miércoles, 13 de octubre de 2021

HA MUERTO EL PROFESOR Y PENSADOR EMILIO ICHIKAWA MORIN


Por Arnoldo Fernández Verdecia

Siempre perseguí sus libros por el estilo ensayístico desenfadado y lúcido que los animaba. Los conservo aún todos, porque para los escritores de mi pueblo, él fue una especie de gurú de la filosofía, por su manera de enseñarla, comunicarla y escribirla.


Entre sus libros sobresalen: La escritura y el límite, El pensamiento agónico, Everglades, Estudios de filosofía, una saga de la cultura cubana, entre muchos otros. 

Soy seguidor de su blog desde 2007. Cuando probé fortuna con mi Caracol de agua, me hizo llegar unas palabras de aliento,  impulso, que con mucho orgullo están entre sus primeras publicaciones.

Honor a Emilio Ichikawa,  uno de nuestros grandes ensayistas de las últimas décadas. 

Ha muerto en los Estados Unidos, no pudo superar las complicaciones asociadas a la Covid 19. 

Mis condolencias a familiares y amigos.

domingo, 10 de octubre de 2021

“LA NEGRA DE LA VOZ DE CRISTAL”


Por Arnoldo Fernández V. 

La reina de la música campesina, Celina González, luego de escucharla, la bautizó con una expresión que valora la inmensa calidad de su registro sonoro: La negra de la voz de cristal. Nacida en el barrio de Ceiba, Término Municipal de Palma Soriano, en la antigua provincia de Oriente, hija del matrimonio de Wilbert Martín Clark, un emigrante procedente de Barbados y Martha García Estrada,  natural de San Luis.  El 11 de octubre de 1949 vino al mundo y, según sus padres, tenía un oído capaz de escuchar cualquier sonido que llamara su atención. Decidieron inscribirla con el nombre Mirelia Martín García. 

Durante sus primeros años de vida, hizo del canto un juego, un sueño y la niña lo hacía tan bien que vecinos, amigos y familiares, aconsejaron a los padres, que aquello iba en serio; sin embargo el color de su piel y los prejuicios raciales, cerraron cualquier posibilidad de estudiar canto en alguna escuela.   

Vivió 5 años en Palma Soriano, después inició un peregrinar que la llevó en 1962 a Manzanillo. Recién había triunfado la Revolución cubana y con ella surgían muchas oportunidades para que Mirelia pudiera realizar el sueño de ser como Celia Cruz, por la que sentía una inmensa devoción, al extremo de imitarla con una voz de contralto, grave, que comenzó a ser leyenda; sin embargo tuvo que esperar hasta 1971 para darse a conocer en el mundo de los artistas aficionados.  

I

Tener a Celia Cruz como paradigma en un país que había prohibido su música y había decretado su desaparición de los medios, fue un precio que la adolescente y la joven Mirelia no consiguió entender. 

La Sonora Matancera y su legendaria Celia, con su expresión popular azúcar, era lo más grande que había dado la isla, junto al gran Benny Moré. Mirelia la imitaba tan bien que el parecido era asombroso; algunos amigos, cercanos a la familia, comenzaron a llamarla: la nueva Celia de Cuba. 

Mientras, la isla vivía una confrontación ideológica que trajo consigo la radicalización de la política cultural de la revolución y algunas lecturas importadas del realismo socialista, que mellaron el espíritu de la creación artística y literaria y generaron serios problemas con el mundillo intelectual, analizados por  Jorge Fornet  en su libro: El 71, Anatomía de una crisis. 

En ese momento, fatídico para la cultura cubana, que tuvo en 1971 su año crucial, se daba a conocer en Manzanillo como miembro de un coro, una joven de 22 años llamada Mirelia Martín García. Allí educó, durante un año, su voz; supo del registro que poseía y decidió, a partir de 1972, probar fortuna como solista, período en el cual pudo presentarse en el Festival Sindo Garay, versionando un número de Mariano Hernández, A un monumento dormido. Ese día la escuchó Celina González y quedó gratamente impresionada, al extremo de bautizarla con una expresión que llega a nuestros días: la negra de la voz de cristal. 

II

Aquel año 1972 parecía que sería el despegue de Mirelia, sin embargo tuvo que conformarse con presentaciones en la radio de Manzanillo hasta 2009. En la misma participó en programas campesinos, festivales de la radio, incluso obtuvo importantes reconocimientos a nivel local, por su defensa de la música de los campos de Cuba. 

Sin embargo, el sueño de Mirelia seguía vivo, se mantuvo al tanto de la trayectoria musical de la reina de la música cubana y latinoamericana, Celia Cruz y creció su admiración por aquella mujer, que gracias a su voz, logró superar todos los obstáculos asociados al color de su piel y al hecho de ser mujer y esposa. La noticia de su muerte, a causa de un tumor cerebral, la conmovió profundamente. Su ídolo fallecía a la edad de 77 años y no pudo llegar a conocerla personalmente, para que supiera de la “otra negra de Cuba”, la que quizás la hubiera conmovido con su voz como le sucedió a Celina González. 

Mirelia siguió cantando en descargas con amigos y familiares, sus versiones de la música de Celia Cruz y cada vez más llegó a sentir que el espíritu de aquella estrella corría por sus venas, que la Negra” había reencarnado en ella, pero ya entraba en una edad avanzada y parecía que el sueño se alejaba definitivamente; había cumplido los 60 años de vida. 

III

José Miguel Vidal Martín (Pipiolo), creció admirando la voz de su madre;   tuvo la oportunidad de verla en muchas de sus presentaciones y decidió acompañar el sueño de su querida vieja; en 2009 la aceptó como uno de los integrantes del grupo Convergencia que él dirigía. Finalmente su voz pudo quedar registrada en la memoria fonográfica de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), con el disco El son lo pongo yo; sin embargo seguía siendo una desconocida en toda Cuba, pues su música se radiaba en Manzanillo y en algunos de los municipios de la provincia de Granma y muy contadas veces en el oriente de la isla. 

Cuando ya había cumplido los 68 años, sucedió algo en su vida artística que le dio la oportunidad de mostrarse al mundo en toda su grandeza vocal. Surgía en Manzanillo, su tierra adoptiva, el proyecto Alma Latina bajo la inspiración y liderazgo de Dionisio Ponce, con el que graba un número, La negra de Cuba, que fue difundido en emisoras de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.  

Un momento importante en la vida de Mirelia llegó cuando representó a Cuba en dos ediciones del Festival Ritmos del Mundo en Quebec, Canadá y su voz trascendió el oriente de su isla, para convertirse en un fenómeno universal, aunque en su propia tierra seguía siendo una total desconocida. Sus interpretaciones La guagua y Esa negra tiene tumbao, fueron tan magistralmente defendidas, que el público acudió en masa a tocar su cuerpo, pues parecía que ante ellos había reaparecido la mismísima Celia Cruz. 

Por esas cosas del azar concurrente del que escribió el poeta cubano José Lezama Lima, Manzanillo y Contramaestre, dos pueblos del oriente cubano, enlazados culturalmente durante el siglo XX y lo que va del XXI, hacen posible la difusión de la música interpretada por Mirelia Martín García, en el programa Hola Guyana, que inauguró la radio difusión latina en ese país de Suramérica, incluso la entrevistan varias veces, gracias al puente cultural creado por los realizadores Giordan Rodríguez Milanés y Alfredo Ballesteros Alfonso. Ballesteros Alfonso la presentó durante un año a la audiencia como la Negra de Cuba; muchos oyentes creían que era Celia Cruz. En una de las entrevistas, Ballesteros le pregunta: 

      ¿Qué significa Celia para usted?  Y Mirelia responde: 

Lo más grande. La admiro, pero yo soy Mirelia Martín. 

El maestro Cándido Fabré durante la grabación de uno de sus discos dijo: 

El que tenga la bendición de tener a su lado a esta señora, puede abrazarla con el amor que quiso tal vez ella abrazar a Celia Cruz. Esta es una cubana de esas que necesita la música, una cubana que parece cada día que tiene 15 o 20 años, con una garganta prodigiosa. Se llama Mirelia. Ya va a salir en un disco mío donde canta un tema dedicado al esposo de Celia Cruz. El número se llama Pedro Knight”. 

El lunes 11 de octubre de 2021, Mirelia Martín García, cumplirá 72 años; ese día, desde el cielo, la acompañarán Celia y Pedro, muy felices de saber que el espíritu de la Negra vive en una garganta prodigiosa que aún el pueblo  cubano desconoce; ojalá y no sea tarde aún para  reconocer la grandeza de una guajira palmera y manzanillera. 

CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES Y CONTRAMAESTRE, LA HISTORIA QUE MUY POCOS CONOCEN*


Por Arnoldo Fernández Verdecia

La novela Contramaestre(1) ha puesto al río que corre por detrás de la casa donde vivo, ubicado en el oriente insular, en pedestales muy altos del goce literario universal; no por los valores naturales del mismo, sino, por sus sentidos históricos. Veamos por qué.  

En Bijagüal, a orillas del Contramaestre, se produjo la destitución del iniciador de la Guerra de los Diez Años, Carlos Manuel de Céspedes; allí confluyeron los odios de todos aquellos que nunca perdonaron su gallardía patriótica.  El 27 de octubre de 1873 cesantearon de la presidencia al ser humano que José Martí llamó sabiamente: hombre de sueños heroicos y trágicas lecturas.(2)  

Dos días después,  esa misma gente lo despojó de sus ayudantes, la escolta y  la servidumbre. Durante tres meses fue tratado como prisionero por cubanos indignos agrupados en el Gobierno de la República en Armas. 

Lo autorizaron a moverse libremente el 27 de diciembre de 1873; entonces inicia un peregrinar que lo lleva hasta San Lorenzo; donde vive sus últimos días.  El 22  de enero de 1874  tiene la primera vista del Contramaestre, desde un lugar llamado Lajial; baña el cuerpo por vez primera en sus frías aguas.  

El 23 de enero de 1874 llega a San Lorenzo, a las 8:30 de la mañana; allí anota en su Diario: San Lorenzo está situado  á la marjen derecha del Contramaestre.(3) (Respetamos la ortografía original de Céspedes). Toma su agua diariamente; incluso las comidas tienen el encanto del Contramaestre. En esos primero días allí, la lluvia y el frío no lo dejan ir a bañarse sistemáticamente. A partir del 29 puede hacerlo regularmente al mediodía: pienso repetirlo cuantas veces me sea posible, aunque es muy fría el agua(4)

A unos veinte metros del bohío habitado por Céspedes vivía Francisca Rodríguez, quien tenía una hija quinceañera llamada cariñosamente Panchita; cuya juvenil compañía amorosa encontró el solitario de San Lorenzo en su obligado retiro(5); ella  disfrutaba las caricias del Contramaestre junto a Céspedes en una poceta escondida, donde crecía el fuego de una pasión que trajo a la vida un hijo nacido en Santiago de Cuba y registrado con el nombre Manuel Francisco Rodríguez Gómez; los mismos apellidos de la madre. 

El sábado 7 de febrero de 1874 hace una anotación premonitoria: Hoy al salir  p. el baño, noté q. se había podrido y roto el cordón de seda negro con  q. traigo  al cuello la medalla de la Caridad que mi Anita me mandó de Nueva York.(6) ¿Era acaso el hecho un mal presagio?  La tela desecha, puso en riesgo la imagen de su protectora; el Contramaestre dio una señal y la sujetó con algo más fuerte;  de todas maneras, sabía que las cosas no iban bien, su vida corría peligro; por eso día tras día reiteraba el mismo ritual terapéutico del baño, casi siempre al mediodía, momento donde el sol estaba bravo y las aguas servían de alivio a sus piernas agotadas y a la angustia padecida por la desidia de los que nunca le perdonaron ser el Iniciador de la guerra libertaria. En su Diario queda registrado la última vez que lo hizo: jueves 26 de febrero: ...me sorprendió la lluvia al regreso del baño(7)  El viernes 27 escribe largo en su Diario, juzga duramente a cubanos torcidos que tanto daño hicieron a su vida, entre ellos el Marqués de Santa Lucía, Salvador Cisneros, lo llama: Ignorante, arruinado, petardista, vicioso, puerco, no gozaba de más consideraciones  q. la q. le daba su título(8); uno por uno el filo de su palabra caracteriza  a sus enemigos hasta en los detalles más íntimos. El baño al mediodía no puede hacerlo; el Bon San Quintín llegó sorpresivamente; Céspedes huyó buscando la protección del Contramaestre, al cual pensaba lanzarse desde un barranco de cuatro metros de altura, pero no pudo conseguirlo, antes fue abatido por una bala española o quizás disparada por el mismo; no olvidar que su muerte es un misterio todavía no aclarado definitivamente por la ciencia histórica. Una furnia a orillas del Contramaestre, abriga el cuerpo sin vida del Padre de todos los cubanos: como un sol de llamas que se hunde en el abismo(9), escribiría Manuel Sanguily años después. 

El hijo de la relación con Panchita, Manuel Francisco, no pudo llevar en vida el apellido del padre; pero era llamado cariñosamente por sus cercanos, Manuel de Céspedes. En realidad fue registrado con los apellidos de la madre en Santiago de Cuba. Con la mayoría de edad se mudó a Palma Soriano, hasta allí llegó su hermano Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, años después   y lo ayudó para que estableciera un pequeño comercio;  incluso quiso iniciar un proceso legal para que adoptara  el apellido de su padre, pero Manuel no quiso hacerlo por razones muy personales vinculadas al honor de su madre. Por esa razón, toda la descendencia que tiene Manuel lleva el apellido Rodríguez,  cuando en verdad, por razones de sangre, debería ser Céspedes. 

Manuel contrajo matrimonio con Ana María Estrada  y tuvo seis  hijos; el primero de los cuales  lo llamó, Amado Oscar, en memoria  del hermano  fusilado en 1870.  

Manuel Francisco Rodríguez  Gómez murió el 15 de octubre de 1921 en Palma Soriano. Un dato valioso, hasta ahora desconocido por nuestra historia local, es que dos de sus retoños, José Manuel y María Carmela Rodríguez Estrada,  se establecieron en  el reparto San Luis, de Contramaestre, a principios de la década del 50, del siglo XX. 

José Manuel se casó en matrimonio con Artemia Benítez Ramírez.  Tuvo siete hijos; Ilsis María, Milagros, Carmen, Nilda, José Manuel, Aurelio, y uno de ellos, bautizado Rodolfo,  nacido el 15 de abril de 1938; sí, el miembro de la célula de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio en Contramaestre; el responsable de la Bandera del 26 colocada sobre el techo de la tienda La Libertad el 20 de mayo de 1957; el rebelde la Columna número 3 del Tercer Frente Oriental, dirigido por el comandante Juan Almeida; el lector infatigable que siempre tenía en su mochila un libro de José Martí. Por esos azares del destino, quizás Rodolfo Rodríguez nunca supo la verdad sobre el padre de su abuelo; lo cierto es que al caer en combate el 23 de noviembre de 1958 en el poblado del Cristo,  defendía orgulloso el apellido de su bisabuela Panchita. Si su abuelo Manuel hubiera legalizado aquella histórica descendencia, lo recordaríamos defendiendo también la dignidad de su bisabuelo Carlos Manuel de Céspedes. 

Finalmente, volviendo a la novela de Raúl E. Chao, Contramaestre, estoy plenamente convencido que la titula así, porque el citado río es todo un símbolo en la vida de Carlos Manuel de Céspedes; sus aguas fueron testigo de momentos excepcionales en su vida  y sugiere con ello al lector una especie de conexión,  entre las vivencias de sus días vinculados al emblemático afluente y el pasado ilustre que vivió junto a su esposa  María del Carmen Céspedes en París entre 1841-1844, donde llega a  tratar muy cercanamente a grandes personalidades como Chopin, George Sand, Baudelaire, Balzac, Offenbach,  Wagner, Astolphe-Louis Leonor, Marqués de Custine, Chateaubriand; Delacroix, Ingres, Berlioz y sus hermanas Anne Marguerite y Adéle, el Barón de Humboldt, Jacques Laffite, María de las Mercedes Beltrán de Santa Cruz y Montalvo (Condesa de Merlin).

Una de las curiosidades reveladas por Chao, según Monseñor Carlos Manuel de Céspedes:

 ha sido registrar su intervención como abogado, en la publicación de muchas partituras de Chopin, con los editores Maurice Schlesinger (París), J.J. Cybulsky y Joseph Kaufmann (Varsovia), Breitkopf & Härtel (Leipzig), Tobias Haslinger (Viena) y Wessel & Co. (Londres). Intervino también en el pleito de Chopin con la publicación The Musical World, de Londres, que había acusado falsamente a Chopin de plagio. Chopin, jurídicamente asistido por Carlos Manuel, ganó el pleito y la publicación fue obligada a publicar una apología del músico y a pagar una Gala con obras de Chopin en Manchester. El salario obtenido por Carlos Manuel en este pleito jurídico curioso fue donado por los De Céspedes a la iglesia que frecuentaban semanalmente en París, San Eustaquio (todavía existente), que en ese momento recogía fondos para su restauración.(10)

Analogía simbólica es lo que mejor tengo a mano para conectar la vida sencilla de Carlos Manuel de Céspedes (El Solitario), en el periplo Bijagüal-San Lorenzo, donde encontró el amor de Panchita, junto a hombres y mujeres humildes que animaron su vida con danzas movidas por el toque de tumbadoras y botellas rascadas con cuchillos, y aquel París acogedor donde amó a su primera mujer María del Carmen y apreció música del momento, en un ambiente donde se relacionó con luminarias de las artes, la política y las ciencias. 

Citas bibliográficas y notas

1. Raúl Chao: Contramaestre, Ediciones Universal,  Colección Caniquí, Estados Unidos,  2008.

2. José Martí: Céspedes y Agramonte, en El Avisador Cubano, Nueva York, 10 de octubre de 1888, Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, Tomo 4, p. 361.

3. Carlos Manuel de Céspedes: Diario, p. 256, en la compilación realizada por Eusebio Leal con el título: Carlos Manuel de Céspedes. El diario perdido, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,  1994.

4. Carlos Manuel de Céspedes: obra citada, p. 264.

5. Hortensia Pichardo Viñal: Facetas de nuestra historia, Editorial Oriente, Santiago, Cuba, p. 226.

6. Carlos Manuel de Céspedes: obra citada, p. 276.

7. Carlos Manuel de Céspedes: obra citada, p. 293.

8. Carlos Manuel de Céspedes: obra citada, p. 294.

9. Manuel Sanguily: Discurso pronunciado en el Chickering Hall, Nueva York, 10 de octubre de 1895  (en): Breve Antología del 10 de octubre. Publicaciones de la Secretaría de Educación, La Habana, 1938. p.31.

10. Carlos Manuel de Céspedes y Menocal: Esclarecer rumores,  apaciguar las dudas antiguas y crear nuevas;  en Palabra Nueva, Revista de la Arquidiócesis de La Habana, año XVI, Noviembre/2007, No. 168, pp.67-70.

*Publicado en mi libro Cuba en el alma, Ediciones Entre Líneas, Miami, Estados Unidos, 2020. 

miércoles, 6 de octubre de 2021

EL MITO DE ERNESTO ROSALES ‘NETICO ‘EN CONTRAMAESTRE*

Por Arnoldo Fernández Verdecia. 

Siempre he buscado libros de memorias por la carga emotiva, confesional e histórica que portan. No olvido las del líder británico Wiston Churchil, las del escritor  Stefan Sweig, o las del general Máximo Gómez. Nunca imaginé que tuviera una original entre mis manos,  inédita por cierto, la del capitán del Ejército Rebelde Ernesto Rosales Matos, el “viejo” como le decían sus compañeros de lucha, considerado “el hombre de más testículos por estos lares durante la guerra de liberación”. Atrapado por la curiosidad ojeé sus páginas. La leí de un tirón. Fue agradable encontrarme con un texto fundacional para la literatura de campaña en Contramaestre, que no logro saber por qué no se ha publicado en nuestras editoriales nacionales o territoriales. ¿Qué valores literarios e históricos tiene la misma?

Tiene el mérito de presentarnos sucesos trascendentales de la lucha guerrillera en Cuba desde la visión personal de Ernesto Rosales Matos. También ilustra las contradicciones que matizaron diferentes  momentos de la lucha guerrillera en el oriente de Cuba, en las que Rosales Matos aparece como protagonista principal junto a figuras de la talla de Juan Almeida Bosque, Raúl Castro y el comandante en jefe Fidel Castro.

Debe significarse su estilo desenfadado a la hora de narrar hechos que lo relacionan con la guerra de liberación nacional entre 1956-1959: “…me inicié en la lucha clandestina, llevando a cabo diversas acciones nocturnas como regar grampas en la Carretera Central, sabotear el fluido eléctrico y quemar cañaverales”, escribe el autor. Uno de esos momentos confesionales asoma cuando escribe: “asalariados al del terrateniente Fico Fernández, administrador principal del Central América en Contramaestre, intentaron comprarme. Los fiquistas quisieron comprarme  ofreciéndome diez mil pesos  para que me pusiera al lado de su amo. Ante mi negativa se sintieron indignados y llegaron a insultarme y amenazarme, pero yo, al igual que mis seguidores, continuamos nuestra línea sin cambio alguno”.

Comandante Lavastida visita a Ernesto Rosales

Hay momentos en que se presenta como un guerrero con un alto sentido del honor: “…vino a Baire un comandante llamado Lavastida, que era Jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Al llegar este militarote  con un grupo de matones de uniforme  cogió presos a un grupo de conocidos ortodoxos, entre ellos  a Raúl López que era barbero. Al llegar al cuartel, con el grupo de detenidos, estaba allí el juez de Baire, García Esquerro, que le dijo a Lavastida. Falta el Delegado de esta gente, su nombre es Ernesto Rosales Matos.

“Enseguida vino con un grupo de uniforme en uno o dos jeeps y al llegar a mi casa  me encontraron  en ropa de trabajo, sucio y sudado, exclamando, al verme: ¡Usted es Ernesto Rosales! Y le contesté: ¡Si señor! Está detenido, me dijo.  ¿Usted es ortodoxo? Y le respondí. ¡Si señor! ¿Es que ser ortodoxo es un delito? Así se prolongó el intercambio de palabras, hasta que él, al poco rato, me dijo finalmente: Está libre, no hay problema”.

Otro aspecto que debe destacarse es el amor por Cuba en Ernesto Rosales, expresado en el cumplimiento de las numerosas tareas que se le asignaron entre 1959-1988, entre las que sobresalen: Jefe Militar de la región de Varadero; custodia y seguridad del comandante Fidel Castro, Jefe del Escuadrón 41 de Matanzas, búsqueda de los restos del desaparecido comandante Camilo Cienfuegos, sanear y supervisar el cuerpo de policías de Cárdenas, ascensión al Pico Turquino al frente de 30 oficiales seleccionados, jefe de una compañía en la Farola, Guantánamo, en la lucha contra infiltrados procedentes de la Base Naval, preparación de las primeras Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), Jefe de Batallón en Camagüey, perteneció a la Brigada de Desmonte que creó el Plan de Arroz  entre Bayamo y las Tunas. En 1969 participa en el fomento del Plan de Cítricos Baire-Contramaestre.

En 1972 es nombrado Jefe del Sector Campesino en el Plan de Cítricos, responsable de la atención de los asuntos legales relacionados con la tierra en el Plan de Cítricos, auxiliar del departamento jurídico del Plan de Cítricos, y finalmente, Presidente de la  Comisión Municipal que integra en sus filas  a combatientes del Ejército Rebelde y la lucha clandestina.

Ernesto Rosales murió en la década de 1990 con la certeza que mientras tuviera fuerzas, trabajaría incansablemente para ser útil. Animado por esa divisa se mantuvo en pie hasta la hora final en la casita humilde en la que nació y a la que volvió en los días finales de su fecunda existencia. Sus Memorias están a la espera de que editoriales piadosas se interesen por su contenido y la publiquen definitivamente para el bien de nuestra historia nacional y local.

*Reseña de la Autobiografía de Ernesto Rosales, publicada originalmente el 13 de noviembre de 2017. 

viernes, 1 de octubre de 2021

SER MARTIANO ES UNA ACTITUD ANTE LA VIDA

 


Por Arnoldo Fernández Verdecia.

Leer a Martí no es un ejercicio de goce solamente, es un hecho emancipador que nos permite comprender la realidad, interpretarla e incluso transformarla. 

Asumir el modo martiano de vivir es incorporar con sentidos cívicos las ideas de su obra y dotarla de connotaciones simbólicas en los nuevos contextos. 

Si las preguntas que como cubanos nos hacemos tienen respuestas aún, en el pensamiento de José Martí, es porque conserva total vigencia. 

Leer la obra de Martí despojados de su posible futuridad es cabildear en las ruinas de un monasterio y dejarla morir, porque no tiene nada que decir a la sociedad y sus dilemas actuales. 

Quedarse en el Martí del siglo XIX y encerrarlo en el contexto histórico que hizo posible la trascendencia de sus escritos, es condenarlo a vivir en el pasado y no acudir a él para inspirarnos, cuestionarnos, incluso para potenciar alumbramientos, pactos, esencias. 

El individuo que reclama para sí una visión de Martí acomodada a sus creencias religiosas, a su trabajo como asalariado de alguna hegemonía,  es un antimartiano en potencia que argumentará siempre en contra de todos aquellos que crean en nuevos nacimientos del ser ético. 

Martí siempre ha estado en todos los alumbramientos del siglo XX y el XXI. Los cubanos han leído su obra y seleccionan lo que ayuda a construir caminos, saltar obstáculos y tender puentes. 

Es muy cómodo satanizar al otro que hace del contenido martiano una ascensión a las cumbres de sus mejores ideas, aunque sea desde lo profano, porque allí, en el magma de la nación, en lo subterráneo, hay un pueblo que no lo ha leído en toda su dimensión, pero que conoce de su profundo cauce libertario y ha aprendido a utilizar su poder de convocatoria para liberarse cuando ha sido necesario.

Siempre he respetado el conocimiento y sus formas de apropiación, pero cuando alguien desde una referencialidad dogmática, descalifica y cuestiona, entonces salto como un león a defender la libertad del ser martiano y sus modos de asumirla en cualquier tiempo. 

Moriré paladeando la libertad martiana en la que creo, esa que dio sentido a mi vida y a la cual me debo, la que me enseñó que ningún hombre, por muchos privilegios y títulos que tenga, puede echarse sobre otro, azuzando odios de clase, apetitos de poder y  componendas ideológicas mezquinas, para disfrutar las mieles de algún poder. 

Para mí, la opción de Dos Ríos es la más sana, porque es más digno luchar y morir por la libertad y sus modos de alcanzarla, que vivir a los pies de una oscuridad que te niega cuando pretendes encender un poco de luz. Prefiero la mano del amigo que me cuestiona con sinceridad, a la del funcionario público repartiendo elogios desde una tribuna. 

Ser martiano no es una consigna, es una actitud ante la vida. 




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