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viernes, 10 de enero de 2020

Mi padre Quijote se ha ido


Arnoldo Fernández Ramos, nació el 4 de septiembre de 1945.

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

El hombre al que una vez llamé padre y amé por siempre está muriendo; su nombre: Arnoldo Fernández Ramos. A él están dedicadas las páginas de este blog que hoy acabas de leer.

Creyó que vivir era darlo todo a una princesa africana, veinte años menor que él.

Sólo un milagro de Dios puede traerlo de vuelta, ojalá suceda y  encuentre el camino de la familia, los amigos.

Mientras el pueblo duerme y un inmenso aguacero desborda la ciudad; lo arropa una tela roja y negra, perfumada con hierbas aromáticas del monte y una pulsa de ojos de buey.

A las 9:30 de la noche del miércoles 8 de enero de 2020, dijo sus últimas palabras, después cayó en un coma del que nunca regresó.

Tantas aventuras de caballería, todas victoriosas; pero la Dulcinea de ébano de sus últimos suspiros lo llevó al abismo.

Es la una de la madrugada del jueves 9. Mi mascota Cuquita duerme; no imagina lo que está sucediendo.

Padre lucha por ganar el último torneo de sus fantasías caballerescas.

La princesa africana burla la guardia familiar y llega a su cuerpo en Terapia Intensiva, busca en su mano derecha la sortija de oro, -vieja reliquia traída de España en los primeros 10 años del siglo XX-, que siempre quiso como muestra de poder, pero no la encuentra.

El viernes 10, a las 8:40 de la noche, padre cae de Rocinante. Lluvias de flores invaden su trono final. Luego lo llevan en hombros por la Avenida Jesús Rabí, por el Parque de sus alegrías y tristezas; el pueblo de Contramaestre en un arranque emotivo canta sus dos canciones memorables: Lágrimas negras de Miguel Matamoros y Mi linda Guajira de Lorenzo Hierrezuelo.

El aplauso es cerrado. Despiden al hombre que hizo del baile, una de las mayores pasiones de su vida. Mi hermana llora sobre el Quijote que mi padre nunca dejó de interpretar. Todos lloramos. La princesa africana está allí, pero nadie la ha visto.

miércoles, 23 de octubre de 2019

La libertad del Yo



Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Muchas personas en el mundo de habla hispana creen que educar en valores, es una transmisión fría y pasiva de información. Cuando esto último se convierte en práctica cotidiana, lejos de formar, desaparece el camino y surge así, la simulación, la doble moral, el oportunismo.

Quiero dirigir la atención aquí, a propósito del tema, sobre el enfoque psicológico de los valores, partiendo de un concepto bien definido: son todos los motivos que se constituyen en el proceso de socialización del hombre, o sea todas las relaciones humanas que se construyen durante el mismo. Entiéndase de pareja, de las organizaciones sociales, fraternales, de la vida pública, de la amistad, las económicas, las culturales, entre muchas otras...

Subrayo aquí, relaciones y motivos, porque si no están dadas en un contexto situacional que estimule las emociones, la identidad personal y mueva las fibras afectivas más sensibles del ser humano, nunca podrán convertirse en valores personalizados que regulen el comportamiento.

La clave del enfoque psicológico reside en la necesidad de ayudar a la formación del Yo, aceptando sus diferencias, las contradicciones como fuentes del desarrollo; porque no pueden existir los yo idénticos. Sólo es posible imaginarlos en la propaganda de países totalitarios como la Alemania nazi, la Italia fascista o la España falangista.

Ese Yo, pero con mayúscula, es inmenso, necesario en todo país que se respete; debemos cuidarlo, crearle espacios para que asome, porque muchas veces, sin darnos cuenta, lo apaleamos cuando se expresa de forma auténtica, contradictoria y demasiado revolucionaria.

La clave está en propiciarle relaciones; motivos fértiles; entonces la obra humana es indestructible, porque el Yo deviene valor personalizado en la vida de cada individuo, expresado en sus pensamientos, su comunicación oral, escrita, al comportarse en lo público y privado. No será  un hecho moral fingido, ni adornado para complacer a nadie.

La libertad real del Yo, es el camino recto a la virtud.

martes, 1 de enero de 2019

Comer 12 uvas a las 12 de la noche (BBC-Mundo)


La tradición de comer 12 uvas exactamente a las 12 de la noche llegó a América Latina desde España.

Para tener 12 meses de buena suerte y prosperidad es necesario comer una uva con el sonido de cada campanada de la medianoche.

Según el libro "España", del periodista estadounidense Jeff Koehler, existen dos teorías sobre los orígenes de esta antigua costumbre.

La primera se remonta a la década de 1880. Según diarios de la época, la clase burguesa española, imitando a la francesa, comenzó a celebrar Nochevieja comiendo uvas y tomando vino espumante.

"Poco tiempo después, esta costumbre fue adoptada por ciertos madrileños que iban a la Puerta del Sol para oír las campanas de la medianoche y, muy probablemente con ironía o como burla, comer uvas al igual que la clase alta", escribe Koehler en un artículo para la radio estadounidense NPR.

La segunda teoría sitúa los orígenes unas décadas después, en 1909. Ese año los productores de Alicante, en el sureste de España, tuvieron una cosecha excedente de uvas blancas de la variedad típica del lugar, llamadas Aledo.

Al bajo precio del producto se sumó la forma creativa de venderlo. No en vano hasta hoy en día son conocidas como las uvas "de la buena suerte".

Si bien en España uno puede encontrar 12 uvas Aledo envasadas especialmente para la ocasión, en algunos lugares de América Latina, como no es temporada de alta de esta fruta, la costumbre derivó a comer pasas.

martes, 25 de diciembre de 2018

Regresa la fiesta de Navidad a los hogares de Cuba



Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com

A Carolina, que nació en Navidad.  

Crecimos sin saber de la Navidad, escuchamos a nuestros Abuelos hablar  de ella, de las frutas de España, de turrones famosos, de chucherías nunca imaginadas por un niño nacido en los 70, los 80 y mucho menos los 90 o los 2000.

Alguien nos dijo que la Navidad no era importante y lo creímos, pero todo lo que une a las personas, vale;  son tradiciones que vienen de antaño y uno no puede pasar sobre ellas e ignorarlas, porque pertenecen al espíritu universal.

Nací en el campo de Cuba; me criaron personas nacidas en 1915, ¿cuánto tiempo vivieron la Navidad? No importó la pobreza, el estatus, la clase social; siempre tenían maneras de hacer de la Noche buena, algo inolvidable.

Aprendí con mi padre viejo el hechizo de las palabras, pues en casa no hubo corriente eléctrica hasta el 31 de diciembre de 2000.  El viejo me habló siempre de la Navidad junto a sus hermanos y hermanas; en la casa del tío Justo Peña, la cantidad de pavos asados, puercos;  de los viajes a Jiguaní a comprar raspadura de caña;  coñac, albaricoque, manzanas, uvas, melocotones;  a mi me parecía leer libros de la Europa oriental,  pues donde habían esas frutas era en sus páginas.

Crecí y la Navidad ha sido ajena a mis días, creo que a todos nos pasa igual, porque de alguna manera, no significa nada;  pero es triste saber que somos un pueblo de mayoría Católica y que una raíz identitaria, la hemos olvidado, porque los fundamentos ideológicos de los tiempos nos alejaron de ella.

Creo, con toda honestidad, que luego de la visita del Papa Juan Pablo Segundo, la Navidad retorna a los hogares cubanos y toca a los padres de familia, educar a niños y niñas en un imaginario que traiga de regreso el Arbolillo encendido, el pesebre y al viejo Santa Claus a  las casas; porque un pueblo sin imaginación, es como un zombi camino a las llamas.

Cada persona llevará a sus hijos y nietos el Santa Claus posible, el que sus bolsillos alcancen; lo importante, como decía José Martí: “A Santa Claus, que es el buen San Nicolás, ruegan los niños todo el mes de diciembre; y le prometen conducirse bien; y le escriben cartas, y le incluyen la lista de los presentes que desean; y piden a sus padres que le envíen un telegrama, para que la respuesta venga pronto. Y Santa Claus es muy bueno, ¡y siempre responde! ¡Oh, tiempos de dulce engaño, en que los padres próvidos cuidan, a costa de ahogar los suyos, de la satisfacción de nuestros deseos!"

miércoles, 16 de mayo de 2018

La verdad sobre el poeta Eduard Encina y la vida literaria de Contramaestre



Saliendo del Taller Raúl Gómez García en la  Casa Memorial Orlando Pantoja de Maffo (Año 1999)

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Año 1997. Lo veía en la madrugada o ya tocando el anochecer, sobre una bicicleta camino a Contramaestre o rumbo a Baire. Me decía: “saludos a la gente de la nacagua”;  así llamaba a Cruce de Anacahuita, mi barrio natal. Me parecía un peleador de gallos, porque su pinta daba eso.

Pero un día nos vimos en el antiguo Instituto de Perfeccionamiento Educativo (IPE) y supe que era subdirector docente de la escuela secundaria básica Rodolfo Rodríguez;  yo era jefe del departamento de humanidades de la Pepito Tey. Allí confraternizamos. Me habló de un taller que había en la ciudad, le dije que la instructora del mismo me visitaba en casa hacía más de un año.

En aquella reunión, con los profesores de humanidades, yo hablé duro de la enseñanza de la historia, de Martí; al salir, vino  y me dijo: “Guajiro, la pusiste buena”.   

Después nos encontramos en el taller, unas veces en el patio de las Maidique, otras en el amplio corredor de la vieja casa de Aquilino Fernández, hoy Central de Trabajadores de Cuba, en Contramaestre, o en el área exterior de la Casa Memorial Orlando Pantoja de Maffo.

Sus poesías eran demasiado románticas,  me daban algo así como Pablo Neruda o sencillamente César Vallejo.  El gran poeta del grupo era Víctor Adriel Matos Legrá, siempre la ponía buena y tenía un ojo para encontrar ripios, que una sección con él, era quedarse con un par de versos. Muchos se fueron del taller, porque no podían con aquello.

Los talleres debate literarios los ganaba siempre Víctor;  nadie podía disputarle. Eduard creció admirándolo por su hablar pausado, exquisita cultura y cristiano de cuna. Todos queríamos a aquel joven, porque en verdad creíamos que sería el gran poeta del futuro;  pero un día se despidió y muy serio nos dijo que se iba a España. Mantuvimos comunicación en la distancia. Cuando venía a Cuba,  celebrábamos con vino, quesos y lo que Víctor comprara, porque en verdad nuestros bolsillos andaban muy desajustados.

El taller se llamaba “Raúl Gómez García” y la instructora era Flora Preval. Allí nos dábamos cita Bárbara Cuba, Eduard Encina, Edgardo Licea, Osvaldo Matos, Omar Lora, las hermanas Maidique, Marino, Bismar Galán, Annia Enamorado, Mario Durruti, Luis Enrique Jerez, en fin mucha gente buena. De todo ese semillero, la Cuba se erigió como la poetisa enorme que ocuparía el lugar de Víctor, pues todos los premios los ganaba ella y Annia Enamorado.  Eduard era uno más.  Leía mucho a los románticos del siglo XIX cubano, después se volvió loco leyendo a Lezama Lima, a los poetas del grupo literario Orígenes, a Martí.

La Cuba se fue a Palma Soriano. Annia se apartó de los versos y Eduard apareció ante todos como el gladiador que venía formándose;  Flora estimuló mucho eso, nos prestó libros valiosos que nunca regresaron a su biblioteca. Crecimos en unos años y cuando ya se veía llegar el 2000, Eduard fue el primer poeta del grupo en publicar un libro, gracias a las Ediciones Territoriales: “De ángel y perverso”  era el título y lo presentó en Contramaestre Oscar Montoto Mayor. En verdad fue una gran alegría. Yo era su jefe, porque lo habían mandado para mi escuela. Desde mi trabajo yo vi hacerse todos los poemas de aquel primer cuaderno. Recuerdo conocimos a un poeta ya realizado como Alfredo Quintana, que se vino toda una semana a Baire, a darle pulimento para meterlo al horno editorial. Si hay otro padre tutelar de Eduard, es sin dudas Alfredo.

Después se ganó un premio con el  librillo “El perdón del agua” y empezó a creerse en verdad aquello de la poesía. De la cabeza a los pies nos volvimos escritores, creíamos en eso; el poeta Reinaldo García Blanco hizo de mentor, pues nos traía libros para orientarnos, según lo que veía en cada uno. Yo publicaba “Leer La Edad de Oro con ojos de Mujeres”, Carlos Miguel Pérez “El caballito de plata”, en fin muchas publicaciones. Entonces llegaron al grupo, traídos por Eduard, Jorge Labañino Legrá,  Domingo González, Julio Baños, Kike la Bala, Osmel Valdés y otros.

Por razones personales, muy serias por cierto, Eduard tuvo que irse de educación y terminó siendo instructor literario en la casa de cultura de Baire, allí decidió montar un viejo sueño del poeta Olson, ya probado en el Instituto Superior Pedagógico Frank País García; empezó a reunir un amasijo de  gente, se rebautizaron “Café Bonaparte de Baire".

El único escritor profesional que había por estos lares supo de ellos, de nosotros, no dudó en acercarse, pero sus críticas eran demasiado pedantes y hubo momentos en que la cosa se puso muy seria;  después terminamos amigos y por esas cosas del "azar concurrente" de Lezama, nos volvimos los mejores yuntas de Orlando Concepción Pérez. Casi todos nuestros libros pasaron por sus manos antes de publicarse. Día por día nos veíamos en su casa, vivíamos aquello de ser los escritores de la ciudad, los cheches, los que más leíamos, cuando el país se estaba fragmentando, la prostitución como un pulpo, la corrupción haciendo de las suyas y millones de cubanos yéndose a otros países del mundo.   

El Café ganó terreno y Eduard  alcanzó un par de premios de los buenos, el Calendario en poesía para niños y adultos; dos libros fueron los responsables, “El silencio de los peces” y “Golpes bajos”. Entonces empezó la furia de la Asociación Hermanos Saíz, de convertirnos en la vanguardia artística y todo ese entusiasmo enorme con el que nos íbamos de un pueblo a otro, armados de guitarras, libros, canciones, botellas de ron y éramos tan felices.

Contramaestre era noticia en la literatura, la historia, la cultura, los blog. Se nos metió en la cabeza construir un reino espiritual, un pueblo donde la gente amara el arte, la literatura, el periodismo alternativo; creímos que podíamos mejorar el alma humana y lo dimos todo, sin esperar nada a cambio. Todos crecimos en aquello, algunos se volvieron jefes, otros seguimos aferrados a los libros, a la vida espiritual y Eduard era de estos últimos.

Un día hablamos de la Ruta Funeraria de José Martí, la que millones de cubanos ignoraban y agarramos unas guitarras y nos fuimos a amanecer en Remanganaguas, a dar un concierto, leer poemas y hablar de Martí. Éramos como locos, pero mucha gente creyó en aquello y un día, gracias a las conversaciones con el poeta César López y el ensayista Víctor Fowler, ambos de visita en la ciudad  durante aquellas ferias del libro que nunca debieron irse, surgió el proyecto Orígenes. Víctor nos alentó duro. César también. Así empezó una jornada literaria donde se combinaban dos momentos cumbres de la literatura, el martiano y el lezamiano. Contramaestre nos daba esa posibilidad, pues teníamos la casa de Fico Fernández, albacea de José Rodríguez Feo, uno de los gestores editoriales de Orígenes y teníamos la mayor cantidad de lugares de toda Cuba donde descansó e incluso fue enterrado el cadáver de uno de los precursores del Modernismo, -José Martí-; así que la mesa estaba servida y había que darle cordel a aquel sueño.

Al principio armábamos en mi casa el programa, a mi correo llegaban las obras que concursarían, en fin, fuimos puente, oficina, muchas cosas. Orígenes se hizo una verdad que nos unió a todos. El río Contramaestre puso la nota inicial,  todo terminaba con un baño en aquellas aguas, luego  quisimos darle más fuerza al asunto y el campismo Las Golondrinas se volvió nuestro cuartel general. La Asociación Hermanos Saíz y la Sociedad Cultural José Martí se hermanaron en todo aquello, creíamos en esa alianza, en los liderazgos respectivos; pero con el tiempo, los programas del evento se armaban de forma individual, empezamos a reñir, queríamos crear el Movimiento Literario Orígenes, hacer de aquello un gran proyecto intelectual liderado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba de conjunto con la Sociedad Cultural José Martí, pero no logramos consenso, seguíamos en las discusiones, quisimos darle fuerza a lo digital dentro del evento,  varias veces lo conseguimos, leer on line, la promoción en ese mundo, todo aquello nos hacía discutir fuertemente, hasta que casi terminamos enemistados, porque algunos empezamos a pensar que no podíamos respirar dentro de aquella tiranía, por eso un día Eduard me dijo, “hermano, el número mágico es 10, si llegamos, ahí termina todo”. Mucha gente pequeña se encargó de meterle ruido en los oídos al Gordo Encina, casi nos echaron a fajar,  hombrecillos y mujercillas enfermas de grandeza dijeron cosas. La enfermedad terminó acercándonos y tengo el honor inmenso de oír de su propia boca algo que siempre recordaré con sano orgullo:Ahora se que eres mi hermano. No sabes el meno enorme que tengo de los potajes en tu casa, de nuestras discusiones intelectuales;  mi último cumpleaños allí, en torno al puerco asado. Guajiro, usted será mi hermano siempre”. Me quedaron miles de fotos de todo eso, videos.

Son las verdades de nuestro pequeño mundo espiritual, el que soñamos en la segunda mitad de la década del 90 y las dos primeras del 2000;  en el que cada uno aportó su grano de arena y nadie se hacía el bárbaro;  por eso jode oír a cualquier hormiga hablar y repartir méritos hoy, si nunca estuvo en aquellos momentos germinales, que hicieron de Contramaestre una de las plazas literarias más importantes de Cuba.   
Eduard junto a Arnoldo Fernández y Orlando Concepción. Fot. Víctor Adriel Matos.
En el Cementerio Remanganaguas,  19 de mayo de 2004.

Junto a destacadas figuras de las ciencia sociales en Cuba entre los que sobresalen Pedro Pablo Rodríguez, Félix Julio Alfonso López, Joel Cordoví, Arnoldo Fernández,  Orlando Concepción y Luis Enrique Jerez. Año 2005.
Eduard junto a Jorge Labañino, Luis Enrique Jerez y Arnoldo Fernández. Año 2006.
En el cumpleaños 7 del blog Caracol de agua (Casa de Arnoldo Fernández, 25 de agosto de 2016)
En la casa de mi tío Fidel Fernández en Cruce de Anacahuita, antes de comer unas empanadillas. 1 de enero de 2015.
En mi casa celebrando su cumpleaños 44 el 27 de enero de 2017. Ese día asamos un puerquito.
En la despedida del duelo de Orlando Concepción. 2 de noviembre de 2010.
Junto a nuestro compañero de estudios, el hoy trovador Eduardo Sosa,  20 de enero de 2017.
A todos mis cumpleaños siempre venía.
No se perdía un cumpleaños en mi casa.

jueves, 12 de abril de 2018

La esencia de la Guanábana




Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com

El poeta José Lezama Lima hubiera sucumbido esta tarde ante un pulposo batido de Guanábana: el blanco fúlgido, la espuma asomada, el sabor a Cuba oriental, el punto ideal  entre azúcar y sal, esta última aporta el encanto que invita a tomarse un cubo si el estómago aguanta.

Así  me dijo una amiga llegada desde España, cuando probó aquella esencia en Contramaestre,  salida de adorables mujeres de La Filomena, que laboran donde antes hubo una guarapera famosa y hoy los batidos mandan, porque allí la calidad es bandera.  

Antes mi amiga me había invitado a refrescar, quizás con una Cristal, tal vez una Bucanero;  pero mi astucia provinciana se impuso y la sorprendí con el reino de la Guanábana; al probarlo, sus ojos se prendieron  y pude ver su alma degustar tan preciada delicia.

Luego recorrimos una ciudad pequeña, donde algunas personas no hemos perdido todavía la hospitalidad que distingue al hombre de campo, trato generoso, sin mucho afeite; palabras como aguaceros; el deleite evocador del pasado; vivencias en  escuelas como Pepito Tey, Willy Valcárcel;  la vieja Tostadora de Café del abuelo allá en La Tabla…

Hubo tiempo para fotos en la Carreta, el corredor de “Los Precio Fijos”.

Al despedirnos, quedó el compromiso de volvernos a encontrar, aunque el padre yace muy enfermo.  De todas maneras me dio su teléfono en un papelillo curiosamente envuelto; al abrirlo, supe que era por los 103 años de mi padre viejo;  no tuve tiempo de agradecer,  porque ya iba camino a Baire junto a sus compañeras.

Volví a Lezama Lima y agradecí la Cuba oriental que me sale a borbotones, cuando personas como Dannis Garrido  llegan desde España y no pierden esa identidad que agradece la magia de una fruta tropical, inmortalizada en la mejor poesía del siglo XIX insular.  

martes, 27 de junio de 2017

Llega título académico de José Martí a Cuba donado por España



Los Archivos Estatales de España entregaron este lunes al Archivo Nacional de la República de Cuba (Arnac) facsímiles de varios documentos históricos relacionados con la isla, atesorados por esa institución.
De acuerdo con la Agencia Cubana de Noticias, en la relación de copias en papel se encuentra el título académico del Héroe Nacional cubano José Martí (1853-1895), alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid.
También incluye un plano general de los ferrocarriles que formaron parte del proyecto de prolongación de la Sabanilla a Navajas y el entroncamiento general con La Habana, Matanzas y Cárdenas, y otro con la designación de los faros para la Isla de Cuba.
Este último se refiere a la memoria que propone el Sistema general de alumbrado para las costas cubanas.
Otra reproducción contiene el Plano de La Habana, en perspectiva, y un pliego similar del Castillo de los Tres Reyes del Morro, e imágenes y descripciones en DVD de los planos anteriores de ese baluarte militar capitalino, así como varios expedientes.


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