Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Ningún pueblo puede imaginarse
sin un bar famoso, donde las personas van a tomar un trago, un cóctel o
sencillamente a escuchar la música de su gusto en un ambiente discreto e
íntimo. Contramaestre tuvo uno muy querido por nativos y visitantes. ¿Cuál fue?
El bar La Palmita, ubicado en la
primera planta del Edificio Rodríguez, éste último construido en 1955, seguía
el patrón de las modernas construcciones estadounidenses, tenía carácter
polivalente: servicentro, restaurante, bar y en los dos restantes plantas,
habitaciones para alquiler. La
Palmita era parte de ese complejo.
La Palmita estaba exactamente
ubicado en lo que es hoy “Servisoda”, tenía un mostrador bellamente enchapado
en madera, una red de lunetas, un traganíquel y un piso de granito. Allí se
expendían bebidas cubanas a precios de 90 centavos hasta 1 peso. Lo mismo ron
Santiago, Aguardiente, Caney, Habana Club y muchos más.
Los cócteles también tenían carta
de presentación, lo mismo un Cubanito, Mojito, Sangría, España en llamas y el
Cuba libre. Con un poco de dinero en el bolsillo, uno iba a La Palmita y apreciaba música
buena y salía satisfecho, porque cualquier bebida sabía a cubanía.
Con la llegada del Período
Especial, La Palmita
se convirtió en una casa del té y allí, en la complicidad de las lunetas, el
traganíquel, uno podía tomar Caña santa, mejorana, yerba buena, menta americana, anís, jengibre, entre muchos otros. Fue la
alternativa que buscaron los trabajadores para seguir existiendo en medio de
los tiempos.
Llegar a Contramaestre e irse sin
tomar un buen té, era algo así, como nunca haber estado en la ciudad. Por eso La Palmita es un sitio que
muchos evocan porque allí se enamoraron, o sencillamente iban de vez en cuando
a tomarse un buen trago, escuchar música
o conversar con un buen amigo o una mujer hermosa.
Las alternativas creadas para
obtener divisas en el Período Especial, hicieron de aquel mágico lugar un
Servisoda. Los que como yo, crecimos admirando aquel majestuoso bar, cada vez
que pasamos por ahí, no podemos evitar recordarlo. Siempre será, junto a la Barrita, el mejor de los
bares de Contramaestre.
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