Por Arnoldo Fernández Verdecia y Antonio Isaac Hechavarría. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Hace
unos años venimos estudiando en profundidad la historia de un pueblo de Cuba
llamado Remanganaguas, que sólo se evoca en la actualidad, porque allí se produjo el primer entierro de
José Martí; sin embargo hubo un antes y un después, que
inexplicablemente nadie se ocupó de estudiar. Aquel lugar, -hoy preterido-, el Camino real lo atravesó
completamente; el sistema de correos de
España lo usó como punto de cabalgadura, heliógrafo y telégrafo, es decir, el
desarrollo se concibió a partir de las comunicaciones como motor
fundamental. Otro elemento que
ayudó fue la ocupación de la tierra,
totalmente virgen, rica para el pastoreo de ganado mayor y menor, así como el
establecimiento de fincas rústicas
especializadas en cultivos varios.
Al
momento de llegar el cadáver de José Martí a Remanganaguas (20 de mayo de 1895),
se contaba con tres comercios, traídos por migrantes de España que decidieron
anclarse en la zona; pero también existía
un Fuerte con capacidad para 24 soldados permanentes, necesitados de esos
servicios. Desde el punto de vista
ideológico, el control de la fe y las ideas corría a la cuenta de la Vicaria de Palma Soriano. El
lugar contaba con sitios de culto católico, pero también la muerte era otro de los
terrenos inspeccionados por la citada entidad religiosa, al tener un cementerio que prestó servicios a partir de la
década de 1870 y se mantiene funcionando en la actualidad.
En
el lugar existían cuatro grandes familias: los Sánchez, los Ferrán, los Benítez
y los Gé; ellas son las depositarias fundamentales del capital simbólico de
Remanganaguas. El Barrio gana su nombre con ellos. El sistema de partidos
políticos establecido entre 1878-1895
gana adeptos allí. Liberales y conservadores se adversan en el mundo de
la gestión política. Los principales problemas del Barrio se debaten y solucionan en ese nuevo escenario. El cambio
de metrópoli (de España a Estados Unidos), lo viven y valoran desde su pueblo.
Con
la República (1902-1958)
llegan otras familias y una de ellas cobra notoriedad extraordinaria: los Vila
y su benefactor fundamental, Pedro, hombre emprendedor, de espíritu
mercantilista, une en matrimonio a sus
hijos con figuras claves del mundo empresarial y político de la Provincia de Oriente,
contrae así alianzas claves para impulsar el desarrollo que tiene previsto para
la zona. En los Estados Unidos, compra una grúa de pesar ganado Máuser y la instala en sus dominios que
llegan a pasar las 50
hectáreas de tierra.
La
confrontación se expresa durante la etapa republicana entre los Sánchez y los
Vila; los primeros controlan el
comercio de víveres, la Escuela pública no. 39 y
el mundo simbólico que se construye en Remanganaguas por ser el primer lugar de
Cuba donde el Apóstol Martí fue enterrado. Los Vila representan la libre
gestión, el sueño de posicionarse a nivel nacional con rubros básicos como
leche, quesos, cueros, carne, frijoles, maíz, viandas, carbón y caña de azúcar.
Esos dos capitales, uno más bien simbólico, otro expresado en objetos
tangibles, combaten por el control político del Barrio. Los Sánchez, unidos a
los Benítez, los Ferrán, los Gé y los
Naranjo (nueva familia de migrantes), adversan a los Vila; incluso llegan hasta
decisiones al más alto nivel en la capital de la Provincia Oriente,
Santiago de Cuba y el fallo favorece a los primeros. En las cuestiones
electorales, cuando surge la figura del alcalde de barrio, los candidatos que casi
siempre se imponen pertenecen a la alianza encabezada por los Sánchez. Ellos
piensan y conciben una Ruta turística para Remanganaguas, se valen de la prensa
para promoverla a través de una campaña con varios artículos, editoriales y
hasta una visita programada de periodistas de Palma Soriano al Barrio, para
entender de primera mano, todos los beneficios económicos que ello traería para el despegue definitivo de
la economía. El sueño se concretaría en una carretera asfaltada, que enlazaría
todos los puntos vinculados con el
recorrido del cadáver de José Martí y se bifurcaría hacia Palma y el
próspero Contramaestre de la década del 40. Todo estaba calculado, era una
idea, que requería una inversión a riesgo del Estado; las luchas electorales
entre los candidatos harían de este punto el eje básico de sus programas.
En
la década del 40 se concluye el Obelisco a José Martí en el cementerio del
Barrio; incluso en esos años se logra
cambiar el nombre y pasa a llamarse Barrio José Martí. La inauguración oficial
del Obelisco ocurre el 19 de mayo de 1953. Por allí pasan prominentes figuras
del culto a Martí, interesadas en apropiarse de ese capital simbólico
controlado por los Sánchez, para hacer carrera en la política; así llegan de
visita un Jorge Mañach primero (1941) y un Eduardo Chibás (1947) después; ellos
se creían ungidos por el espíritu del Apóstol y pretendían capitalizar el recurso
simbólico de la estancia de su cadáver
en aquella tierra sagrada de la
Patria.
Esa
confrontación, en la búsqueda de un desarrollo endógeno para el Barrio, sería
interrumpida por el triunfo de la
Revolución el primero de enero de 1959, que con sus nuevos dirigentes instalados en Palma
Soriano hasta 1976, no fueron capaces de hacer realidad el anhelo de la Ruta turística llamada “GRAN
VÍA MARTIANA” y cortaron de raíz, lo que hubiera podido ser un hito de la
economía para toda la
Provincia de Oriente. El Socialismo Marxista Leninista, como alma de los nuevos cambios, no tuvo la
capacidad de entender esa Historia y capitalizarla simbólicamente para sus
intereses. Remanganaguas llegó a ser el tercer barrio más poblado de Palma
Soriano en el censo de 1953, al tener
11749 habitantes; sin embargo, en sólo 35 años, luego del triunfo revolucionario, se produjo un éxodo
masivo que finalmente dejó todo aquel hermoso capital simbólico, construido por
los Sánchez, orbitando en el más oscuro
de los olvidos. A partir de 1976, con la División Política
Administrativa, anexan Barrio José Martí al municipio Contramaestre y
cartográficamente lo registran con su ancestral nombre: Remanganaguas; de un plumazo fue borrado todo y uno se
pegunta el por qué de algo así. Cuba vivía la década más dogmática de la
historia revolucionaria, expresada en procesos como el “Quinquenio gris”, donde
los militares quisieron probar fortuna en el terreno de la cultura y la
historia. Al parecer, esos ecos tuvieron
su impacto en aquel Barrio, que había protegido celosamente el capital
simbólico vinculado a Martí, como un preciado tesoro, desde el cual pensaron e
intentaron conseguir un desarrollo
endógeno que los posicionara en la geografía insular.
*Este
artículo forma parte del libro “JOSÉ MARTÍ. EL APÓSTOL DE REMANGANAGUAS”, inédito aún, que acabo de terminar en coautoría con Antonio
Isaac Hechavarría
El artículo me resulta interesante, refiriendo ya al titular, sería bueno preguntarse ¿El régimen que existe en Cuba es marxista?. Si repasamos las obras de Marx y Engels podemos apreciar que en ninguno de sus escritos plantean que en el socialismo se debe instaurar una dictadura militar unipersonal y transformarla después en una férrea tirano-dinastía, en ningún escrito de Marx se plantea que hay que pisotear los más elementales Derechos Humanos, en ningún escrito de Marx se plantea que los dirigentes del régimen tienen que vivir en grandes mansiones con piscinas, caballos, fincas particulares y Yates privados, viviendo una buena vida capitalista y el Socialismo tiene que ser para el pueblo que vive bajo la filosofía del rebaño, carente de todo y con el solo derecho de callar y obedecer
ResponderEliminarRealmente es muy triste lo que sucedió con Remanganagua y miles de lugares en Cuba a partir de 1959 con el triunfo de lo que en un inicio fue Revolución, dentro de la estrategia de la dirección del régimen tal parece estaba la de sepultar la historia y es así como muchos lugares van perdiendo su identidad en el mejor de los casos y otros en el peor desaparecen, mencionar cada uno de ellos sería muy solo han utilizado aquello que desde el punto de vista político le resulta conveniente.
ResponderEliminarUn espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes.
ResponderEliminarAsí comienza el Manifiesto del Partido Comunista escrito por K. Marx & F. Engels, en el ellos reconocen a la burguesía como una clase revolucionaria cuando dicen,
La burguesía, con el rápido perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la civilización hasta a las naciones más salvajes. El bajo precio de sus mercancías es la artillería pesada con la que derrumba todas las murallas de la China, con la que obliga a capitular a las tribus bárbaras más ariscas en su odio contra el extranjero. Obliga a todas las naciones a abrazar el régimen de producción de la burguesía o perecer; las obliga a implantar en su propio seno la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas. Crea un mundo hecho a su imagen y semejanza.
La burguesía somete el campo al imperio de la ciudad. Crea ciudades enormes, intensifica la población urbana en una fuerte proporción respecto a la campesina y arranca a una parte considerable de la gente del campo al cretinismo de la vida rural. Y del mismo modo que somete el campo a la ciudad, somete los pueblos bárbaros y semi bárbaros a las naciones civilizadas, los pueblos campesinos a los pueblos burgueses, el Oriente al Occidente.
La burguesía va aglutinando cada vez más los medios de producción, la propiedad y los habitantes del país. Aglomera la población, centraliza los medios de producción y concentra en manos de unos cuantos la propiedad. Este proceso tenía que conducir, por fuerza lógica, a un régimen de centralización política. Territorios antes independientes, apenas aliados, con intereses distintos, distintas leyes, gobiernos autónomos y líneas aduaneras propias, se asocian y refunden en una nación única, bajo un Gobierno, una ley, un interés nacional de clase y una sola línea aduanera.
En el siglo corto que lleva de existencia como clase soberana, la burguesía ha creado energías productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las pasadas generaciones juntas. Basta pensar en el sometimiento de las fuerzas naturales por la mano del hombre, en la maquinaria, en la aplicación de la química a la industria y la agricultura, en la navegación de vapor, en los ferrocarriles, en el telégrafo eléctrico, en la roturación de continentes enteros, en los ríos abiertos a la navegación, en los nuevos pueblos que brotaron de la tierra como por ensalmo... ¿Quién, en los pasados siglos, pudo sospechar siquiera que en el regazo de la sociedad fecundada por el trabajo del hombre yaciesen soterradas tantas y tales energías y elementos de producción?
Creo lo primero que debemos aclarar es que en Cuba no existió jamás una revolución socialista, menos comunista, la ideología cubana está muy lejos de los delineado por Marx y Engels, ellos hablaban de la repartición de las ganancias del estado en la población y solo se tomaría el control de las grandes industrias, en su época las industrias sidero mecánicas, el transporte, etc, el estado necesitaba tener bajo su control las metalúrgicas por ser el eslabón fundamental para el desarrollo social y económico del estado, en Cuba se instauro una revolución Fidelista, al estilo deseo y caprichos del gran dictador, los filósofos del marxismo jamás hablaron de eliminar la propiedad personal sobre los demás medios de producción, ese fue el gran error cubano, eliminar hasta los pequeños chinchales donde un hombre remendaba zapatos o hacia jarros de lata. con la eliminación total de la pequeña propiedad en 1968 se dio el paso decisivo hacia la debacle económica que hoy vive la isla.
ResponderEliminarMartí fue y será siempre una figura clave en el pensamiento cubano, para mí, su gran logro fue y será siempre poder unificar y aglutinar las fuerzas de todos los guerreros de la guerra grande bajo su guía haciendo que estos olvidaran su caudillismo y su regionalismo, puso su interese personales en segundo plano, para el primero estaba Cuba a diferencia de los líderes actuales los cuales primero están ellos, después su liderazgo y quien sabe en qué lugar Cuba, Martí fue una bandera utilizada por la revolución para lograr su objetivo de instaurarse en el poder, una vez en el se convertirían en lo que tanto criticaban, en vulgares dictadores, esta vez de izquierda mas sangrienta que la dictadura de derecha que acaban de derrotar, se olvidaron como todos los políticos de sus promesa de campañas, si en la isla la alta clase dirigente creyera en el pensamiento martiano la historia seria otra, no seriamos una nación subdesarrollada del quinto mundo, un pueblo viviendo un éxodo y menos una nación con altos niveles de pobreza.
No fueron los militares los que cambiaron la historia de Remanganagua fue la clase dirigente la que hizo a transición, ya Martí no era necesario, sus sueños de patria, libertad y democracia no estaban de acuerdo con siux ideales, Martí era una incómoda piedra en el zapato, era mejor educar a los niños en los ideales de la casta gobernante y incitarlos a ser como el Che, un anarquista y asesino que encontró un la mal llamada revolución cubana un excelente caldo de cultivo para sus ocultos deseos de asesino, Cuba le permitiría matar y oler la sangre de sus muertos sin temor a represalias.
A Remanganagua le sucedió lo mismo que a los bustos del apóstol en cada calle, parque o escuela, fueron olvidados y pasados a un segundo plano, la historia anterior a 1959 no era importante, ahora solo interesaba la historia de una Cuba posterior a 1959, de ser posible la nueva clase diría que Cuba fue descubierta y surgió al mundo el primero de enero de 1959 gracias a la aventura y visión del odiado comandante, esa es la verdad, da pena, no olvidemos a Martí cuando dijo; "nuestro vino es de plátano, es agrio, pero es nuestro vino".
Martí es amor, no el odio infundado por la revolución.
Las microhistorias en Cuba deben escribirse, a pesar de que muchos las consideren demasiado locales para ser interesantes; de ellas se alimenta la historia nacional, y no es un comodín decirlo, es que mientras sigan siendo una asignatura pendiente, los cubanos nos quedaremos orbitando en los eslóganes, frases fuera de contexto y retóricas, que no nos permiten amar al barrio donde crecimos y nos formamos porque no tenemos memoria.
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