Mostrando entradas con la etiqueta Obama. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Obama. Mostrar todas las entradas

sábado, 1 de julio de 2017

Soy un mambí incómodo, irredento


Peleo, sufro y me desgasto por la vida que quisiera para mí y los míos, desde aquí. Será “la utopía de las utopías” para algunos. O un sueño estúpido. Pero es el mío.

Por Luis Alberto García (Cuba) 

Soy un mambí incómodo. Insurrecto. Siempre irredento. Los que me quieren mucho, los que me quieren menos, los que me aborrecen y hasta los que no confían en mí, saben que acierto y yerro, siempre por convicción y no por compulsión. Es lo que hace que a diario ponga la cabeza en la almohada sin arrugas internas.

Si opino acerca de tantas cosas vitales y banales, y comparto aquellas que me mueven el piso en las escasas ocasiones en que consigo planear por Facebook, no quiero ni puedo ahora dejar de decir lo que pienso, sin presiones ni sugerencias y a mi manera, acerca de la obra protagonizada por el actual presidente estadounidense en un teatro de La Florida hace varios días:

No me gustó la locación, ni el nombre de la sala, ni el casting, ni la figuración, ni el contenido del libreto, ni la dramaturgia, ni las actuaciones, ni la labor de los asesores históricos (imagino que los hubo), ni la escenografía, ni la música. Los departamentos de vestuario y maquillaje funcionaron bien.

Se me antoja desde todo punto de vista, imposible, prestarle atención a un grupo de cubanos que asegura querer lo mejor para su gente y que pretenda hacerlo bajo una bandera y un himno que no son los de su país de origen. Está raro eso. Muy raro. No va conmigo. Hiede a anexionismo a 90 millas de distancia.

Si ese mismo grupo aplaude de manera harto entusiasta que a su gente la sigan hostigando y tratando de rendir por hambre y más miseria, automáticamente no comulgo con él. Y conmigo, una inmensa mayoría que en este archipiélago hemos pasado las verdes, las maduras y las podridas. De igual manera, me consta que hay cientos de miles de compatriotas diseminados por todo el mundo, que quieren que terminen la asfixia y el cerco a sus iguales, que dura ya varias décadas.

Que el grupo de actores y extras en aquel “motivito”, además, vitoree la vuelta a la larga noche de bravuconerías y ukases imperiales de Goliat contra David, asusta y lo descalifica por completo en sus esperanzas de incidir en la vida futura de su pueblo. Los pueblos tienen memoria de elefante. Y el odio es mala hierba.

Las cosas iban. Lentas, pero iban. Obama y Raúl respetando y, sobretodo, respetándose, lo consiguieron para bien de dos naciones, de dos pueblos. Pudiera decir que hasta para bien del continente. Más aun, de la Patagonia hasta Alaska.

Ahora nos regresaron al stop motion. Al dominó trancado con los dos equipos llenos de fichas gordas. Porque si Goliat se pone guapo, por muy grande que sea, David no come miedo. Como siempre ha sido.

Hay muchas cosas buenas que me emocionan de mi tierra. Y otras muchas no me agradan del país actual que habito. Peleo, sufro y me desgasto por la vida que quisiera para mí y los míos, desde aquí. Será “la utopía de las utopías” para algunos. O un sueño estúpido. Pero es el mío. Y en ese sueño, equivocado o no, la bandera tiene una sola estrella y suena el Himno de Bayamo. Y en él caben todos los nacidos bajo las palmas reales y sus descendientes, más allá de sus posturas ideológicas o políticas siempre y cuando piensen y defiendan de corazón, con hidalguía y sentido común, lo que será mejor, de verdad, para todos los cubanos. Aquello de “con todos y para el bien de todos” no es letra muerta.

No me gustaría en absoluto que el presidente cubano intentara bailar en casa del Trump. No lo ha hecho. Y no lo hará.

De la misma manera no quiero que el Trump quiera dirigir las coreografías en la casa mía. No tiene clave.

PD: Y ahora, vengan a por mí los talibanes de todas las denominaciones. Estoy listo. 

(Tomado de La Jiribilla)

miércoles, 16 de noviembre de 2016

POR MUCHO QUE ME DIGAN EN FACEBOOK: los cubanos no queremos a Trump

Trump tendrá que decidir entre derogar la ley  de Ajuste Cubano o rendir a la Revolución cubana por asfixia económica y moral.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Los cubanos que residen en Estados Unidos consideran a sus hermanos de la isla muy desinformados en la cuestión electoral de la gran potencia norteña, algo así como "analfabetos"  en la cuestiones de su muy conocida "democracia". Cuando alguien expresa una valoración, alguna pregunta, o sencillamente hace uso del ejercicio del pensar en Facebook, por citar la red más usada, te descalifican porque vives en una isla con un sistema ideológico diferente. A raíz de la entrevista de Donald Trump, del pasado domingo en la televisión, expresé algunos criterios, interrogantes y las pasiones se elevaron.

Filósofos de ocasión se erigieron fiscales de la migración cubana en los Estados Unidos y llegaron a llamar idiotas a los que criticaron la victoria electoral de Trump, según ellos, “por qué no fueron capaces de hacer eso mismo en su país de origen”; los nuevos discípulos de Platón acuden a una metáfora sexual para descalificarlos: “le faltaron c….”

Algunos acudieron al pasado para mostrar el acierto de sus decisiones al tomar el camino de la emigración; se sienten totalmente aplatanados en los Estados Unidos, para ellos si cabe el estatus de refugiados políticos, en otras palabras, la Ley de Ajuste Cubano, que fue concebida para proteger a aquellos que huían del régimen comunista de La Habana, funcionaba en el contexto de los 60 y los 70, después se convirtió en algo económico;  así que los auténticos sentidos  por las que se elaboró se perdieron y ya es un anacronismo del que se valen muchos  “fidelistas” para irse allá, hacer fortuna y regresar a la isla. Derogarla es una necesidad histórica, porque no responde a los dictados iniciales que la justificaron, reconocen la mayoría de los foristas participantes en mi muro de Facebook.

Trump ha dicho en declaraciones de su agenda electoral, que La Ley de Ajuste Cubano  la eliminará en los dos primeros años de su mandato, así que ya es una promesa; los cubanos que ya tienen el estatus de residentes, ahora miran con malos ojos a las oleadas que llegan a través de la frontera mexicana, ya se valora como una cuestión doméstica de peligros potenciales para la estabilidad del sistema. En el nuevo escenario, creen algunos; valdría la pena etiquetarlos como indocumentados y devolverlos a Cuba, porque vienen a apropiarse de los empleos,  fracturan las creencias  ideológicas, domésticas, culturales: "...si se te meten personas desconocidas a tu casa a la fuerza y tu por evitar los dejas dormir una noche, pero al pasar los días no se van y en una semanas se adueñan de tu casa y quieren mandar más que tu y te exigen como dueños y señores... ¿Qué tú haces?”, dice una de las foristas amiga.

Lo real es que un cubano desde que entra a los Estados Unidos, por la vía que sea, automáticamente  tiene una residencia verbal llamada Parolet, en un año puede hacer sus papeles: “(…) enseguida que pone pies en tierra, tiene beneficios como permiso de trabajo para comenzar a rehacer su vida como cualquier otra persona ya residente ... De hecho tiene los mismos beneficios que cualquier otro cubano emigrante, no importa si haya sido sorteo o reclamación familiar”, dice una de las jóvenes foristas. “Cuando tiene 1 año y un día ya puede aplicar para la residencia”, precisa otra. Acogerse al Parolet elimina cualquier semejanza con cualquier otra  migración. ¿Podrá Trump usar sus facultades para derogar esa Ley?  En lo personal,  es posible hacerlo, porque cuesta mucho a los contribuyentes mantenerla y se ha convertido en una pesada carga para el sistema. Así que la mentalidad pragmática del nuevo presidente millonario se impondrá; veremos qué posición asumen sus compañeros de fila en el Senado y la Cámara, ¿estarán con él, o jugarán en la banca contraria?

Otros se explayaron en consideraciones sobre las crisis de Camarioca (1965), el Mariel (1980), los balseros (1994) y desenfundaron  argumentos cargados de mucho rencor por los agravios de La Habana, así el gobierno de la isla se convirtió en objeto de críticas ácidas y al parecer los únicos que se equivocaron en esos escenarios fueron los “fidelistas”. Muy pocos asumen el clima que se vivía en cada una; las tensiones  de la Guerra Fría, en fin, los cubanos en medio de esos  dilemas ideológicos, políticos, qué elecciones tenían.

En algo parecen coincidir los foristas, Obama ha sido el culpable de  erradas políticas que llevaron a Estados Unidos  a la situación de crisis sistémica que sufre actualmente: “(…) ha hecho lo que le ha dado la gana, ha gobernado por Decretos o sea firmando leyes a pantalones”…  Aquí uno siente el temor de los ya establecidos, porque el primer  presidente negro en Estados Unidos, intentó facilitar programas que beneficiaran a  la migración, entre ellos sobresalen: cobertura médica, ubicación laboral, seguridad social, en fin, así lo tenía proyectado en su agenda electoral, pero muy poco pudo hacer en sus dos períodos de gobierno.

A la Clinton se le valora como continuadora de esa política fallida, sin embargo, cuando se sopesan los resultados electorales fríamente, los cubanos volvieron a apostarlo todo por la opción demócrata. Así sucedió en Miami Dade, New Jersey y Las Vegas, el voto popular allí favoreció a la Clinton. ¿Por qué sucedió así? 

Una gran mayoría de esas generaciones históricas, las de los 60, los 70, del siglo XX, permanecen cerradas a la posibilidad de reconciliación nacional, unidad de la Patria y asumen como peligrosa la normalización de las relaciones con Estados Unidos, así que la política de mano dura con La Habana no debe cambiar desde su punto de vista.

Trump tendrá que decidir entre derogar la Ley  de Ajuste Cubano o rendir a la Revolución cubana por asfixia económica y moral; la segunda de las opciones tiene mucho lobby  en cuestiones de poder y se impondrá a larga, aunque las estadísticas la consideren insostenible. Así que Trump lo apostará todo a la desmoralización de la alternativa comunista de La Habana. El gabinete que ha formado, parece darme la razón. 

martes, 22 de marzo de 2016

No somos pigmeos* inmorales, Obama nos respeta como cubanos


El saludo de la cordialidad y el respeto a lo diferente.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Cuba vive un momento excepcional en su historia, un Presidente de Estados Unidos llamado Barak Obama la visita y muchas cosas para bien, quizás para mal, cambiarán. Desde el pasado algunas luminarias se levantan para recordar que no se puede confiar ni un tantico así en el imperialismo yanqui.

La memoria histórica prohíbe olvidar, el yanqui siempre se ha creído superior al latino y más a los cubanos, aunque estos últimos han jugado pelota al duro con ellos y han ganado respeto por eso.

Lo importante no es hablar mierda, sino reconocer el derecho de un pueblo a elegir su futuro, independientemente de las realidades; es descabellado suponer que alguien nos traerá, lo que nosotros debemos hacer por nuestra propia cabeza y hechos.

Pensamientos extraños siempre generan caminos torcidos, no olvidar a José Martí cuando desconfiaba de las soluciones nacidas de los males de otros pueblos. Son tiempos de lógicas abiertas, atentas al latir de lo real, con los ojos en Internet para empoderarnos en nuestras verdades, por encima de espíritus de secta, caudillismos locales o estrechos feudos, donde la verdad a veces nos quema.

Habrá reconciliación entre cubanos y estadounidenses, pero lograrlo requerirá inteligencia y sentido del momento histórico. Cada cual tiene sus verdades, sus valores, será un choque de culturas, quizás miradas encontradas, experiencias diferentes, pero el cubano no padece amnesia calculada, el yanqui orinó muchas veces sobre nuestro José Martí, al menos Barak Obama reconoce abiertamente el valor del Apóstol y de alguna manera enmienda esos errores.

Cuba cambiará. No debemos tenerle miedo a la crítica, si sabemos identificar bien de dónde viene la misma. A personas sanas moralmente, crítica sana, edificante. Lo triste es cerrarnos a lo que nos eleva, porque creemos que de esa forma le damos luz al enemigo. ¿Quién es el enemigo entonces?

*Utilizo la palabra con toda justicia aquí, pues la cultura anglosajona ha querido vernos hasta como  vagabundos,  míseros, incluso unos pigmeos inmorales. Leer + en Vindicación de Cuba

miércoles, 28 de enero de 2015

Ojo con las zanahorias del Tío Obama



Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu

La historia de las relaciones Cuba-Estados Unidos entra en una nueva fase, a partir de los cambios anunciados por el presidente Barak Obama y las negociaciones de alto nivel  que ambos gobiernos llevan adelante para conseguir propósitos que beneficien a ambas naciones a nivel estratégico.

Ha trascendido a los medios las diferencias entre ambos gobiernos en el tema de los derechos humanos. Estados Unidos tiene sus maneras muy propias de enfocar el fenómeno, Cuba defiende y fundamenta las suyas, incluso hace propuestas que bien pudieran considerarse en el momento actual que vive la sociedad estadounidense. En materia de atención primaria de salud, La Habana puede ayudar con los programas de colaboración médica en el mundo y las estrategias desarrolladas para enfrentar y prevenir enfermedades epidémicas. Hay que decir, según numerosas fuentes consultadas, que el sistema de salud pública en Estados Unidos está bien deteriorado y existen muchas familias desprotegidas, por eso uno de los puntos principales de la agenda de Obama  fue reformar este estado de cosas.

También era de esperar que la delegación encabezada por Roberta Jacobson escuchara a la disidencia cubana, incluso dialogara con ella, un hecho que también evidencia algo que Raúl Castro dijo en su Alocución del 17 de diciembre de 2014: “Tenemos que aprender a convivir con nuestras diferencias”.

Una conversación con los principales voceros de la oposición en Cuba anuncia también que Estados Unidos quiere diagnosticar de cerca su composición y alcance. Lo cierto es que la misma no representa a sectores mayoritarios de la sociedad cubana y generalmente son pagados por la Agencia Central de Inteligencia y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAI).

En lo personal, aprecio que ponerse de acuerdo en formas de enfocar el tema de los derechos humanos llevará tiempo e inteligencia; conseguir acuerdos beneficiosos para ambas naciones no será fácil. No olvidar que Estados Unidos nunca renunciará a su condición de país árbitro del mundo. Cuba ha lidiado con eso por muchas décadas, pero ahora cambian los escenarios y las mieles de su diplomacia buscarán los lados vulnerables por donde entrar y servir zanahorias para que ojos golosos se vayan con las más suculentas. Ojo con estas últimas, nunca serán servidas por amor al pueblo de Cuba.

lunes, 26 de enero de 2015

Cuidado con las zanahorias del Tío Obama




Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu

Estados Unidos y Cuba logran sentarse a la mesa de negociaciones y lo que parecía una historia de ciencia ficción deviene realidad inmediata. ¿Qué aprecio en esta ronda de negociaciones celebrada en La Habana?

Ante todo, un interés común en ambos gobiernos por encontrar soluciones comunes a problemas históricos en la agenda de relaciones de los dos países, sin imponer esquemas previos. Nunca antes en la historia de la Revolución cubana había sucedido algo así, pues generalmente la Casa Blanca estaba prejuiciada hacia el gobierno de La Habana  y nunca fue posible un clima bilateral de respeto mutuo entre las dos partes.

Otro elemento positivo que debemos señalar, es la discusión de plataformas comunes de enfrentamiento al terrorismo y al tráfico de personas, muy importantes para la normalización de las relaciones; sin embargo trasciende el hecho de que La Casa Blanca mantendrá intacta la Ley de Ajuste Cubano y  la migración cubana seguirá gozando de un trato preferencial si la comparamos con la del resto del mundo. La pregunta que se cae de la mata sale a flote enseguida: ¿Cómo normalizar las relaciones, si en un tema tan sensible, no habrá cambios? Abiertamente se infiere, que Estados Unidos tiene entre sus propósitos el desmantelamiento de la Revolución, pues no debe olvidarse, que la citada ley se utiliza con el supuesto fin de ayudar a “aquellas personas que escapan del régimen comunista en Cuba”.

Si realmente se quieren cambios, habrá que negociar largo y con inteligencia, no olvidar que estamos ante una diplomacia probada en el garrote y los guantes blancos, con ella hay que saber jugar al gato y al ratón, de lo contrario esconde el queso y sirve zanahorias a la mesa.

Por el momento, reconocer las intenciones, pero habrá que esperar por las plataformas articuladas entre ambos gobiernos y la aplicación de las mismas para lograr los propósitos acordados. En lo personal infiero que muchos puntos de la agenda tendrán que ser conversados muchas veces, y quizás se consiga uno que otro acuerdo que beneficie al pueblo de Cuba.

lunes, 19 de enero de 2015

Obama será el primer presidente de Estados Unidos en viajar a Cuba



Obama disfruta el tabaco cubano, gusta de nuestra música y sueña con ser el primer Presidente en visitar la isla

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu

Estados Unidos y Cuba avanzan en sus relaciones,  no es una cuestión de retóricas, ni políticas hueras, es una realidad que toca a cada cubano muy de cerca. El 17 de diciembre de 2014 será recordado como una fecha gloriosa en la historia de la nación. Saber que ambos países normalizan relaciones, pone optimista hasta al más escéptico de los mortales.

Como primer paso, el Presidente de Estados Unidos, de conjunto con el cubano, han creado las condiciones para la reapertura de embajadas en cada uno de los países. De suceder este acontecimiento, las relaciones entran en una nueva etapa de cara al futuro, pues los canales diplomáticos  serán los ideales y muchas cosas podrán conseguirse por esta vía.

Qué un Presidente de Estados Unidos admita que el bloqueo es un fracaso, dice mucho de las tendencias de opinión imperantes en el mundo hispano de esa nación; no es un secreto que casi nadie comparte esa política agresiva de pretender asfixiar a un gobierno por no compartir formas de gobiernos e ideologías. Imaginar un régimen de carácter comunista a 90 millas, fue una pesadilla para muchas administraciones yanquis, pero eso ya es un tema que pertenece al pasado. Ahora toca al Congreso de ese  país suspender el bloqueo; los intereses comerciales lo harán posible.

Saber que este viernes el Presidente Obama comenzó a implementar el conjunto de cambios hacia Cuba, dice que no son palabras hueras, ambos países podrán en lo adelante sostener intercambios  familiares, humanitarios, profesionales, educativos, religiosos, culturales, deportivos e incluso podrán efectuarse coberturas periodísticas.

Es cierto que a los republicanos no les hace feliz el rumbo de Obama, pero es bueno recordarles algo: Obama disfruta el tabaco cubano, gusta de nuestra música y sueña con ser el primer Presidente en visitar la isla; eso puede suceder en este 2015.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Discurso Completo de Barak ‪‎Obama dirigido a ‪‎Cuba y ‪‎Estados Unidos



 


Washington. A continuación, la alocución presidencial del presidente Barack Obama en la que anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas en Cuba.
Buenas tardes. Hoy, Estados Unidos de América empieza a cambiar su relación con el pueblo de Cuba.
En el cambio más significativo de nuestra política en más de cincuenta años, terminaremos con un enfoque obsoleto que por décadas fracasó en promover nuestros intereses y, en cambio, comenzaremos a normalizar la relación entre los dos países. A través de estos cambios, es nuestra intención crear más oportunidades para el pueblo estadounidense y para el pueblo cubano y comenzar un nuevo capítulo entre las naciones del continente americano.
La historia entre Estados Unidos y Cuba es complicada. Yo nací en 1961, justo dos años después de que Fidel Castro tomara el poder en Cuba y unos meses después de la invasión en la Bahía de Cochinos, en la que se intentó derrocar a su régimen. En las siguientes décadas, la relación entre nuestros países tuvo lugar frente al trasfondo de la Guerra Fría y la firme oposición de Estados Unidos al comunismo. Solamente nos separan 90 millas. Pero año tras año, se endureció la barrera ideológica y económica entre los dos países.
Mientras tanto, la comunidad de exilados cubanos en Estados Unidos contribuyó enormemente con nuestro país, en la política, los negocios, la cultura y los deportes. Como otros inmigrantes lo habían hecho previamente, los cubanos ayudaron a reconstruir a Estados Unidos, a pesar de sentir una dolorosa nostalgia por la tierra y las familias que dejaron atrás. Todo esto forjó una relación única entre Estados Unidos y Cuba, al mismo tiempo amigos y enemigos.
Nos enorgullece que Estados Unidos ha apoyado la democracia y los derechos humanos en Cuba en estas cinco décadas. Lo hemos hecho principalmente a través de políticas dirigidas a aislar a la isla, y evitar que las personas que viven en Estados Unidos viajen o comercien allí, a diferencia de lo que sí puede hacer en cualquier otro lado. Y si bien esta política se originó con la mejor intención, ninguna otra nación se ha unido a nosotros para imponer estas mismas sanciones, y ha tenido muy poco efecto fuera de otorgarle al gobierno cubano una lógica para aplicar estas restricciones sobre su propia gente. Hoy, Cuba todavía está bajo el gobierno de los Castro y el Partido Comunista que tomó el poder hace medio siglo.
Esta rígida política no sirve ni al pueblo estadounidense ni al pueblo cubano y se origina en hechos que ocurrieron antes de que muchos de nosotros naciéramos. Piensen que por más de 35 años hemos tenido relaciones con China, un país mucho más grande y también gobernado por el Partido Comunista. Hace casi dos décadas, restablecimos relaciones con Vietnam, donde luchamos una guerra en la que perecieron más estadounidenses que en ninguna confrontación de la Guerra Fría.
Por eso es que, cuando asumí el cargo de Presidente de Estados Unidos, prometí volver a revisar nuestra política con Cuba. Para comenzar, levantamos restricciones para los estadounidenses de origen cubano para que pudieran viajar y enviar giros a sus familias en Cuba. Estos cambios, aunque fueron polémicos, ahora se ven como obvios. Los estadounidenses de origen cubano se han reunido con sus familias y han sido los mejores embajadores de nuestros valores. Y a través de estos cambios, una nueva generación de estadounidenses de origen cubano ha cuestionado más y más un enfoque que lo que más hace es mantener a Cuba excluida de un mundo interconectado.
Aunque personalmente he estado listo para tomar pasos adicionales desde hace algún tiempo un gran obstáculo se interpuso en el camino: la injusta encarcelación de Alan Gross en Cuba, un ciudadano estadounidense y contratista de USAID, por cinco años. Durante muchos meses mi administración ha mantenido discusiones con el gobierno cubano sobre el caso de Alan y otros aspectos de nuestra relación. Su Santidad el papa Francisco apeló personalmente y urgió para que yo y el presidente de Cuba, Raúl Castro, resolviéramos el caso de Alan y para que atendiéramos el interés de Cuba en la liberación de tres agentes cubanos que habían estado encarcelados en Estados Unidos durante 15 años.
En el día de hoy, Alan volvió a su casa y finalmente se reunió con su familia. El gobierno cubano liberó a Alan por motivos humanitarios. Por otro lado, y como intercambio por los tres agentes cubanos, Cuba hoy liberó a uno de los más importantes agentes de inteligencia que Estados Unidos tuvo en Cuba, y que había estado prisionero durante casi dos décadas. Este hombre, cuyo sacrificio era conocido sólo por unos pocos, le dio a Estados Unidos la información necesaria para arrestar a la red de agentes cubanos que incluía a los hombres que hoy se envían a Cuba, como también a otros espías en Estados Unidos. Este hombre está a salvo ahora en nuestro territorio.
Habiendo recuperado a estos dos hombres que se sacrificaron por nuestro país, puedo entonces ahora tomar las medidas necesarias para establecer, como centro de nuestra política, el interés de los pueblos de ambos países.
Primero, he instruido al Secretario de Estado Kerry a que comience inmediatamente las discusiones con Cuba para restablecer las relaciones diplomáticas que han estado interrumpidas desde enero de 1961. En adelante, Estados Unidos restablecerá una embajada estadounidense en La Habana, y funcionarios de alto rango visitarán Cuba.
En donde podamos promover intereses compartidos, lo haremos, en asuntos como salud, inmigración, antiterrorismo, tráfico de drogas y respuesta a catástrofes. De hecho, ya hemos observado los beneficios de la cooperación entre nuestros países antes. Fue un cubano, Carlos Finlay, quien descubrió que los mosquitos transmiten la fiebre amarilla. Su trabajo ayudó a Walter Reed en su lucha. Cuba ha enviado a cientos de trabajadores de la salud a África a ayudar en la lucha contra el ébola y creo que los trabajadores de salud de Estados Unidos y Cuba deberían trabajar, mano a mano, para detener la transmisión de esta enfermedad fatal.
Ahora bien, en donde estamos en desacuerdo, plantearemos esas diferencias de manera directa, como lo continuaremos haciendo con los asuntos relacionados con la democracia y los derechos humanos en Cuba. Pero yo creo que podemos hacer más para apoyar al pueblo de Cuba y promover nuestros valores mediante la participación. Después de todo, estos 50 años han demostrado que el aislamiento no funcionó. Es hora de un nuevo enfoque.
Segundo, he instruido al Secretario Kerry para que revise la calificación de Cuba como un Estado que patrocina el terrorismo. Esta revisión será guiada por los hechos y las leyes. El terrorismo ha cambiado en las últimas décadas. En un momento en el que nos concentramos en las amenazas desde al Qaida hasta ISIS, una nación que cumple con nuestras condiciones y renuncia al uso de terrorismo no debería enfrentar esta sanción.
En tercer lugar, estamos tomando las medidas para aumentar el transporte, el comercio y el flujo de información de y hacia Cuba. Fundamentalmente, esto se trata de la libertad y la apertura, y también manifiesta mi creencia en el poder de participación entre las personas. Con los cambios que estoy anunciando hoy, será más fácil para las personas que viven en Estados Unidos viajar a Cuba. Ellos podrán usar tarjetas de crédito y débito de Estados Unidos en la isla. Nadie representa los valores de Estados Unidos mejor que su gente y yo creo que este contacto, en última instancia, hará más para empoderar a la gente de Cuba.
También creo que más recursos deberían llegarle a la gente de Cuba. Así que aumentamos significativamente la cantidad de dinero que se puede enviar a Cuba y eliminamos los límites en giros que apoyan proyectos humanitarios, al pueblo de Cuba y a su emergente sector privado.
Creo que las empresas estadounidenses no deberían estar en desventaja y que un aumento del comercio es bueno para los estadounidenses y los cubanos. Por lo tanto, facilitaremos transacciones autorizadas entre Estados Unidos y Cuba. Se permitirá a las instituciones financieras de Estados Unidos abrir cuentas en instituciones financieras cubanas. Y será más fácil para exportadores de Estados Unidos vender productos en Cuba.
Yo creo en el libre flujo de información. Desafortunadamente, nuestras sanciones sobre Cuba han negado a los cubanos el acceso a tecnología que ha empoderado a individuos en todo el mundo. Por lo tanto, he autorizado el aumento de las conexiones de telecomunicaciones entre Estados Unidos y Cuba. Las empresas podrán vender los productos que les darán a los cubanos la habilidad para comunicarse con Estados Unidos y otros países.
Estas son las medidas que yo puedo tomar como Presidente para cambiar esta política. El embargo que se ha impuesto durante décadas se encuentra en una legislación. A medida que estos cambios se desarrollan, espero poder involucrar al Congreso en una discusión seria y honesta sobre la eliminación del embargo.
Ayer, hablé con Raúl Castro para ultimar los detalles de la liberación de Alan Gross y el intercambio de prisioneros y para describir cómo progresaremos de ahora en adelante. Le dejé claro que creo firmemente en que la sociedad cubana está oprimida por las restricciones impuestas sobre sus ciudadanos. Además del regreso de Alan Gross y de la liberación de nuestro agente de inteligencia, nos da gusto la decisión de Cuba de liberar a un gran número de prisioneros, cuyos casos fueron planteados directamente por mi equipo al gobierno cubano. Nos agrada la decisión de Cuba de proveer un mayor acceso a Internet a sus ciudadanos y la continua participación de sus instituciones internacionales como las Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja, que promueve valores universales.
Pero no dudo que persisten trabas para la libertad para los cubanos de a pie. Estados Unidos cree que ningún cubano debe enfrentar acosos, arrestos o golpizas simplemente porque ejerce el derecho universal de expresar su pensamiento, y continuaremos apoyando a la sociedad civil en ese asunto. Si bien Cuba ha hecho reformas para abrir su economía de manera gradual, continuamos creyendo que los trabajadores cubanos deben ser libres para crear sindicatos, de la misma manera que sus ciudadanos deben ser libres para participar en el proceso político.
Además, dada la historia de Cuba, también espero que Cuba siga aplicando políticas que, a veces, estarán en franco desacuerdo con los intereses de Estados Unidos. No espero que los cambios que estoy anunciando hoy brinden una transformación de la sociedad cubana de la noche a la mañana. Pero estoy convencido que a través de una política de participación, podemos defender nuestros valores de una forma más efectiva y ayudar a los cubanos a que se ayuden a sí mismos a medida que entran en el Siglo XXI.
Para aquellos que se oponen a los pasos que anuncio hoy permítanme decirles que respeto su pasión y comparto su compromiso con la libertad y la democracia. La cuestión es cómo mantenemos ese compromiso. No pienso que podamos seguir haciendo lo mismo durante más de cinco décadas y esperar un resultado distinto. Además, intentar empujar a Cuba al colapso no beneficia a los intereses de Estados Unidos ni los de los cubanos. Incluso si eso funcionara, lo cual no ha funcionado durante 50 años, sabemos por experiencia que es más probable que los países disfruten de una transformación duradera si la gente no está sujeta al caos. Hacemos un llamado a Cuba para que desencadene el potencial de 11 millones de cubanos para poner un punto final a las innecesarias restricciones impuestas en sus actividades políticas, sociales y económicas. Con ese mismo espíritu, no debemos permitir que sanciones de Estados Unidos impongan una carga aún mayor a los ciudadanos cubanos, a quienes estamos intentando ayudar.
A los cubanos, Estados Unidos les extiende una mano de amistad. Algunos de ustedes nos han buscado como fuente de esperanza, y continuaremos alumbrando una luz de libertad. Otros nos han visto como un pasado intento de colonización para controlar su futuro. José Martí una vez dijo, "la libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía". Hoy, estoy siendo honesto con ustedes. Nunca podremos borrar la historia entre nosotros, pero creemos que deben estar empoderados para vivir con dignidad y autodeterminación. Los cubanos tienen un dicho sobre la vida diaria: "No es fácil". Hoy, Estados Unidos quieren ser un socio para hacer que la vida de los cubanos ordinarios sea un poco más fácil, más libre y más prospera.
Para aquellos que han respaldado estas medidas, les agradezco por ser socios de nuestros esfuerzos. En particular, quiero agradecer a Su Santidad el papa Francisco, cuyo ejemplo moral nos muestra la importancia de proseguir en el mundo de la manera que tiene que ser, en lugar de simplemente dejarlo como está; al gobierno de Canadá, que ha sido sede de nuestros debates con el gobierno cubano; y a un grupo bipartidista de congresistas que han trabajado sin descanso para la liberación de Alan Gross, y por un nuevo enfoque con respecto a nuestros intereses y valores en Cuba.
Finalmente, nuestro cambio de política hacia Cuba llega en un momento en el que hay un liderazgo renovado en el continente americano. Para abril, todos tenemos preparada una reunión en la que Cuba se una a otras naciones del hemisferio en la Cumbre de las Américas. Pero insistiremos para que la sociedad civil se una a nosotros, y para que, de esa forma, los ciudadanos y no sólo los líderes, formen nuestro futuro. Y hago un llamado a que los demás líderes le brinden un significado a este compromiso con la democracia y los derechos humanos que están en el corazón de la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Permítanos dejar atrás el legado de la colonización y el del comunismo, la tiranía de los carteles de droga, de dictadores y farsas electorales. Es posible tener un futuro con mayor paz, seguridad y desarrollo democrático si trabajamos juntos, no para mantener el poder, no para asegurar el interés personal, sino para promover los sueños de nuestros ciudadanos.
Estimados conciudadanos, la ciudad de Miami se encuentra a solo 200 millas o menos de La Habana. Un sinnúmero de cubanos ha emigrado a Miami, en aviones y balsas improvisadas; algunos han venido sin más que una camiseta y la esperanza en su corazón. Hoy, a menudo se le refiere a Miami como la capital de Latinoamérica. Pero también es una ciudad profundamente estadounidense; un lugar que nos recuerda que los ideales importan más que el color de nuestra piel, o las circunstancias de nuestro nacimiento; una demostración de lo que los cubanos pueden lograr, y la apertura de Estados Unidos con nuestra familia con el sur. Todos somos americanos.
El cambio es duro, en nuestras propias vidas y en las vidas de las naciones. Y el cambio es aún más duro cuando llevamos el peso de la historia en nuestros hombros. Pero hoy estamos haciendo estos cambios porque es lo correcto que hay que hacer. Hoy, Estados Unidos elige deshacerse de las cadenas del pasado para poder llegar a un mejor futuro para los cubanos, para los estadounidenses, para todo el hemisferio y para el mundo.
Gracias. Que Dios los bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Aviso a los lectores de Caracol de agua

Este blog admite juicios diferentes, discrepancias, pero no insultos y ofensas personales, ni comentarios anónimos. Revise su comentario antes de ponerlo, comparta su identidad y debatiremos eternamente sobre lo que usted desee. Los comentarios son propiedad de quien los envió. No somos responsables éticos por su contenido.