El héroe de mi Troya cercana. Fot. archivo familiar. |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Amado
Rosales Rosabal (Amadito), es considerado un héroe de la Patria por sus hazañas guerrilleras
en Contramaestre; casi todos aquí las conocen, pero muy pocos saben que antes de ser un gran guerrero,
tuvo una vida sencilla y murió como el Héctor
de la Ilíada de Homero.
Ya el
diminutivo decía hasta donde había calado en la sociabilidad popular: Amadito. En ello
tuvo que ver el hecho de ser chófer de alquiler en el tramo Contramaestre-Venta
de Casanovas y el trato ligero usado allí por todos sus colegas de labor. Era
primo segundo de mi abuelo por parte de madre; incluso trabajaron juntos.
Amadito era
un hombre de palabra fácil, trato afectuoso. Así que el achicamiento del nombre
lo describía muy bien.
Esta imagen habla de sus días como chófer de alquiler. Fot. archivo familiar. |
Como cada
cubano reyoyo, era aficionado a la pelota y al dominó, así que se le veía jugar béisbol en Maibío, La Graciana, Baire, América.
Al segundo de los pasatiempos, también le dedicaba momentos de ocio; dicen que
era bueno, no de los que solo sabía poner fichas.
De Reina Bárzaga, su esposa, con la que estuvo legalmente casado, casi no se habla. Fue su amor ideal, hasta que se involucró en la lucha contra Batista, primero en la clandestinidad, quemando cañaverales, repartiendo propaganda subversiva, incluso fue de los que se atrevió a prenderle fuego con dinamita al tramo de ferrocarril que unía a Contramaestre y Baire.
De Reina Bárzaga, su esposa, con la que estuvo legalmente casado, casi no se habla. Fue su amor ideal, hasta que se involucró en la lucha contra Batista, primero en la clandestinidad, quemando cañaverales, repartiendo propaganda subversiva, incluso fue de los que se atrevió a prenderle fuego con dinamita al tramo de ferrocarril que unía a Contramaestre y Baire.
Cuando ya
estaba tostado, como se dice en el argot popular, porque se sabía de su obra
clandestina; tuvo que irse a la
Sierra Maestra, donde peleó a las órdenes del comandante Juan
Almeida Bosque. Almeida le ordenó operar en Matías, como parte del Tercer
Frente Oriental. Por su bravura e inteligencia, fue ascendido al grado de
teniente.
El 17 de
noviembre de 1958, durante una acción militar, es mortalmente herido. ¿Cómo
ocurrió el hecho? Junto a sus hombres colocó una mina en un tramo de la
Carretera Central a dos minutos aproximadamente del Cruce de la Anacahuita. Se
retiraron a un lugar seguro. El objetivo era un medio blindado del ejército de
Fulgencio Batista (una tanqueta). Al producirse la
detonación, Amadito regresó al lugar a recoger armas de los supuestos caídos, pero la tanqueta no sufrió daño y venía escoltada por el sargento Beto
Venero, uno de los matones más temidos de todo Jiguaní. Lo
acribillaron a tiros. Su cuerpo fue colocado sobre el capó de un jeep como
trofeo de guerra y lo exhibieron por toda la Carretera Central
desde Contramaestre, Cruce de Anacahuita, La Ratonera, Pueblo Nuevo,
Baire, Jiguaní y Santa Rita. Finalmente lo
enterraron en el cementerio de Bayamo.
Actualmente
sus restos están en el campo santo de Baire, al que fueron trasladados,
gracias a la gestión de familiares y amigos. Puede verse su nombre en el Panteón
de los Mártires de allí.
Obelisco que fija ante la historia el lugar donde fue abatido por las balas del matón Beto Venero. Fot. tomada por A. Fdez. |
Para mí
siempre será Amadito, el héroe de mi Troya cercana, el que a muchos niños como
yo les hubiera gustado ser. Inexplicablemente la escuela donde hice mis estudios
primarios no tiene su nombre. ¡Cuántos Amaditos hubieran salido de sus aulas! Pero
detrás de un buró alguien decidió de un plumazo y la historia se fue muy lejos.
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