Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
La
dignidad no se cotiza en ningún mercado, es un terreno de la espiritualidad que
no tiene precio; por eso resulta contraproducente observar a compatriotas
haciendo colas ante expositores extranjeros para recoger souvenir que estos
regalan diariamente, durante la Convención Internacional de Radio y Televisión,
La Habana, Cuba, 2014, desarrollada en el Palacio de las Convenciones entre el 19
y el 24 de octubre.
Día
tras día el mismo ritual, largas colas; formas de comportarse asombrosas ante
los visitantes, que colocan intencionadamente sus cámaras y graban cada una de
las acciones y hacen de "nuestras miserias", una postal etnográfica de la Cuba
visible y la invisible.
Muchas
veces el trabajo en comisiones cuesta arriba, como decimos por estos lares y el
río de personas bordeando los límites culturales de los expositores, acosándolos,
pidiéndoles el souvenir, el anhelado souvenir, el necesario souvenir…
Una
amiga chilena dijo: “Es inaceptable ver imágenes así en un país que ha hecho
tanto por los seres humanos. Duele verlos detrás de cualquier baratija. Es una
especie de retrospectiva muy parecida a los tiempos de Cristóbal Colón.
“Así
son los cubanos, -no todos, precisé-, necesitados de esas “baratijas” para hijos,
amigos o sencillamente algún compañero de trabajo. En esa acción diaria de
cercar a los expositores y esperar la entrega del souvenir, se esconden claves
de sus vidas cotidianas”, dijo.
La
dignidad no tiene precio, -señalé con fuerza-, pertenece a los goces del
espíritu; lógico, si se acepta todo fluye hacia un destino: el CRECIMIENTO
MORAL. Sin embargo, no puedo obviar algunas interrogantes necesarias: ¿La
precariedad condiciona la pérdida de dignidad? ¿Tenemos tan pocos contenidos en
el alma, que un souvenir nos hace olvidarlos cada día?
Ojalá
y en la próxima Convención Internacional de Radio y Televisión, Cuba, 2015, no
regalemos al mundo nuestra “precariedad económica”; espero ocurran reflexiones necesarias
en cada participante, para que personas,
como mi amiga chilena, no se ruboricen y digan: “Es la parte oscura que no me
gusta de ustedes los cubanos”.
EDDYGIL:SI EN CUBA HUBIERA DIGNIDAD LOS CASTROS YA NO ESTUVIERAN EN EL PODER.
ResponderEliminarEDDYGIL: YO ACUSO.
ResponderEliminarhttp://www.diariodecuba.com/cuba/1414509669_11009.html
Mientras el papi dé, a vivir con el ron, guararey etc; y presumiendo de titulos universitarios, que en el exterior no valen para nada ( abogados, médicos, economistas etc. repartiendo publicidad por la calle o chapeando maleza en jardines privados.- Viven varias familias en una casa ¡ imaginense el caldo de gruillos !
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