Carlos Manuel de Céspedes, el padre de todos los cubanos, es de Bayamo. |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
Me resulta muy placentero estar en Bayamo, es una ciudad de una belleza monumental, y, sobre todo, de un trato especial. Su parque inmenso invita a la reflexión; multitudes de palomas comen en la mano del extraño. Apreciar las esculturas de un par de colosos que dieron origen a la nación cubana, Carlos Manuel de Céspedes y Perucho Figueredo, es un regalo para el que ama la Patria.
Recorrer su calle principal, sólo para peatones, es una dicha grande. Limpia, muy limpia. Florecen en ella obras de arte. Muchedumbres van y vienen como un río de aguas quietas. Árboles de espeso follaje dan sombra al cansancio que brota, luego de tanto disfrute. La vista nos lleva entonces a la casa de Céspedes, a la Iglesia, a sus comercios y uno no quiere que el día termine.
Cuando el hambre asoma, batidos, refrescos, confituras, helados, lo que uno quiera puede encontrarse y a precios asequibles. Entonces uno se pregunta: ¿Por qué en el resto de las provincias de Cuba no es así? ¿Por qué donde vivo no es así? Un amigo aparece y me abraza largo, cuenta de personas del occidente que se quedan asombrados con la gastronomía de Bayamo, buena, barata y con un servicio ejemplar. Parece ficción le digo, él ríe a carcajadas, mientras degustamos un pulposo batido de papaya.
Luego llegamos hasta la librería, compré a Eliseo Diego, Lezama Lima y el magnífico Diario de Alejo Carpentier en Venezuela. Mi mujer recomienda cuidar el bolsillo; sigo su palabra. Nos fuimos entonces a apreciar las artesanías, la música joven que hacía una agrupación en el parque, las palomas. Tomé muchas fotos y eso me costó que un policía pidiera mis documentos de identidad. Nunca me había sucedido algo así, le dije al hombre, él, muy apenado, me pidió disculpas y con cariño sugirió una feliz estancia en la “Ciudad Monumento”.
Rayando el mediodía fuimos a almorzar al Pedrito, un sitio mágico, parece de turistas, dice mi mujer, allí se ofertan pizzas y espaguetis con sus correspondientes agregados, desde langosta, camarón, queso, jamones, pollo, pescado, pimiento, cebolla, en fin, tantos y a precios módicos, que uno quiere de todo. El servicio es de primera. Uno sale complacido y con ganas de volver, por eso elijo a Bayamo para ir de paseo, es una ciudad con muchos encantos, y una población tan respetuosa, que uno se pregunta si Castilla la vieja quedó congelada aquí para la eternidad. A continuación, mis imágenes de Bayamo...
Mirita Castro: es la ciudad de Cuba q más me gusta
ResponderEliminarGuillermo Oriol: wow que lindo todo siempre desee ir a bayamo me gusta mucho las provincias orientales
ResponderEliminarAgradezco al trovador Vidente Feliú, por gustarle este post sobre Bayamo, la Ciudad Monumento de Cuba
ResponderEliminarOye es una ciudad muy bella. Te envidio amigo mío. Bayamo es maravillosa. Más que Barcelona, más que Madrid. Es sencillamente genial. Gracias por las fotos
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