Nacimiento del Contramaestre en San Lorenzo de Céspedes. |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Génesis
Obsesionado por la relación yo diría que terapéutica, vital y hasta lúdica de líderes históricos insulares, con el río Contramaestre y los grandes momentos originados en la vida de cada uno, al extremo de marcar sus destinos, decidí escribir este ensayo de aproximación, con el propósito de aportar elementos de juicio que ayuden a los decisores de Cuba a salvar esta cuenca hidrográfica, en trance de homicidio actualmente por la acción depredadora del hombre. En el “Contramaestre” bañaron sus cuerpos y tomaron su agua tres personalidades de procesos emancipatorios claves: Carlos Manuel de Céspedes (Padre de la Patria), José Martí (Héroe Nacional) y Fidel Castro (Líder histórico de la Revolución). ¿En qué momento lo hicieron? ¿Qué acontecía en sus vidas?
“Turbio el
Contramaestre no se detiene / es un río delgado pero hermoso…”
Eduard Encina.
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Carlos Manuel de Céspedes
La novela “Contramaestre”(1) ha puesto al río que corre por detrás de la casa donde vivo, ubicado en el oriente insular, en pedestales muy altos del goce literario universal; no por los valores naturales del mismo, sino, por sus sentidos históricos. Veamos por qué.
La novela “Contramaestre”(1) ha puesto al río que corre por detrás de la casa donde vivo, ubicado en el oriente insular, en pedestales muy altos del goce literario universal; no por los valores naturales del mismo, sino, por sus sentidos históricos. Veamos por qué.
Fotografía
de Carlos Manuel de Céspedes del Castillo. Fototeca del Archivo Nacional de la República de Cuba. Caja
14. Sobre 1. Registro 251.
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Dos
días después, esa misma gente lo despojó
de sus ayudantes, la escolta y la
servidumbre. Durante tres meses fue tratado como prisionero por cubanos
indignos agrupados en el Gobierno de la República en Armas.
Lo
autorizaron a moverse libremente el 27 de diciembre de 1873; entonces inicia un
peregrinar que lo lleva hasta San Lorenzo; donde vive sus últimos días. El 22
de enero de 1874 tiene la primera
vista del “Contramaestre”, desde un lugar llamado “Lajial”; baña el cuerpo por
vez primera en sus frías aguas.
El
23 de enero de 1874 llega a San Lorenzo, a las 8:30 de la mañana; allí anota en
su Diario: “San Lorenzo está situado á
la marjen derecha del Contramaestre…”.(3) (Respetamos
la ortografía original de Céspedes).
Toma
su agua diariamente; incluso las comidas tienen el encanto del “Contramaestre”.
En esos primero días allí, la lluvia y el frío no lo dejan ir a bañarse
sistemáticamente. A partir del 29 puede hacerlo regularmente al mediodía: “pienso
repetirlo cuantas veces me sea posible,
aunque es muy fría el agua…”(4)
A
unos veinte metros del bohío habitado por Céspedes vivía Francisca Rodríguez, quien
tenía una hija quinceañera llamada cariñosamente “Panchita”; cuya juvenil
compañía amorosa “encontró el solitario de San Lorenzo en su obligado retiro”(5);
ella disfrutaba las caricias del
“Contramaestre” junto a Céspedes en una poceta escondida, donde crecía el fuego
de una pasión que trajo a la vida un hijo nacido en Santiago de Cuba y registrado
con el nombre Manuel Francisco Rodríguez Gómez; los mismos apellidos de la
madre.
El
sábado 7 de febrero de 1874 hace una anotación premonitoria: “Hoy al salir p. el baño, noté q. se había podrido y roto
el cordón de seda negro con q. traigo al cuello la medalla de la Caridad que mi Anita me
mandó de Nueva York”.(6) ¿Era acaso el hecho un mal presagio? La tela desecha, puso en riesgo la imagen de
su protectora; el “Contramaestre” dio una señal y la sujetó con algo más
fuerte; de todas maneras, sabía que las
cosas no iban bien, su vida corría peligro; por eso día tras día reiteraba el
mismo ritual terapéutico del baño, casi siempre al mediodía, momento donde el
sol estaba bravo y las aguas servían de alivio a sus piernas agotadas y a la
angustia padecida por la desidia de los que nunca le perdonaron ser el
Iniciador de la guerra libertaria. En su Diario queda registrado la última vez
que lo hizo: jueves 26 de febrero: “...me sorprendió la lluvia al regreso del
baño…”(7) El viernes 27 escribe largo en
su Diario, juzga duramente a cubanos torcidos que tanto daño hicieron a su
vida, entre ellos el Marqués de Santa Lucía, Salvador Cisneros, lo llama:
“Ignorante, arruinado, petardista, vicioso, puerco, no gozaba de más
consideraciones q. la q. le daba su
título…”(8); uno por uno el filo de su palabra caracteriza a sus enemigos hasta en los detalles más
íntimos. El baño al mediodía no puede hacerlo; el Bon San Quintín llegó
sorpresivamente; Céspedes huyó buscando la protección del “Contramaestre”, al
cual pensaba lanzarse desde un barranco de cuatro metros de altura, pero no
pudo conseguirlo, antes fue abatido por una bala española o quizás disparada por el mismo; no olvidar que su muerte es un misterio
todavía no aclarado definitivamente por la ciencia histórica. Una furnia a
orillas del “Contramaestre”, abriga el cuerpo sin vida del Padre de todos los
cubanos: “como un sol de llamas que se hunde en el abismo”(9), escribiría
Manuel Sanguily años después.
Finalmente,
volviendo a la novela de Raúl E. Chao, “Contramaestre”, estoy plenamente
convencido que la titula así, porque el citado río es todo un símbolo en la
vida de Carlos Manuel de Céspedes; sus aguas fueron testigo de momentos
excepcionales en su vida y sugiere con
ello al lector una especie de conexión,
entre las vivencias de sus días vinculados al emblemático afluente y el
pasado ilustre que vivió junto a su esposa
María del Carmen Céspedes en París entre 1841-1844, donde llega a tratar muy cercanamente a grandes
personalidades como Chopin, George Sand, Baudelaire, Balzac, Offenbach, Wagner, Astolphe-Louis Leonor, Marqués de
Custine, Chateaubriand; Delacroix, Ingres, Berlioz y sus hermanas Anne
Marguerite y Adéle, el Barón de Humboldt, Jacques Laffite, María de las
Mercedes Beltrán de Santa Cruz y Montalvo (Condesa de Merlin).
Una
de las curiosidades reveladas por Chao, según Monseñor Carlos Manuel de
Céspedes, “ha sido registrar su intervención como abogado, en la publicación de
muchas partituras de Chopin, con los editores Maurice Schlesinger (París), J.J.
Cybulsky y Joseph Kaufmann (Varsovia), Breitkopf & Härtel (Leipzig), Tobias
Haslinger (Viena) y Wessel & Co. (Londres). Intervino también en el pleito
de Chopin con la publicación The Musical World, de Londres, que había acusado falsamente
a Chopin de plagio. Chopin, jurídicamente asistido por Carlos Manuel, ganó el
pleito y la publicación fue obligada a publicar una apología del músico y a
pagar una Gala con obras de Chopin en Manchester. El salario obtenido por
Carlos Manuel en este pleito jurídico curioso fue donado por los De Céspedes a
la iglesia que frecuentaban semanalmente en París, San Eustaquio (todavía
existente), que en ese momento recogía fondos para su restauración”.(10)
Analogía
simbólica es lo que mejor tengo a mano para conectar la vida sencilla de Carlos
Manuel de Céspedes (El Solitario), en el periplo Bijagüal-San Lorenzo, donde
encontró el amor de Panchita, junto a hombres y mujeres humildes que animaron
su vida con danzas movidas por el toque de tumbadoras y botellas rascadas con
cuchillos, y aquel París acogedor donde amó a su primera mujer María del Carmen
y apreció música del momento, en un ambiente donde se relacionó con luminarias
de las artes, la política y las ciencias.
José Martí
La
relación de José Martí con el “Contramaestre” es singular; quizás por el hecho
de nombrarlo con sentidos vitales, confesionales y hasta terapéuticos. ¿Por qué lo afirmo? Martí en sus últimos
siete días de vida habitó dos casas en su ribera derecha: primero la de Rosalío
y luego la de Rafael, ambos hermanos. (11) Allí tomó el agua del Contramaestre
de sus tinajas. También era cotidiano el baño a la orilla para quedar limpio; y una que otra vez lavaba
y tendía la ropa sobre piedras cercanas. Un dato simbólico, quizás ignorado en
otros acercamientos, doce hombres lo
cuidaron en la casa de Rafael.(12)
Otro aspecto clave, las anotaciones más
estremecedoras de su Diario las escribió en la contemplación viva del
“Contramaestre”, o tomando café colado con miel de abejas y aquella agua tan bienhechora.
José Martí. |
Momentos
especiales de su vida apostólica son registrados en la palabra escrita, desde
la mirada atenta al “Contramaestre”. A partir de esa contemplación visualiza
para sí mismo, o quizás para los que algún día pudieran leer las páginas de su
Diario, la profunda angustia que sufre,
originado por los extravíos en el
hacer patrio. La vista del río, el baño y tomar su agua, alivia el alma,
refresca, libera energías y lo mantiene alerta ante la hojarasca torcida que
surge a su paso, sobre todo con dos generales de la Guerra de los Diez años:
Máximo Gómez y Antonio Maceo, y sus maneras distintas de hacer la
independencia; por eso advierte en carta
fechada el 12 de mayo de 1895
a Rafael Portuondo: “…un abrazo a tus amigos jóvenes,
que aún veo detrás de mí, con sus
rostros resplandecientes como una corte de hijos. Me los traje en el
corazón, por bravos, por sensatos, por su radical y generoso pensamiento (…) Peleen, y piensen”.(13)
A su amigo mexicano Manuel Mercado escribe días después: “Por mí, entiendo que
no se puede guiar a un pueblo contra el alma que lo mueve, o sin ella (…)
Me conoce. En mí, sólo defenderé lo que
tenga yo por garantía o servicio de la revolución. Se desaparecer”.(14)
El
12 de mayo se dirige a la
Jatía. En un momento del trayecto, aparece el
“Contramaestre”: “Con barrancas como la
del Cauto asoma el Contramaestre, más delgado y claro; y luego lo cruzamos y
bebemos. Hablamos de hijos”.(15) El cuerpo recibe su agua, pero también la
ingiere, hecho terapéutico que permite aliviar el espíritu, al pensar un
pueblo que lo imagina Presidente y ama,
y un mando militar despótico que lo ubica como General y Delegado; pero conversa también sobre su amado José
Francisco, al que escribiría el 1 de abril de 1895, antes de venir a la isla en
guerra, estas palabras: “…salgo sin ti, cuando debieras estar a mi lado. Al
salir, pienso en ti. Si desaparezco en
el camino, recibirás con esta carta la
leontina que usó en vida tu padre. Adiós. Se justo”.(16)
Uno
de los acompañantes, el 13, ya en La
Jatía, pica espuelas y lo invita a observar el escenario
donde la naturaleza entrega un verde intenso y descubre la unión de dos ríos:
“(…) el Contramaestre entra allí al Cauto”.(17)
“Cruzamos el Contramaestre…”(18), una vez más sus aguas bañan el cuerpo.
Ese día, en un gesto confesional, señala en el Diario: “Ya está el rancho
barrido: hamacas, escribir; leer; lluvia; sueño inquieto”.(19) La experiencia vivida en campaña,
conjuntamente con el acercamiento a los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, le permiten intuir un
escenario de confrontación, difícil de encauzar: “Escribo, poco y mal, porque
estoy pensando con zozobra y amargura. ¿Hasta qué punto será útil a mi país mi
desistimiento? Y debo desistir, en cuanto llegase la hora propia, para tener libertad de
aconsejar, y poder moral para resistir el peligro que de años atrás preveo, y
en la soledad en que voy, impere acaso, por la desorganización e incomunicación
que en mi aislamiento no puedo vencer (…)”(20)
En circular del 14 de mayo, escribe junto a Gómez, a los jefes y
oficiales: “La revolución no debe dejar nunca de enseñarse donde se espera que
esté, y donde es su deber estar, -porque, si no, pierde crédito y fuerza”.(21)
Las preocupaciones están a flor de piel. No
lo dejan dormir. Nuevamente el recurso terapéutico acude el 15,
pues libera angustias al bañarse en el
“Contramaestre” y disfrutar luego el aguacero desde el rancho de Rafael, o sencillamente encontrar sosiego para su
espíritu abrumado por las contingencias patrias de última hora, en “la caricia
del agua que corre: la seda del agua”.(22)
Sin
embargo, vuelve a cargarse de energías negativas. El 16 narra en el Diario el
testimonio del capitán Pacheco, vivencia que le permite fundamentar sus
preocupaciones en torno a un mando despótico, que no sea capaz de interpretar
correctamente la espiritualidad del cubano y de lugar a desviaciones
lamentables: “(…) el cubano quiere cariño, y no despotismo: que por despotismo
se fueron muchos cubanos al gobierno y se volverán a ir: que lo que está en el
campo, es un pueblo, que ha salido a buscar quien lo trate mejor que el
español, y halla justo que le reconozcan su sacrificio”.(23)
Nuevamente
el baño en el río acude como bálsamo para aliviar la profunda angustia que lo
desgarra emocionalmente. Luego, escribir y leer complementan una liberación de
incertidumbres que anulan su libre albedrío en las decisiones patrias. Se
siente completamente aislado por un militar, que al desembarcar ejerció el
mando único y lo relegó a la condición de espectador, o sencillamente lo nombra
Mayor General, para tenerlo de cualquier forma subordinado; incluso decide sin
contar con él, en consulta con otros jefes, que su lugar es la emigración y no
Cuba; dolor grande invade su reflexión, sus palabras. En carta a Mercado, el
18, señala: “…en cuanto a formas, caben muchas ideas: y las cosas de hombres,
hombres son quienes las hacen.”(24) Con
esa angustia a cuestas y los dolores del cuerpo, sólo tiene el alivio de
apreciar un cerrado aguacero desde el rancho de Rafael.
Un
mal augurio intuye el 17, pues no puede bañarse en el “Contramaestre” amado, ni
tomar su agua fresca; “conmigo doce hombres…”(25), dice en el Diario, en
un gesto casi bíblico, doce apóstoles lo
acompañan camino a la resurrección, pudiera decirse. Más adelante, anota
palabras que invierten completamente los usos dados al río hasta ese momento:
“Está muy turbia el agua crecida del Contramaestre -y me trae Valentín un jarro
hervido en dulce, con hojas de higo…”(26) El río no funciona aquí para alimentar
el espíritu y oxigenar las ideas, ahora es convertido en tisana cocida al fuego
para sanar el alma patria. Se siente completamente abrumado por las
preocupaciones. Tomar el té de higo es un intento de buscar estabilidad
emocional, enfocarse en un destino, al parecer incierto según sus últimos
razonamientos, aunque alberga la esperanza de que “a campo libre, la revolución
entraría, naturalmente, por su unidad de alma, en las formas que asegurarían y
acelerarían su triunfo”.(27) Tal vez el té de higo era el anuncio del paso a
una vida distinta. Su Diario concluye con ese momento tan conciliador del alma
nombrado la hora del té; pero nadie estaba en ese instante junto a él, o quizás
sí, pero sus palabras no lo registran; uno presiente que Martí ha sido abandonado
por esos doce Apóstoles y vive una soledad espantosa, va muy desamparado en
medio del temporal guerrero; lo cierto es que no encontró sosiego, ni llegó a
ver la anhelada revolución unida.
Acompañado por un Ángel, bisoño por cierto en trajines de la guerra,
montando corcel blanco y brioso, murió asesinado, según versiones mambisas,
por balas españolas en circunstancias aún no aclaradas por la historia. Murió
al igual que Céspedes, en la ribera derecha del “Contramaestre”, ya próximo a
las aguas del Cauto. Era pasado el mediodía del domingo 19 de mayo de 1895. Ese
día no hubo baño, ni tampoco tomó su agua protectora. El río crecido veía la
muerte de su Apóstol, aquel hombre menudo que día tras día acudía al mediodía,
o en la tarde, a jugar con la “caricia del agua”, la “seda del agua”.
Fidel Castro
El
asentamiento urbano, surgido a orillas del “Contramaestre”, con similar nombre
al de su afluente mayor, cumplía 26 años el 10 de octubre de 1939. Según datos
de archivo, un pleito entre la compañía Van Horne y obreros que construían un
tramo de ferrocarril para unir a Cautillo con el central América, devino
único referente jurídico que justificó
el surgimiento del pueblo, registrado el 5 de febrero de 1913, en las “Actas
capitulares de Jiguaní” (28), -este último-, término municipal al que
pertenecía geográficamente hablando.
Allí
nació un hijo de inmigrantes españoles nombrado René Fernández Bárzaga; compañero de estudios de Fidel Castro en el
Colegio Dolores, en Santiago de Cuba; donde estrecharon relaciones afectivas;
por eso el padre de René lo invitó a visitar
“Contramaestre” desde el 10 hasta el 12 de octubre de 1939, tres días no
lectivos del plan de estudios. El asiento trasero del auto-cuña de Aquilino
acogió a los dos estudiantes. Llegaron a la casa, en el entonces reparto “San
Luis”, al mediodía. Habían pasado 71 años del Alzamiento de Carlos Manuel de
Céspedes en su ingenio La
Demajagua, similar tiempo del Grito de Yara, devenido fracaso
militar donde pronunció la memorable frase, -que Castro retomaría años
después-: “Aún quedan 12 hombres, bastan para hacer la independencia de Cuba”.(29)
Fidel Castro. |
En
aquel Reparto, rebautizado hoy Rodolfo Rodríguez, -por cierto nieto de Carlos
Manuel de Céspedes e hijo de José Manuel-, donde la sangre patria fertilizó la
tierra, estuvo Fidel Castro tres días, -reitero-, en su adolescencia con sólo
trece años de edad. ¿Qué hizo en “Contramaestre?
Al
mediodía del 10, el almuerzo se sirvió con un menú a gusto de la dueña de la
casa, Enma Bárzaga, esposa de Aquilino. Ese día Fidel tomó agua del
Contramaestre y muy pronto se compenetró
con Aida, la cuarta en orden cronológico
de los cinco hijos de Aquilino y Enma. Conversaron mucho en el patio de
la casa, luego se fueron al “Contramaestre”, donde bañaron sus cuerpos toda la
tarde. El 11, después del desayuno, volvieron al “Contramaestre” y visitaron la poza del
Diablo, sitio vinculado a tenebrosas leyendas populares desde luces
impresionantes, hasta apariciones fantásticas. Castro disfruta las aguas,
retozan como mozuelos al fin, siempre vigilados por el ojo atento de Aquilino.
Fidel se siente muy atraído por la muchacha, tal vez fue su primer amor, sin
pasar más allá de miradas, afectos compartidos y aquellos baños lúdicos en el
“Contramaestre”. La agenda se completó con la visita a la poza de Pitillán, que
los lugareños bautizarían más tarde con el nombre “Chorrerón”. Decían las
invenciones populares que en aquella poza existían caimanes. Fidel, Aida y René no vieron ninguno. Un paseo de rocas
permitía cruzar de un lado a otro sin mojarse. Aquilino no les extendía el
permiso para ir a la más célebre de las
pozas: “El Encanto”, también con una carga de ficciones, desde fantásticas
sirenas, hasta ahogados impactantes.
En
la poza del Diablo disfrutaron largas zambullidas, brazadas a lo largo y ancho de la misma, juegos,
bromas, miradas furtivas, corazones agitados por la cercanía de los cuerpos.
Las horas transcurrían sin apenas darse cuenta. Al mediodía, regreso; almuerzo
abundante. Toma nuevamente el agua del “Contramaestre”, que llega fresca a
través de unas tuberías desde el mismo río hasta la casa. Breve descanso y
nuevamente al “Contramaestre”. Decía René que Fidel no quería salir de la Diablo y Aquilino tuvo que
ponerse fuerte con él. Esa noche pudiera imaginar el novelista acucioso, soñó
con Aida; su calidez ya formaba parte del repertorio amoroso del adolescente
Fidel Castro.
El
12, alrededor de las cinco de la mañana, inició el viaje de retorno a Santiago
de Cuba. En su cabeza, recuerdos del magnífico río “Contramaestre”, su agua
dulce, de Aida, el pueblo. Volvió varias veces, pero en otras condiciones, pues
sus ideas fertilizadas por Carlos Manuel de Céspedes y José Martí, lo habían
colocado en la vanguardia de una nación,
que decidió romper el dogal de la
tiranía de Fulgencio Batista y generar
una Revolución que barrería todo lo viejo a su paso y sembraría una clarinada
que llega hasta nuestros días. Doce hombres, pudieran considerarse apóstoles
también, bastarían a Fidel Castro para
hacer la independencia.
Apocalipsis
Una mañana de septiembre de 2015 me
sentí obsesionado con ese emblemático afluente que de niño visitaba en las
narraciones de mi madre sobre el viejo Bijagüal, donde vivía su hermana mayor
Ana Luisa y su esposo Alfredo Armengol;
muchas veces escuché atento lo sucedido a Carlos Manuel de Céspedes, el
Padre de la Patria
allí; pero también sobre los baños de José Martí en la ribera derecha del
“Contramaestre” cuando aquello pertenecía a la “Mesopotamia oriental”; mi
abuelo centenario también hablaba de eso porque él era de allí, yo lo seguía en
las palabras cada noche hasta el último destello del candil. Luego me llegó a
través del octogenario René Fernández Bárzaga, la visita de Fidel al naciente
pueblo y su adoración lúdica por el “Contramaestre”, del que no quería salir
nunca.
Escribir las páginas de este ensayo de
aproximación a tres líderes seminales de nuestra historia patria y su entrañable relación con el
“Contramaestre”, es un soplo de aire a la memoria, pues trae de vuelta pasajes
que hoy están en trance de olvido, como la tubería nacida en el río que llevaba
el agua fresca hasta el primer Acueducto del pueblo y desde un enorme tanque
era distribuida hacia hogares del viejo
Reparto San Luis. No existe tampoco la Fábrica de Hielo, ni los viejos almacenes que
vieron los ojos de Fidel Castro a los trece años. La casa de Aquilino, donde
vivió casi tres días, pertenece a la Central de Trabajadores de
Cuba (CTC).
Al terminar mi escrito, pensé en lo
que harían hoy Céspedes, Martí y Fidel,
en términos críticos, si vieran los agentes contaminantes de toda naturaleza
que invaden las aguas del río que tanto
amaron en vida. ¿Se cruzarían de brazos?
Actos irresponsables de personas e instituciones tienen en peligro de muerte al
“Contramaestre”. Según especialistas de Higiene, el baño de seres humanos allí
ya no es posible, pues estudios
bacteriológicos han demostrado la presencia de más de 24 mil colifermos fecales y totales, que ponen en peligro la
salud.(30) Se muere el “Contramaestre”.
Los restos de Céspedes y Martí desde sus tumbas se levantan a salvarlo. Fidel
tal vez no recuerde su viaje memorable aquel 10 de octubre de 1939; pero de saber lo que está pasando ahora,
seguramente citaría su frase lapidaria en el discurso de la Cumbre de Río: “Ahora
tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo.”
Citas bibliográficas y notas
1.
Raúl Chao: Contramaestre, Ediciones Universal,
Colección Caniquí, Estados Unidos,
2008.
2. José Martí: Céspedes y Agramonte, en El
Avisador Cubano, Nueva York, 10 de octubre de 1888, Obras Completas, Editorial
de Ciencias Sociales, La Habana,
1975, Tomo 4, p. 361.
3. Carlos Manuel de Céspedes: Diario, p. 256, en
la compilación realizada por Eusebio Leal con el título: Carlos Manuel de
Céspedes. El diario perdido, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1994.
4. Carlos Manuel de Céspedes: obra citada, p.
264.
5
Hortensia Pichardo Viñal: Facetas de nuestra historia, Editorial Oriente,
Santiago, Cuba, p. 226.
6. Carlos Manuel de Céspedes: obra citada, p.
276.
7. Carlos Manuel de Céspedes: obra citada, p.
293.
8. Carlos Manuel de Céspedes: obra citada, p.
294.
9. Manuel Sanguily: Discurso pronunciado en el
Chickering Hall, Nueva York, 10 de octubre de 1895 (en): Breve Antología del 10 de octubre.
Publicaciones de la
Secretaría de Educación, La Habana, 1938. p.31.
10. Carlos Manuel de Céspedes y Menocal:
Esclarecer rumores, apaciguar las dudas
antiguas y crear nuevas; en Palabra
Nueva, Revista de la
Arquidiócesis de La
Habana, año XVI, Noviembre/2007, No. 168, pp.67-70.
11. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, p. 107. y ver
de Froilán González: Martí a flor de labios, Editora Política, La Habana, p. 161-162.
12. Froilán González: obra citada, p. 166.
13. José Martí: carta a Rafael Portuondo, la Jatía, 12 de mayo de 1895,
en José Martí. Epistolario, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1993, tomo 5, p.
240.
14. José Martí: carta a Manuel Mercado,
Montecristi, 18 de mayo de 1895, Epistolario, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1993, tomo 5, p.
252.
15. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, tomo 5, p.
102
16. José Martí: carta a José Francisco y Zayas
Bazan, Montecristi, 1 de abril de 1895, Epistolario, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana,
1993, tomo 5, p. 142.
17. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, p. 104.
18. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, p. 104.
19. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, p. 104.
20. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, p. 105.
21. José Martí: Circular a los jefes y
oficiales, 14 de mayo de 1895,
Epistolario, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1993, tomo 5, p. 245.
22. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, p. 106.
23. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, p. 107.
24. José Martí: carta a Manuel Mercado,
Montecristi, 18 de mayo de 1895, Epistolario, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1993, tomo 5, p.
252.
25. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, p. 107.
26. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, p. 108.
27. José Martí. Diarios de Campaña, Centro de
Estudios Martianos, La Habana, 2014, p. 105.
28. Actas Capitulares sobre litigio de tierras
entre compañía Van Horne y Obreros de la misma. En Archivo de Jiguaní, 5 de
febrero de 1913. Fondo Donativos y
Remisiones. Caja 633, No 67.
29. Ignacio Ramonet: Cien horas con Fidel, publicaciones del
Consejo de Estado, La Habana,
Cuba, 2006, p.210
30. Comparecencia en Radio Grito de Baire:
“Presencia de agentes contaminantes en el río Contramaestre”, 5 de junio de
2012.
BIBLIOGRAFÍA ACTIVA
ACTAS
CAPITULADES SOBRE LITIGIO DE TIERRAS ENTRE COMPAÑÍA VAN HORNE Y OBREROS DE LA MISMA (1913) En Archivo de
Jiguaní, 5 de febrero de 1913.
CASA GARCÉS-MORÍN (1917) Mapa del trazado de
manzanas y calles de Contramaestre.
CONTRAMAESTRE, UNA CIUDAD DE FUTURO (1917) Revista Orto, Imprenta y Casa Editorial El Arte, Manzanillo, número especial dedicado a Contramaestre, 1917.
CONTRAMAESTRE, UNA CIUDAD DE FUTURO (1917) Revista Orto, Imprenta y Casa Editorial El Arte, Manzanillo, número especial dedicado a Contramaestre, 1917.
CASTRO,
FIDEL (1992). Discurso pronunciado en Río
de Janeiro, 12 de junio; disponible
en la siguiente dirección electrónica: http://www.especieenpeligro.net/index.php/discursos/115-palabras-de-fidel-rio-92
CHAO,
RAÚL (2008): Contramaestre, Ediciones Universal, Colección Caniquí, Estados Unidos.
ESCOBAR,
FLOILAN (1991). Martí a flor de labios, Editora Política, La Habana.
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Instituto Cubano del Libro, La
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LEAL
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MARTÍ PÉREZ, JOSÉ: Obras Completas, Editorial de
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PÉREZ, JOSÉ (1993): Epistolario, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.
SANGUILY, MANUEL (1938): Discurso pronunciado en el Chickering Hall, Nueva York, 10 de octubre de
1895 (en): Breve Antología del 10 de
octubre. Publicaciones de la
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BIBLIOGRAFÍA PASIVA
CÉSPEDES
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crear nuevas; en Palabra Nueva,
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FERNÁNDEZ
VERDECIA, ARNOLDO (2011) Las
complejidades en torno a la toponimia y fundación de Contramaestre (parte 1 y
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y http://caracoldeagua-arnoldo.blogspot.com/2011/04/las-complejidades-en-torno-la-toponimia_12.html
respectivamente.
PICHARDO,
HORTENSIA (1989). Facetas de nuestra
historia, Editorial Oriente, Santiago de Cuba.
RAMONET,
IGNACIO (2006): Cien horas con Fidel, publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, Cuba.
FUENTES ORALES
Entrevista
realizada por el autor Arnoldo Fernández junto a Orlando Concepción, a René
Fernández Bárzaga, amigo de la adolescencia de Fidel Castro en los años de
estudio en el Colegio Dolores. Santiago de Cuba, 21 de julio de 2008.
Entrevista
realizada por Arnoldo Fernández a
Milagros Rodríguez Benítez, biznieta de Carlos
Manuel de Céspedes, Contramaestre, 4 de octubre de 2015.
Entrevista
realizada por Arnoldo Fernández a José
Manuel Rodríguez Benítez, biznieto de Carlos
Manuel de Céspedes, Contramaestre, 10 de octubre de 2015.
Comparecencia
en Radio Grito de Baire: “Presencia de agentes contaminantes en el río
Contramaestre”, 5 de junio de 2012.
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