jueves, 20 de mayo de 2010

Liborio parece ser un personaje de ficción en la Cuba de hoy

Por Orlando Concepción Pérez (Escritor y periodista)

Los caricaturistas de la República caracterizaron al pueblo de Cuba con el personaje llamado “Liborio”. Liborio se convirtió en el paladín al cual todos los que se sentían profunda y honestamente cubanos rendían cotidiano homenaje. A Liborio solamente se le podía rendir tributo mediante una conducta limpia, libre de los vicios de la corrupción, con una actitud ética ante todas las cuestiones que tenían que ver con la nación, con la Patria, en términos absolutos.

Liborio siempre se enfrentó a las acciones deshonestas de los más ambiciosos, ladrones y desvergonzados, que han llenado de manchas a la historia de Cuba, desde todos los tiempos.

La historia marca un antes y un después. Cuba y Liborio, como su más excepcional representante popular, ha sufrido el coloniaje, (con la intromisión de los Estados Unidos, con sus narices putrefactas, a partir de la expulsión de España de nuestros predios, con su europeo colonialismo criminal), y, ahora, con la intención de sentar las bases para la creación de un estado “socialista”, utopía no alcanzada todavía en ningún país del mundo.

Se decía tradicionalmente, que Cuba era “una isla rodeada de agua por todas partes”. Si se quiere definir con absoluta lealtad y amor a lo contrario de la mentira, a la actualidad de la Patria de José Martí, respecto a Liborio, habría que dejar impreso el lamentable concepto: “Cuba es un archipiélago rodeado de corruptos por todos sus puntos cardinales”.

En cualquiera de los pueblos de la geografía cubana, nunca antes –en ninguna de las épocas- había brotado con tanta fuerza “el marabú del robo”, de “los nuevos ricos”, “de mayor desprecio evidente hacia los pobres”, que constituyen cerca del noventa por ciento de la población. Impera la indiferencia, el desinterés, la vagancia, la carencia elemental de ética (“Ciencia de la moral”), la egolatría superficialista, y tantos otros defectos humanos. Enumerarlos y ejemplificarlos requeriría un número mil veces mayor de páginas, que el más voluminoso tratado de pésima psicología.

Liborio parece ser un personaje de ficción. Alguien, entre los despistados incapaces, ha preguntado si se trata de un “personaje extraterrestre”. Mencionarlo, víctima de todos los irrespetos, hace que brote la imprecación habitual de los mancos mentales: “Tu vives en el pasado”. Liborio representa la imagen más acertada de un presente soñado.

Sólo aquellos que nos quieren casar con la mentira, son capaces de esgrimir el menor de los reparos a las expresiones que anteceden. Ya no se usan las caricaturas contestatarias en los medios de prensa plana. Tanto David, como cualquiera de los más célebres artistas de la caricatura, se harían millonarios pintando los vicios con que se afea el panorama nacional, en cualquiera de los sectores públicos, productivos, sociales, de servicios, sin excluir a ninguna de las temáticas del criterio honesto.

Ya se habla de la “corrupción” como si se tratara de una palabra común, de una virtud. Nadie la define ni la micro localiza. Un corrupto no podría definirse a sí mismo. ¡Ah, y cuidado con poner como ejemplo a cualquiera de los más corruptos personajes que ensombrecen a Cuba con sus malas conductas!.

Liborio existe. Liborio vive, aunque lo hayan ausentado por miedo a la verdad. Los enemigos de Liborio son los enemigos de Cuba. Quienes desprecian a Liborio, son despreciados por él, y merecen el desprecio de los hombres dignos de Cuba. La defensa inclaudicable hacia Liborio, es una defensa a la Patria de José Martí. Pregunta sabia aunque impertinente: ¿Cuántos defienden a la Patria?, ¿Cuántos defienden a José Martí?. Queda abierto el debate.

martes, 18 de mayo de 2010

¿Son idiotas los que estudian a José Martí?

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Sobre el cubano José Martí se ha escrito extensamente, creo que ningún autor de la isla ha merecido más atención. Sin embargo, algunos colegas, intelectuales de vitrina por cierto, afirman que acercarse a los temas martianos es redundar.

Tal vez tengan razón, si evaluamos la cantidad de títulos que se publican en Cuba y el mundo sobre el más universal de los nacidos en esta tierra. En verdad se requiere tiempo y horas de vigilia para mantenerse al tanto de las nuevas lecturas.

De hecho, en su ignorancia, estos señores llegan a heretizar al que escribe sobre Martí en la Cuba de hoy, lo consideran un tema menor y ensalzan a otras figuras y zonas de la vida cultural, según ellos, de mayor vigencia.

En su desatino devalúan acercamientos investigativos diferentes y humillan a estudiantes noveles que aman el culto martiano. No comprendo entonces esa manía de idiotizar a las personas que estudian a Martí, y creen en su obra como modelo de mejoramiento humano.

¿Hasta dónde llega su ceguera? ¿Quiénes son? Generalmente se les puede ubicar en un claustro universitario, dedicados a la hermenéutica de textos, ya manoseados en la literatura universal, u oscuros monjes en la aventura de la Filosofía, u otras ciencias sociales.

A pesar del funeral que, estos señores, pretenden hacerle a José Martí, al reducir a tontos a los amantes de su vida y obra, no está de más recordarles, cualquiera puede escribir la historia de Cuba obviando muchos nombres, e incluso hechos, lo que no puede hacer nadie es ignorar la presencia de Martí.

Así que a esos monjes de oficina, de nombres bíblicos, dedicados al canon de uno u otro autor, cubano o universal, los invito a salir a campo abierto, para demostrarles la actualidad de Martí en los estudios contemporáneos y en la Cuba futura; nadie podrá negarlo en cualquier proyecto fundacional presente o futuro; él siempre estará alerta para juzgarnos en nuestros errores y aciertos.

Fotografías:
1. Ave Fénix, pintura de René Emonides Quintana.

lunes, 17 de mayo de 2010

Mientras hablan brillan al escribir…

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Leí, hace algunos años, “El hombre mediocre” de José Ingenieros y experimenté sublimes ilusiones, propias de seres románticos que se agarran a un ideal y emprenden el camino de la existencia para conquistarlo.

Eso ocurrió hace tres lustros, hoy comprendo lo difícil del empeño, sobre todo, por la existencia de seres trasnochados que prueban carrera en una y otra profesión y al final solo le queda el morbo y la frustración.

Esas personas tienen un perfil retorcido, para ellos nada intelectual es ajeno, aunque den a entender otra cosa.

Entre los rasgos se destacan la verborrea y el recurso a las citas de autoridad, creen robarse el auditorio, porque sencillamente ellos son el auditorio, Narciso ante las aguas es la mejor comparación.

Presumen de estar en todos los lugares, saben de todo, hablan de libros inéditos, famosas editoriales, se creen los dueños de determinados temas, y hasta presentan artículos a famosas revistas literarias, nunca publicados por su mala calidad.

Sencillamente, son como la cotorra, mientras hablan brillan, pero al escribir se sabe quienes son.

Enlace relacionado:
Manual del intelectual exótico
Más sabe el diablo por viejo que por diablo

miércoles, 12 de mayo de 2010

Más sabe el diablo por viejo que por diablo

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Hay versos que pueden funcionar como referencias a lo social, incluso poemas enteros. El lugar del poeta, conquistar lo cotidiano a partir del nombramiento de los sucesos, pero sin caer en las redes de la teoría.

Si el poeta deja que la teoría social lo ahogue, entonces su lucha ya no es favor del saber poético, sino de la ciencia social, y no se puede ser pragmático, o una cosa o la otra, tal vez las dos, pero teniendo bien claro que son campos autónomos que no pueden integrarse en la praxis creativa.

Conozco amigos, muy buenos, poetas por cierto, que la fraseología de la investigación social los ha nublado, incluso comparten una retórica ilustrada que no tiene un recorrido para aquilatar la grandeza de una idea y evaluarla en su justo contexto. Para ellos es normal especular sobre Kant, Lezama Lima o el propio José Martí.

Lamentablemente no saben que todo acto litúrgico pasa por un proceso de iniciación, formación y maduración, nadie entra en los terrenos especulares sin la competencia requerida. Así que más sabe el monje de doctrina que de carpintería, aunque no niego que sepa una y otra cosa pero respetando siempre las fronteras.

A esos amigos de la poesía les recuerdo, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Si el monarca llama al poeta a sus predios y lo ensalza, su visión del arte regresará contaminada y tal vez cambie los hábitos y se erija en político, un camino mucho más cómodo que pulir versos bajo la noche.

Ya lo dijo Martí, y lo parafraseo, cada hombre debe aprender a hacer algo útil, no quiere decir, hacerlo todo y pretender ser todo en la vida. Eso sólo lo pueden hacer los monarcas que tienen un séquito para los aplausos y la adulonería.

martes, 4 de mayo de 2010

Academia y Reorientados: algunas falsedades en su clasificación

Bajo la clasificación “graduados de academia”, ¿quiénes se refugian? Sin ánimo de ofender, en su inmensa mayoría, con honrosas excepciones, profesionales sin historia, llenos de rutinas productivas y hábitos de monje. Todo el nuevo que entra a sus dominios debe lavarse en las aguas del Jordán y vencer los rituales de iniciación para ser aceptados.

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Hace algún tiempo un amigo me expresaba sus consideraciones sobre la imagen peyorativa que existe en torno a la calificación profesional “periodistas reorientados”, en clara diferenciación con los graduados, de una supuesta academia en Cuba, y los que proceden de otras carreras y, por accidente, o vocación, llegan a la plaza de reportero.

Sobre este asunto, tal vez trivial para otras latitudes, no así para los cubanos, vale la pena escribir algunos párrafos y provocar un debate honesto sobre las limitaciones en el ejercicio de los “graduados de la academia” y el de los mal llamados “reorientados”.

Si revisamos la historia del periodismo cubano pudieran arriesgarse varios argumentos. Uno de ellos, sería el de considerar que en el pasado no existía la carrera universitaria de periodismo, e incluso en honor a la verdad tiene muy poca historia en el currículum universitario de la isla.

También es válido recordar que las mejores plumas no vinieron de esa academia “platoniana”, y menciono a José Martí Pérez, por solo citar uno, creador de un diario sin los afeites de presumida teoría que exhiben hoy algunos ingenuos, y hasta sirve, su fecha de fundación, de icono para celebrar el Día de la Prensa Cubana.

Bajo la clasificación “graduados de academia”, ¿quiénes se refugian? Sin ánimo de ofender, en su inmensa mayoría, con honrosas excepciones, profesionales sin historia, llenos de rutinas productivas y hábitos de monje. Todo el nuevo que entra a sus dominios debe lavarse en las aguas del Jordán y vencer los rituales de iniciación para ser aceptados.

Recuerdo un libro magnífico “La caverna de las ideas”, de José Carlos Somoza, necesariamente tengo que pensar, a propósito del mismo, en el dilema entre lo instituido y lo espontáneo. Lo instituido a veces se osifica, lo espontáneo constantemente se renueva. En el periodismo cubano de hoy los “reorientados”, en su inmensa mayoría, refrescan el universo creativo del graduado de periodismo en la universidad.

Algo que debo reconocer, y espero me toleren algunos colegas, es el complejo de inferioridad de muchos de los “reorientados”, incapaces de demostrar una cultura sólida y una práctica profesional a la altura del periodismo cubano de hoy.

Es un hecho reconocido, por las “autoridades del periodismo”, que la captación de “reorientados” estuvo condicionada por la insuficiente cobertura de graduados para ocupar plazas en las nuevas emisoras de radio, canales provinciales y corresponsalías de televisión.

Sin embargo, no todos los “reorientados” han sido un desastre en su praxis, y en honor a la verdad, conozco individualidades que no son graduados de periodismo en la universidad. También conozco a muchos “titulados de academia” con una pobre hoja de servicios. Dedican su vida a cosas baladíes, y como regla, no leen un buen libro, su cultura general es muy limitada, son triviales en sus conversaciones “profesionales” y de ahí no pasan.

Entonces, las “autoridades del periodismo” deben rectificar en algo, lo importante es producir, ser creativos, investigar en profundidad; y por favor, es hora de hacer pedazos esa “esculturita de barro” que lo mismo funciona para una u otra clasificación. ¿Realmente existe una gran mayoría graduada de academia, si nos atenemos al significado de esa palabra?

Al que no comparta mis criterios le recuerdo: un periodismo saludable tiene tres ingredientes básicos: sentido, música y color. No todo el mundo puede cabalgar sobre ellos. Y como José Martí: “Me cuesta trabajo poner punto aquí”; así que los invito a polemizar sobre tan espinado asunto. “Caracol de agua” espera sus argumentos.


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