete de la noche y pasó un avión del Ejército, Fidel mandó a apagar las luces, horas después, como a las once, once y pico arrancó de nuevo a conversar, luego partió hacia Baire”. 

Al llegar hasta el corredor de la casa, Ana nos dice que a Fidel “lo acompañaban un capitán guerrillero que operaba en la zona nombrado Ernesto Rosales, y Pedro Miret, asaltante del Cuartel Moncada y expedicionario del yate Granma.  Recuerdo que a Fidel se le resbaló el rifle y se le abolló, luego lo recogió, lo miró y dijo: “Bueno, no hay problemas, ya la bala enderezará la abolladura”. 

Hoy los habitantes de Cruce de Anacahuita celebran el cumpleaños 86 de Fidel Castro. Agradecen el memorable hospital que mejoró la salud de todos, fundado un 22 de julio de 1988 y a sólo cuatro kilómetros del lugar.

Secretos de Fidel Castro en Contramaestre, Cuba


El 10 de octubre de 1939 ocurrió el primer contacto de Contramaestre con Fidel Castro. Tenía entonces trece años. (Fot. conservada  por familia de Aquilino Fernández)
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

En 1939, el  10 de octubre, Contramaestre  recibió a un escolar  de trece años, estudiante del colegio Dolores, en Santiago de Cuba, Fidel Castro Ruz. El poblado cumplía sus primeros 26 años.

El 26 es el número de la suerte  para Fidel Castro. Su cumpleaños es el trece (mitad de 26), en 1926. Fue aspirante a Representante en 1952 (su mitad es 26) con el número 26, por el Partido del Pueblo Ortodoxo.  Con 26 años, un 26 de julio,  trató de tomar el cuartel Moncada en Santiago de Cuba.

El 10 de octubre de 1939 ocurrió el primer contacto de Contramaestre con Fidel Castro. El escolar aceptó la invitación formulada por Aquilino Fernández, padre de su compañero de estudios René Fernández Barzaga (ya fallecido), para pasar del 10 al 12 de octubre, en casa de los Fernández.

Aquello días brindaron al adolescente Fidel Castro tres opciones: quedarse en el colegio, iniciar en tren el periplo Santiago-Antilla, Antilla-Dumois y Dumois-Birán, este último, lugar donde vivía en la antigua provincia de Oriente, o aceptar la invitación de viajar a Contramaestre. Optó por la tercera variante.

El asiento trasero del auto-cuña de Aquilino acogió a los dos estudiantes. Llegaron a la casa, en el entonces reparto “San Luis”, al medio día del 10 de octubre. El almuerzo se sirvió con un menú a gusto de la dueña de la casa, Enma Bárzaga.

Fidel Castro se compenetró pronto con Aida, la cuarta en orden cronológico  de los cinco hijos de Aquilino y Enma. Conversaron mucho en el patio de la casa. Desde ese momento, Fidel Castro grabó en su memoria aquella mesa redonda que mediante un rodaje, le ponía delante cualquiera de los platos del menú.

El día 11, después del desayuno, fueron al río Contramaestre, que baña la vertiente este del poblado. Visitaron la poza del Diablo, sitio vinculado a leyendas populares. Fidel domina la natación, hecho que demuestra al  visitar la poza de Pitillán, que los nativos bautizaron más tarde con el nombre de   “Chorrerón”. Decían las invenciones  de los lugareños que en aquella poza existían caimanes. Fidel ni René  vieron ninguno. Un paseo de rocas permitía cruzar de un lado a otro del río sin mojarse los pies.

Aquilino no les extendía el permiso para ir a la más célebre  de las pozas del Contramaestre: “El Encanto”, también con una carga de ficciones, desde apariciones fantásticas de sirenas hasta ahogados impactantes. La desfavorable celebridad, no la convertía en sitio preferido para bañarse unos adolescentes.

Dentro del Contramaestre, además de largas zambullidas, las brazadas  a lo largo de las pozas, jugaban, bromeaban y las horas transcurrían sin apenas darse cuenta.

El día 12, alrededor de las cinco de la mañana, iniciaron el viaje de retorno hacia Santiago de Cuba. Catorce años después, el mismo Fidel Castro, ya no adolescente, iniciaría un viaje, alrededor de esa hora, en la hombrada por apoderarse del cielo que lo sembró en la historia: el asalto al cuartel Moncada, un 26 de julio de 1953.

miércoles, 8 de agosto de 2012

“Los jefes se entienden bárbaro”


Nadie es imprescindible, dice el refrán. Un día descubrieron violaciones y el cuento narra cómo perdió sueños, amigos, secretaria, cosas. La tristeza de escuchar a su paso comentarios en voz baja.
 Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Hace años leí Confabulación de la araña, del fallecido escritor tunero Guillermo Vidal Ortiz.  Nunca antes la imagen de los caudillos locales, en Cuba, se había tratado de forma tan ingeniosa. Uno de sus cuentos relata el antes, el durante y el después de un hombre, que llega a presidente del Poder Popular, en un pueblecito imaginario llamado Raca Raca, en Victoria de las Tunas.

El protagonista es maestro por más señas y ha vivido la odisea de instruir y educar en condiciones épicas. Problemas materiales asfixiantes obligan a replantearse sus metas. Intenta hacer carrera como jefe.

Primero fue elegido delegado. Un arribismo inmoderado se instala en su imaginario; inicia una metamorfosis que lo lleva a aspirar a un cargo protagónico en su pueblo natal. Sueña carros, secretaria, la única habitación con aire acondicionado del hotel cercano, la caja de cerveza diaria. En fin, esas menudeces que anulan la inteligencia del dirigente.

Cumple el espejismo. Saluda con una palmadita en el hombro. Le encanta que se pongan de pie a su paso. Cree merecer las mujeres que circulan a su alrededor. Repite viejos documentos, con que siempre convence a creativos y suspicaces que no entran por el aro. Es un rey. En su trono no existe democracia alguna. Nunca creyó que el hombre, para mejorarse, necesita enemigos, o sencillamente personas que lo superen en inteligencia.

Nadie es imprescindible, dice el refrán. Un día descubrieron violaciones y el cuento narra cómo perdió sueños, amigos, secretaria, cosas. La tristeza de escuchar a su paso comentarios en voz baja.

Confabulación de la araña, de Guillermo Vidal Ortiz,  es la metáfora de los jefecillos locales, que se creen dueños de las ideas y protegen a capa y espada sus privilegios. Todo debe quedarse en extraños tejidos de los que nadie puede escapar. Lo contrario, para ellos, siempre es herético. Quizás por eso, en un tono burlón, uno de los cuentos se titula “Los jefes se entienden bárbaro”.


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