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domingo, 20 de octubre de 2024

¿CONTRAMAESTRE TIENE CULTURA?

Por Arnoldo Fernández Verdecia 

Si por cultura en Contramaestre entendemos la que gestiona lo artístico, lo literario y lo popular en el espacio público local, y los resultados de esa gestión, si esa es la cultura objeto de valoración en esta encuesta* al movimiento cultural en la diáspora y aquí en el municipio, entonces parto de una interrogante: ¿cómo se pretende que exista ese tipo de cultura en Contramaestre, si la base material y humana que la gestiona no es capaz de construir consensos y establecer prioridades en la solución de sus problemas más acuciantes? 

Si analizamos la cultura popular, el patrimonio intangible que por décadas identificó a este pueblo está al borde del suicidio: desapareció el movimiento de congas, desapareció el carnaval, desapareció la trova, desapareció el Café cantante, desaparecieron las agrupaciones de pequeño formato. Las orquestas ya no tienen matinés bailables, ni aquellos mano a mano tan naturales los fines de semana. Ya no hay cantores populares en las calles, ni personajes populares, ni repentistas, ni lugares de memoria en el pueblo. 

Si analizamos la cultura artística y literaria, la mayoría de los escritores y artistas han sido excluidos de la política cultural, no existe consejo editorial del libro, consejo de las artes, desapareció el movimiento de talleres literarios, desaparecieron la mayoría de las peñas, desapareció el movimiento teatral, desapareció el movimiento de rock, desaparecieron los salones de artistas plásticos, desaparecieron los espectáculos... Hay serios problemas con el pago a escritores y artistas, porque la política cultural no cuenta, según sus funcionarios, con presupuesto para hacerlo. Algunos escritores han publicado fuera de fronteras, pero su obra ha sido ignorada y en algunos casos difamada por algunos funcionarios de cultura. El pensamiento crítico ha sido relegado a los márgenes, incluso ha sido objeto de censura e invisibilización desde lo oficial.   Las filiales universitarias del pueblo perdieron los espacios de reflexión y crítica que unieron a intelectuales y profesionales para pensar la cultura como inclusión y no como exclusión. Se perdió el foro Diálogos por la Cultura que durante un tiempo fue espacio de consenso de artistas e intelectuales con las autoridades del pueblo. No hay comunicación institucional con las organizaciones no gubernamentales de la cultura, tampoco la hay en lo individual con la mayoría de los artistas, escritores, grupos creativos... 

La red de eventos que distinguió al pueblo está en peligro de muerte: el Rock-evolucion desapareció, Orígenes tiene muy poco apoyo, incluso se condiciona desde lo oficial el financiamiento del mismo, es insostenible cada vez más realizar el Tierra adentro, igual el Cachao in memorian,   lo mismo sucede con la jornada teatral La bota. Los eventos de historia local perdieron la calidad que durante décadas tuvieron. Las semanas de la cultura están vaciadas de contenidos y no tienen público, el movimiento de peñas desapareció, el Movimiento de Artistas Aficionados está deprimido…

Si analizamos la estructura institucional para gestionar la cultura: 

Desaparecieron los cines y salas de videos para la proyección de películas cubanas y universales. 

La Casa Museo Municipal Jesús Rabí y la Casa Memorial Orlando Pantoja presentan un estado precario, en el caso de esta última recibió una inversión de más de un millón de pesos, según fuentes consultadas, e inexplicablente no hubo mejora para el inmueble. 

La biblioteca pública perdió su impacto en los lectores, no se destinan finanzas para mantener actualizados los fondos bibliográficos, se ha descuidado el fondo patrimonial pues no se cuenta con la mayoría de la obra publicada por autores de la localidad; el local de la biblioteca casi siempre permanece cerrado porque no se ha logrado solucionar la situación de sus servicios sanitarios, desapareció la sala de navegación de la misma, igual todas sus computadoras y colecciones de libros digitales conservados allí. 

La Casa de la Trova fue convertida en espacio de ventas de emprendedores. Los artesanos que vendían su obra en el área exterior fueron excluidos de allí. Desaparecieron del interior de la misma todos los espacios que justificaban el objeto social de esta. El Círculo Amigos del Libro que pretendía tener su sede allí fue demagógicamente engañado por funcionarios oficiales. 

Las librerías públicas están colapsadas, no cuentan con finanzas, ni combustibles, ni transporte, para gestionar la compra de libros que mantengan surtidos sus anaqueles. Las librerías han perdido el objeto social para la cual fueron concebidas. 

En cuanto al sistema de casas de cultura es lo único que funciona en el municipio, pero sus acciones culturales no tienen el impacto de antaño, algunas de ellas, como la Isidro Iglesias del Rey perdió su patio, perdió su lunetario y no recupera su imagen visual definitiva. 

Como escritor de este pueblo siento inmensa pena por el retroceso sufrido, durante el período 2017-2024, en la gestión y resultados de la cultura popular, artística y literaria. Muchas veces he advertido en espacios oficiales, sobre la crisis de esa gestión y sus resultados, otros también lo han hecho, pero nunca hemos sido escuchados; de no revertirse el problema con urgencia, será muy tarde luego para recuperar lo que se ha perdido y lo que está en riesgo de perderse definitivamente.  

Martí fue puntual al referirse a la cultura: 

"...la madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios, es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura."  Si no hay cultura: ¿en qué lugar queda el decoro, la libertad, la República, el remedio de los vicios? 

*Encuesta a artistas y escritores de Contramaestre en la diáspora y en la isla.

martes, 13 de diciembre de 2022

DECADENCIA DE LA CULTURA EN CONTRAMAESTRE*


Hace tiempo radico fuera de la provincia de Santiago de Cuba , por ende fuera del municipio Contramaestre, lo que no quiere decir que esté ajena a sus problemas. 

Año tras año visito al pueblo que me vio nacer y crecer como creadora, cada vez se encoge mi corazón al comprobar el retroceso experimentado en todas las esferas, sobre todo en la cultura ha sido de un modo casi radical. 

Contramaestre constituía una plaza muy fuerte en esta área. Las instalaciones culturales, que tanto esfuerzo y sueños costaron sufren un deterioro tal que te preguntas: ¿Es que a nadie le interesa? Y cuando digo nadie, me refiero a los responsables principales de gestionar, planificar, administrar y ejecutar las acciones necesarias para que la vida cultural en Contramaestre recobre sus colores y su quehacer. Hablo de los que dirigen cultura, de los que supones debe partir la defensa de la herencia cultural y el apoyo a nuevas ideas que favorezcan tanto a creadores como al pueblo en general. 

¿Dónde quedó la Casa de la Trova, las magníficas actividades de las casas de cultura, los cines, las populares Noches Cubanas, tantas y tantas actividades? 

Hay que ver el estado deprimente de las instituciones (Sala de video, Casa de Cultura Municipal, librería Daniel Readigos, galería, entre otras muchas en el municipio).  

Duele, duele mucho encontrar que el gobierno municipal, el Partido,  directivos de cultura, se queden mirando desde lejos cómo se destruye nuestro patrimonio. 

No creo que tenga que venir "alguien de arriba",  ni de "afuera" a solucionar nuestros problemas,  cuando con recursos locales y buena voluntad podemos devolverle el brillo a un municipio que siempre fue culto y próspero. El principal recurso,  los creadores,  están ahí, peleando por el derecho a crear, a ser, por el derecho a proteger un amplio legado de artistas profesionales y aficionados que tantos aplausos arrancaron a  manos agradecidas. 

También habría que revisar ¿Quién o quiénes dirigen cultura o atienden esa esfera? Deben ser personas sensibles, preparadas, no suceda que dirija cultura la persona menos idónea sumergiendo al pueblo en la ignorancia de sus raíces culturales. 

Duele regresar y encontrar que no hay Tardes de Poesía, Trova donde confluían jóvenes y menos jóvenes, Peña del Tercer Piso, conversatorios con historiadores, la literatura sin el respaldo necesario de  las instancias, encontrar grupos musicales representativos con salarios atrasados incomprensiblemente; y no hablo de una etapa de covid que nos amarró, no, esto no es de hoy, tres días o un año, hablo de la dejadez que mata. 

¿Qué dirían Toto, William, Orlando Concepción, Encina, Felipito, Frank..... si pudieran dar una mirada a la cultura que tanto aportaron, hoy, tristemente  decadente? 

Sí, es un tema espinoso, pero hay que luchar contra esas espinas como lo hizo el héroe del cuento para despertar a la Bella Durmiente:  "... mi pueblo querido", nuestra Bella Durmiente que espera el beso salvador.

*Tomado textualmente del perfil en Facebook de la escritora Ania Álvarez Enamorado 

martes, 1 de noviembre de 2022

POR ENCIMA DE LA PATRIA NO HAY NADA


Por Arnoldo Fernández Verdecia
 

Un día como hoy, pero en el año 2010, falleció a las 5 y 25 de la tarde, uno de los escritores más queridos de la historia literaria de Contramaestre: Orlando Concepción Pérez.

Autor de varios libros. Tuve el honor de contarme entre sus mejores amigos; por eso lo entrevisté muchas veces y fui recogiendo confesiones que sin ellas, no se puede estudiar la personalidad de este ser humano que ante una de mis preguntas respondió:

"Yo fui periodista, que es una forma de ser diablo. Fui dirigente político y administrativo, otra forma de ser diablo. Con la poesía alcanzo la santidad y un poder tan grande, que los que tienen otra fuerza diferente no tienen el derecho de comprender. Yo creo que no soy ni buen narrador, ni buen poeta, ni buen periodista, pero soy un buen amigo".

En otra de sus confesiones me dijo: "Tengo un concepto definido de la Patria. Por encima de ella no hay nada, aunque en alguna que otra constitución de la república, se pueda mal entender que existe algo por encima de la Patria. La Patria la mantienen los pueblos, y por encima del pueblo no existe nada".

Y por último, otras de sus confesiones de una vigencia tremenda: "Rechazo a aquellos que ponen precio a todo. Desprecio a quienes aplican en sus funciones oficiales el criterio de que son merecedores de todo lo que pueden sobornar..."

*Todas estas confesiones aparecen publicadas en mí libro: Orlando Concepción tierra adentro, Ediciones Santiago, Cuba, 2013.

martes, 26 de junio de 2018

A la sombra de los pinos de Baire




Por Argenis Osorio (Especial para Caracol de agua)

A la sombra de los pinos de Baire todo es posible. Cobijado allí con ese magma de sangre y sudor, con el filo reluciente de una guámpara de 60 centímetros en paritorio, cabe cualquier cosa. Hasta la poesía de la amargura, la búsqueda de respuestas que no llegarán jamás. Solo hace falta encontrar una pantalla y estar ciego, sentir como los niños moldean algo al que llamarán país, eso, y ser un consentido por los pinos de Baire.

Lo ha descubierto el poeta Jorge Labañino Legrá y le ha valido para lanzar al ruedo, como gallo que cruza el océano, en el laudatorio lapsus de diez años, el poemario “Un cadáver ideal”. 80 páginas sonantes y cerca de 70 poemas regios, conforman este material, a consultas, ¡ojo, universitarios!

Como en la mejor adivinanza de la charada del día, el título es una trampa china para incautos y advenedizos, no hay un cadáver, hay muchos cadáveres. Y eso debería saberlo el lector. Repito, no hay un solo cadáver. Si no varios. Y esto es importante. ¿Impericia del autor? Lo dudo. Es posible que, para él, solo uno de los cadáveres, sea, el CADÁVER. Y punto y esa razón, bastaría.

Ahora, que cuando hablo de muchos cadáveres, no espere el lector un revisitado cementerio de elefantes, o acaso una antología a lo Spoon River. Nada de eso. A Comala si huele. O algo así. O tal vez no. O sí, pero diferente. Quién sabe. Tengo la sospecha de que ni el mismo Labañino estaría claro de semejante presupuesto.

De lo que sí parece claro el poeta, es que los escribientes de hoy suelen saberse la máxima del dios Eliseo. Testimonio, ofrece testimonio de tu tiempo, el resto, a los manuales de historia.

Y los tiempos son feos, raros, como de vísceras venteadas, no se persigue ya la imagen edificadora, el lirio de la colina, la dicha. No, se va tras la rudeza misma que es la vida, y se le desdobla aquí y allá, a veces se juega, como sopesando, otras, se sacude la polvorienta guardarraya donde nos apilamos como bravías plantaciones y nos arrancamos pedazos.

Hay en este cuaderno, ratas muertas sobre la cubierta de un libro innombrable, un libro adivinanza, una suerte de cáscara de plátanos, la quieta vida que está y desaparece. ¿Acaso es la rata muerta ese cadáver ideal de que nos habla Labañino en el título del libro o es que todos somos cadáveres en este Comala en tiempos de Internet y bombas atómicas?

Hay también aquí, en este libro, quietud, y la historia transcurre, ser ardiendo en el tiempo loco de la vida, estacionario, muerto, sin germinar. Y hay, la palabra revisitada. La palabra como ideal cadáver vivo que sostiene. Palabra como la de Dios o la del poeta que no es lo mismo, pero en determinados tiempos, es igual. Esa que corre a ponerse a salvo de la navaja mientras el amor se desordena, amor, se desordena. A salvo de la crudeza que allá afuera juega todo y todo vale.

Amargo, mordaz tal cual es el uso del lenguaje en este libro. Cadáveres en cada página, o guiños de cadáveres. Leemos y concluimos que estamos jodidos, sin escapatorias. No lo intenten, reiría Charles Bukoswki desde su lápida. No te salves. Diría el gran Mario. Solo asume que lo ideal, lo divino es aprender a ser cadáver y desde ahí, con esa perspectiva lograda, aprehendida, entonces sí, libre para andar a la buena de Dios, de la mano de la calma, horadando en páginas vencidas, infestándolo todo con la podredumbre de ser.

Hay en estas páginas, escatológicas versiones de vida, juntamenta de masas. Aferrarse sin piedad a la piedra y soltar masas confusas, trozos de aliento, cañería abajo en la luz inconmensurable, tal parece la suerte convenida.

“Un cadáver ideal”, ha visto la luz por la Editorial Oriente, con la acuciosa e inigualable edición de Asela Suárez, a quien ya se le debe el galardón nacional del oficio, por su pericia y solidez, y también para que todo no se nos vaya quedando al occidente, qué caray.

Este libro es un puente, sí, también lo es, un puente que unirá muchas cosas porque las cosas parecen estar cambiando. Ojalá no haya que aguardar otros diez años para poder acercarnos a la poesía de Jorge Labañino.

En todo caso, ahí siguen los pinos de Baire. Mecidos por el aire y su inmensa maquinaria. Son tiempos de otros tipos de machetes, de otras guerras, de tomarse un aire y apretar el paso. Hará un siglo que Baire está bendecido y fertilizado por la poesía. Los poetas que escriben y germinan allí, bien lo saben. Nadie los riega, pero se reproducen, como la mala hierba, se reproducen. Y es lo que cuenta. El resto es perestroika.

miércoles, 16 de mayo de 2018

La verdad sobre el poeta Eduard Encina y la vida literaria de Contramaestre



Saliendo del Taller Raúl Gómez García en la  Casa Memorial Orlando Pantoja de Maffo (Año 1999)

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Año 1997. Lo veía en la madrugada o ya tocando el anochecer, sobre una bicicleta camino a Contramaestre o rumbo a Baire. Me decía: “saludos a la gente de la nacagua”;  así llamaba a Cruce de Anacahuita, mi barrio natal. Me parecía un peleador de gallos, porque su pinta daba eso.

Pero un día nos vimos en el antiguo Instituto de Perfeccionamiento Educativo (IPE) y supe que era subdirector docente de la escuela secundaria básica Rodolfo Rodríguez;  yo era jefe del departamento de humanidades de la Pepito Tey. Allí confraternizamos. Me habló de un taller que había en la ciudad, le dije que la instructora del mismo me visitaba en casa hacía más de un año.

En aquella reunión, con los profesores de humanidades, yo hablé duro de la enseñanza de la historia, de Martí; al salir, vino  y me dijo: “Guajiro, la pusiste buena”.   

Después nos encontramos en el taller, unas veces en el patio de las Maidique, otras en el amplio corredor de la vieja casa de Aquilino Fernández, hoy Central de Trabajadores de Cuba, en Contramaestre, o en el área exterior de la Casa Memorial Orlando Pantoja de Maffo.

Sus poesías eran demasiado románticas,  me daban algo así como Pablo Neruda o sencillamente César Vallejo.  El gran poeta del grupo era Víctor Adriel Matos Legrá, siempre la ponía buena y tenía un ojo para encontrar ripios, que una sección con él, era quedarse con un par de versos. Muchos se fueron del taller, porque no podían con aquello.

Los talleres debate literarios los ganaba siempre Víctor;  nadie podía disputarle. Eduard creció admirándolo por su hablar pausado, exquisita cultura y cristiano de cuna. Todos queríamos a aquel joven, porque en verdad creíamos que sería el gran poeta del futuro;  pero un día se despidió y muy serio nos dijo que se iba a España. Mantuvimos comunicación en la distancia. Cuando venía a Cuba,  celebrábamos con vino, quesos y lo que Víctor comprara, porque en verdad nuestros bolsillos andaban muy desajustados.

El taller se llamaba “Raúl Gómez García” y la instructora era Flora Preval. Allí nos dábamos cita Bárbara Cuba, Eduard Encina, Edgardo Licea, Osvaldo Matos, Omar Lora, las hermanas Maidique, Marino, Bismar Galán, Annia Enamorado, Mario Durruti, Luis Enrique Jerez, en fin mucha gente buena. De todo ese semillero, la Cuba se erigió como la poetisa enorme que ocuparía el lugar de Víctor, pues todos los premios los ganaba ella y Annia Enamorado.  Eduard era uno más.  Leía mucho a los románticos del siglo XIX cubano, después se volvió loco leyendo a Lezama Lima, a los poetas del grupo literario Orígenes, a Martí.

La Cuba se fue a Palma Soriano. Annia se apartó de los versos y Eduard apareció ante todos como el gladiador que venía formándose;  Flora estimuló mucho eso, nos prestó libros valiosos que nunca regresaron a su biblioteca. Crecimos en unos años y cuando ya se veía llegar el 2000, Eduard fue el primer poeta del grupo en publicar un libro, gracias a las Ediciones Territoriales: “De ángel y perverso”  era el título y lo presentó en Contramaestre Oscar Montoto Mayor. En verdad fue una gran alegría. Yo era su jefe, porque lo habían mandado para mi escuela. Desde mi trabajo yo vi hacerse todos los poemas de aquel primer cuaderno. Recuerdo conocimos a un poeta ya realizado como Alfredo Quintana, que se vino toda una semana a Baire, a darle pulimento para meterlo al horno editorial. Si hay otro padre tutelar de Eduard, es sin dudas Alfredo.

Después se ganó un premio con el  librillo “El perdón del agua” y empezó a creerse en verdad aquello de la poesía. De la cabeza a los pies nos volvimos escritores, creíamos en eso; el poeta Reinaldo García Blanco hizo de mentor, pues nos traía libros para orientarnos, según lo que veía en cada uno. Yo publicaba “Leer La Edad de Oro con ojos de Mujeres”, Carlos Miguel Pérez “El caballito de plata”, en fin muchas publicaciones. Entonces llegaron al grupo, traídos por Eduard, Jorge Labañino Legrá,  Domingo González, Julio Baños, Kike la Bala, Osmel Valdés y otros.

Por razones personales, muy serias por cierto, Eduard tuvo que irse de educación y terminó siendo instructor literario en la casa de cultura de Baire, allí decidió montar un viejo sueño del poeta Olson, ya probado en el Instituto Superior Pedagógico Frank País García; empezó a reunir un amasijo de  gente, se rebautizaron “Café Bonaparte de Baire".

El único escritor profesional que había por estos lares supo de ellos, de nosotros, no dudó en acercarse, pero sus críticas eran demasiado pedantes y hubo momentos en que la cosa se puso muy seria;  después terminamos amigos y por esas cosas del "azar concurrente" de Lezama, nos volvimos los mejores yuntas de Orlando Concepción Pérez. Casi todos nuestros libros pasaron por sus manos antes de publicarse. Día por día nos veíamos en su casa, vivíamos aquello de ser los escritores de la ciudad, los cheches, los que más leíamos, cuando el país se estaba fragmentando, la prostitución como un pulpo, la corrupción haciendo de las suyas y millones de cubanos yéndose a otros países del mundo.   

El Café ganó terreno y Eduard  alcanzó un par de premios de los buenos, el Calendario en poesía para niños y adultos; dos libros fueron los responsables, “El silencio de los peces” y “Golpes bajos”. Entonces empezó la furia de la Asociación Hermanos Saíz, de convertirnos en la vanguardia artística y todo ese entusiasmo enorme con el que nos íbamos de un pueblo a otro, armados de guitarras, libros, canciones, botellas de ron y éramos tan felices.

Contramaestre era noticia en la literatura, la historia, la cultura, los blog. Se nos metió en la cabeza construir un reino espiritual, un pueblo donde la gente amara el arte, la literatura, el periodismo alternativo; creímos que podíamos mejorar el alma humana y lo dimos todo, sin esperar nada a cambio. Todos crecimos en aquello, algunos se volvieron jefes, otros seguimos aferrados a los libros, a la vida espiritual y Eduard era de estos últimos.

Un día hablamos de la Ruta Funeraria de José Martí, la que millones de cubanos ignoraban y agarramos unas guitarras y nos fuimos a amanecer en Remanganaguas, a dar un concierto, leer poemas y hablar de Martí. Éramos como locos, pero mucha gente creyó en aquello y un día, gracias a las conversaciones con el poeta César López y el ensayista Víctor Fowler, ambos de visita en la ciudad  durante aquellas ferias del libro que nunca debieron irse, surgió el proyecto Orígenes. Víctor nos alentó duro. César también. Así empezó una jornada literaria donde se combinaban dos momentos cumbres de la literatura, el martiano y el lezamiano. Contramaestre nos daba esa posibilidad, pues teníamos la casa de Fico Fernández, albacea de José Rodríguez Feo, uno de los gestores editoriales de Orígenes y teníamos la mayor cantidad de lugares de toda Cuba donde descansó e incluso fue enterrado el cadáver de uno de los precursores del Modernismo, -José Martí-; así que la mesa estaba servida y había que darle cordel a aquel sueño.

Al principio armábamos en mi casa el programa, a mi correo llegaban las obras que concursarían, en fin, fuimos puente, oficina, muchas cosas. Orígenes se hizo una verdad que nos unió a todos. El río Contramaestre puso la nota inicial,  todo terminaba con un baño en aquellas aguas, luego  quisimos darle más fuerza al asunto y el campismo Las Golondrinas se volvió nuestro cuartel general. La Asociación Hermanos Saíz y la Sociedad Cultural José Martí se hermanaron en todo aquello, creíamos en esa alianza, en los liderazgos respectivos; pero con el tiempo, los programas del evento se armaban de forma individual, empezamos a reñir, queríamos crear el Movimiento Literario Orígenes, hacer de aquello un gran proyecto intelectual liderado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba de conjunto con la Sociedad Cultural José Martí, pero no logramos consenso, seguíamos en las discusiones, quisimos darle fuerza a lo digital dentro del evento,  varias veces lo conseguimos, leer on line, la promoción en ese mundo, todo aquello nos hacía discutir fuertemente, hasta que casi terminamos enemistados, porque algunos empezamos a pensar que no podíamos respirar dentro de aquella tiranía, por eso un día Eduard me dijo, “hermano, el número mágico es 10, si llegamos, ahí termina todo”. Mucha gente pequeña se encargó de meterle ruido en los oídos al Gordo Encina, casi nos echaron a fajar,  hombrecillos y mujercillas enfermas de grandeza dijeron cosas. La enfermedad terminó acercándonos y tengo el honor inmenso de oír de su propia boca algo que siempre recordaré con sano orgullo:Ahora se que eres mi hermano. No sabes el meno enorme que tengo de los potajes en tu casa, de nuestras discusiones intelectuales;  mi último cumpleaños allí, en torno al puerco asado. Guajiro, usted será mi hermano siempre”. Me quedaron miles de fotos de todo eso, videos.

Son las verdades de nuestro pequeño mundo espiritual, el que soñamos en la segunda mitad de la década del 90 y las dos primeras del 2000;  en el que cada uno aportó su grano de arena y nadie se hacía el bárbaro;  por eso jode oír a cualquier hormiga hablar y repartir méritos hoy, si nunca estuvo en aquellos momentos germinales, que hicieron de Contramaestre una de las plazas literarias más importantes de Cuba.   
Eduard junto a Arnoldo Fernández y Orlando Concepción. Fot. Víctor Adriel Matos.
En el Cementerio Remanganaguas,  19 de mayo de 2004.

Junto a destacadas figuras de las ciencia sociales en Cuba entre los que sobresalen Pedro Pablo Rodríguez, Félix Julio Alfonso López, Joel Cordoví, Arnoldo Fernández,  Orlando Concepción y Luis Enrique Jerez. Año 2005.
Eduard junto a Jorge Labañino, Luis Enrique Jerez y Arnoldo Fernández. Año 2006.
En el cumpleaños 7 del blog Caracol de agua (Casa de Arnoldo Fernández, 25 de agosto de 2016)
En la casa de mi tío Fidel Fernández en Cruce de Anacahuita, antes de comer unas empanadillas. 1 de enero de 2015.
En mi casa celebrando su cumpleaños 44 el 27 de enero de 2017. Ese día asamos un puerquito.
En la despedida del duelo de Orlando Concepción. 2 de noviembre de 2010.
Junto a nuestro compañero de estudios, el hoy trovador Eduardo Sosa,  20 de enero de 2017.
A todos mis cumpleaños siempre venía.
No se perdía un cumpleaños en mi casa.

miércoles, 2 de agosto de 2017

Onel Pérez: “La literatura es como un árbol”*


 Por Olbert Gutiérrez Fernández (Editor del blog El cubo oriental) 

-¿Qué es para Onel Pérez Izaguirre la literatura?

 -Literatura es la otra realidad que las personas no saben percibir. Hay que tener oídos y ojos espirituales. Son aquellas palabras que vienen como susurradas, frágiles y es inevitable guardar silencio ante ellas. Palabras que al final,  van a tener un compromiso social para que la gente a través de ELLA pueda crecer.

- Vas a publicar tu primer libro. ¿Cómo te sientes al saber que tu esfuerzo va a salir a la luz?

 -Un libro es una criatura, el fruto del trabajo; el sacrificio de los escritores y más de aquellos que somos locales, que vivimos alejados de las ciudades. Publicar Fosa Común me hace sentir feliz. Va a salir publicado por la Asociación Hermanos Saíz, organización de los jóvenes artistas que son la vanguardia y el talento, específicamente por Ediciones Ávila. Es un texto complejo. Habla sobre la realidad actual en Cuba, la familia, la concepción que tengo de la poesía, es una obra que habla de cosas que no se dicen públicamente en los medios. Mi poesía llega a esas partes de la marginalidad. Yo creo que mi libro nos da la oportunidad de ver esas cosas y contarlas a través de la belleza y eso es lo que he querido lograr con este volumen.

-Hay un punto interesante en eso de que “somos escritores locales”. ¿Por qué debemos creer que  somos menos importantes que los escritores nacionales o internacionales?

 -La literatura que hacemos desde aquí ayuda a la gente a vivir. En mi obra no hablo solamente de dolor, hablo de la vida, de cómo mis poemas pueden llegar a sensibilizar. Decía José Martí: "La poesía es la lengua de lo subjetivo permanente". La poesía (en mi caso) trabaja subjetivamente creando maneras. También decía Martí: "la poesía da deseo y fuerza a la vida". Siento que lo que escribo ayuda en los barrios, en esos lugares muy locales, y lo he percibido en mis lecturas, en las formas de avanzar en la vida,  de esforzarse y sacrificarse. Dice en el libro de Josué, la Biblia: "Esfuérzate y se valiente". Decía José Lezama Lima algo parecido: "Solo lo difícil es estimulante". Yo no creo que los escritores locales seamos menos importantes que los nacionales o aquellos que viven fuera de la Isla.

-Para ti, ¿lo más importante, la fama o trabajar para alimentar el espíritu?

 - La fama de alguna manera da reconocimiento y visibilidad. Los premios son importantes. Pero los premios, ni la fama dicen si eres buen escritor o no. ¿Qué dice o afirma que lo seas?: El tiempo. Por ejemplo, el gran Lezama Lima no ganó grandes lauros, pero sin embargo fue LEZAMA LIMA y por qué, por todo el sacrificio, el empeño que puso en su obra; como el caso de Jorge Luis Borges y otros tantos.

-Podemos resumir que la literatura es como un árbol que primero tememos que sembrar,  para que con el tiempo, de sus frutos.

 -Exacto.

-Pienso que este libro que vas a publicar es la semilla, no de la fama, sino del trabajo dedicado. ¿Verdad?

 -Sí, creo que lo hice con inocencia, es mi primogénito, donde creo hay poemas que me marcaron definitivamente como el que le da nombre al libro. Cuando yo lo escribí me dije: yo voy a ser poeta. Antes había escrito algunas cosas. Este texto va a hacer la semilla y la continuación porque sé que los libros que van a venir tienen que romper con lo primero, tener otro crecimiento.

-Entonces definitivamente asumes este libro como el fruto de los machetazos, por así decirlo, de los talleres con Eduard Encina, el Puro, el Café Bonaparte... ¿Te anima  el mismo a seguir el camino de la escritura?

 -Exacto.

*Tomado del Cubo oriental

lunes, 31 de julio de 2017

“No estamos contentos, ni conformes, ni en silencio”*


Por  Frank Castell.  

Cubano, amigo, honesto, hombre que sabe abrir el surco y sembrar las palabras que el futuro recogerá, Eduard Encina (Baire, 1973) es un escritor que puede definirse como referencia para la más reciente promoción literaria del país. Conversar bajo cualquier circunstancia ofrece la posibilidad de conocer el sentir de una zona importante, pero en ocasiones subterránea, del pensamiento nacional. Es autor de libros que enfocan temas nada complacientes, entre los que predominan la poesía y la narrativa. Hace diez años lo entrevisté para el sitio web Cubaliteraria. La vida me premia con este intercambio con el hijo de Baire. 

Eres uno de los autores más representativos de tu promoción. ¿Qué aspectos consideras favorecen hasta el momento no estar al margen de lo que se promociona en Cuba?

Uno está al margen o lo ponen al margen. A eso que llamas “circuito de promoción en Cuba”, así de eufemístico, así de cariñoso, supongo que intenta nombrar la manera en que los dioses ponen el dedo y designan qué viejecito o qué dulce promesa viaja a tal y mas cual feria y quién no,  qué tono y qué temas, con qué tranquilidad, mansedumbre y coexistencia fundamos nuestra literatura. Pero hay circuitos en serie y circuitos en paralelo. Son tiempos en que la gente puede elegir, y aprendió a decir que no, decide qué leer y qué convertirá en cucuruchos de maní, es decir, en cortocircuito. El poder cultural está enfermo. No sabe qué hacer con instituciones inválidas, no tienen piernas y quieren seguir caminando. Circuitos de promoción: ¿Los concursos? ¿Ferias del libro? ¿Programas de tv? La AHS es la única que se ha dado cuenta que la cosa es alternativa, por ejemplo Ediciones La Luz. Hace poco vi en Santa Clara un poster con una imagen mía para promocionar Ñámpiti, mi novelita y casi me infarto, fue idea de la Editorial Sed de Belleza. Si ves o lees la prensa durante la Feria del Libro que es el momento en que se logra colmar alguna expectativa sobre los que escriben y lo que se publica, te darás cuenta que los políticos acaparan los principales titulares literarios, apenas una mención o una imagen rápida de algún que otro escritorcillo, pero la nota fuerte, la del “circuito de promoción” se queda ahí, trabada, en el afán de convertirlo todo en ideología. A mí no me da la gana de estar al margen, participo, trabajo, problematizo, discrepo, hasta que me empujen. Hoy estamos dudando si en realidad necesitamos el sistema editorial, lentísimo, poco flexible, deprimido, etc. Deberíamos tener la capacidad de estimular pequeñas editoriales privadas o gremiales, (tanto en lo analógico como en lo digital) con modelos de gestión, distribución y promoción más eficaces, con estudios de públicos y con posibilidades de convertir la obra de los autores en valor de uso y plusvalía, por supuesto, también un aparato jurídico que las proteja. No se puede estar al margen, hay que mortificar, hacerles saber que existes, que estás ahí les guste o no. 

Títulos como el poemario para niños El silencio de los peces asumen aspectos complejos de la sociedad cubana. ¿Cuáles son tus preocupaciones a la hora de crear? 

A mí me preocupa escribir bien, o por lo menos hacer literatura. Hay gente que tiene más libros que ideas, más palabras que sensibilidad, más temáticas que experiencias. Para mí escribir es arriesgar. Si te fijas, no participo en demasiados concursos ni soy eso que suelen llamar un escritor prolífico. A la hora de crear me preocupa tener algo que decir, de lo contrario hago silencio, voy al corral, alimento a los puercos-alcancías con los que suelo comprarle zapatos, colchones, merienda a los niños,  medicina para el lupus de mi mujer, llamo a un socio para no sentir yo solo cómo todo se derrumba, compramos una Santiago y nos ponemos a despellejar de Cuba y la noche. De seguro mañana tendré alguna bala en la recámara. 

Ahora, cuando se trata de escribir para los niños hago otra cosa: pienso en mis hijos. Han de crecer entre días ásperos y un futuro que no se ve. Escribo para que descubran el horizonte y todos los caminos que van hacia él. Sé que el horizonte es una ilusión, pero no se los digo, es importante que no se detengan ¿Qué hago, si un día Handel viene y me dice “mira papá, lo que te traje del horizonte”? No me importan los temas tabúes, me importa la honestidad, no falsear ni timar al niño, la vida es bella y ardua, en eso pienso cuando creo. La infancia en los spot de televisión es de ensueño, pero la realidad, por lo menos la de mi barrio, es dura y marginal. Cómo escribir eso sin perder la ternura, sin lacerar el tono, la sensibilidad de la infancia, es una cuestión que me preocupa. Detrás de la escritura hay una vida en crecimiento. Los libros que compro para mis hijos los leo yo primero. Muchas veces no se los doy. 

Sin embargo tienes libros más descarnados desde el punto de vista temático. Puedo citar Golpes bajos, salido a la luz por la Casa editora Abril y Lecturas de Patmos, publicado por la editorial Oriente. ¿Por qué asumir un discurso incómodo, visceral? 

Hace poco Yanelis Encinosa comentaba que ella sentía que la escritura en el oriente se hacía a caballo, que todo el tiempo estábamos de pelea. Y es cierto, en el occidente es más cerebral y los autores la emprenden sobre todo con el lenguaje, pero a mí también me importa la expresión, destruirlo todo o todo te destruye. No es tiempo de arabescos y floripondios, estamos jodidos, sin noción de futuridad, en un país donde es más importante triunfar que ser feliz. Se quema la Maya, no estamos contentos, ni conformes, ni en silencio. La poesía es un machete y hay que cruzar la trocha; isla adentro no queda fe, mucha soledad, eso sí, mucho desamparo y sordera. Incómodo fue Sindo, Poveda, Escobar, Pablito Milanés, incómodos y patriotas. Incómoda es la violencia del día a día frente a la mesa, mientras otros juegan golf y se cagan en los paradigmas por los que hemos vivido. 

Publicaste hace poco más de un año por la editorial Sed de belleza tu novela para jóvenes Ñámpiti. ¿Cómo logras adentrarte en el universo narrativo tras años dentro de la poesía? 

En realidad siempre he escrito narrativa. Tengo inéditos dos libros de cuentos y una casinovela. Ñámpiti durmió mucho tiempo para que me decidiera a publicarla, tal vez demasiado, pero ya anda por ahí reeditada, dándome una alegría increíble. Ediciones Caserón de la Uneac en Santiago también publicó Las caravanas, un libro de cuentos para niños. Es cierto que la poesía forma un núcleo primordial en mi obra, tal vez la subjetividad, la intuición, la concentración se entiendan mejor con mi voluntad creativa, aunque no he dejado de experimentar en prosa. Cuando quiero divertirme escribo narrativa, aunque esos textos no desdeñan algunos procedimientos muy cercanos a lo poemático. 

Un proyecto abarcador te roba las horas en este momento: una novela que protagoniza una de las figuras de la guerra por la independencia de Cuba, el general Rabí. ¿Cuál es la esencia? 

Primero, retomar una figura prácticamente olvidada por la historiografía: El Mayor General Jesús (Rabí) Sablón Moreno, más conocido por el General de los humildes, quien participó en la primera carga al machete junto a Gómez, estuvo al mando de la escolta de Carlos Manuel de Céspedes, estuvo en Baraguá junto a Maceo. Fue el último de los jefes de la Guerra del 68, en el Departamento Oriental en capitular ante el enemigo. En 1895 tomó el mando de las tropas después del Grito de Baire. Estuvo en Jobito, Peralejo, Palo Picado, la toma de Las Tunas, en el Combate de la Loma de San Juan durante la Guerra hispano-cubana-norteamericana, etc. En fin, participó en más combates que la mayoría de los grandes Generales de la independencia y, para cerrar con broche de oro, el 24 de septiembre de 1915 junto a un grupo de patriotas escribió una carta al Papa Venedicto XV para pedir la conversión de La Virgen de la Caridad del Cobre en Patrona de Cuba. ¿Qué te parece? 

Segundo, reflexionar sobre la ritualización de la historia, es vergonzoso. Les arrebataron sus pertenencias a los pueblos y las institucionalizaron, les aniquilaron sus contenidos. Desde una oficina del PCC dictan los aniversarios cerrados o abiertos, si los descendientes de esos héroes pueden o no rendir homenajes, cómo, cuándo y dónde, etc. Hasta a las calles les quitaron los nombres de los patriotas para ponerles avenida tal, o calle 1, 2, 3, at infinitum. Es la debacle, la gente perdió el contacto con sus raíces. 

Tercero, dialogar con el pasado, interrogarlo hasta que encontremos respuestas en medio de la incertidumbre. No es una novela histórica, es un ardid para desacralizar, para asomarme a las vidas de esas personas que caminan por mi pueblo con sangre mambisa, ya que no puedo expresarme desde las ciencias sociales. 

Hace diez años en una entrevista que me concediste para el sitio Cubaliteraria dijiste: “A nosotros nos tocó ordenar el derrumbe de muchos de los paradigmas que habíamos asumido, vejados por la pérdida de la noción de futuridad, escritores de la dispersión, la incertidumbre, poetas de la resistencia”. ¿Qué me dices hoy? 

Los tiempos han empeorado. Todavía no hemos sido capaces de construir nuevos paradigmas. Sin embargo creo que la literatura estuvo demasiado tiempo mirándose a sí misma, sin mirar a Cuba, pero ahora no es así, se pueden percibir ciertos núcleos, gestos creativos que asumen la realidad con desenfado, la expresan sin cosméticos, con mucha energía y cinismo. No somos desencantados, ni llorones, ni alienados, quizás un poco rabiosos y todavía dispersos, pero al menos hay un sacudimiento de las estructuras tradicionales, ya nadie espera nada, se gestiona, se aprovecha la alternatividad, se usa la tecnología y cambio del soporte de lectura, hay otra visualidad y otros circuitos de promoción. No se puede estar esperando a que otro se preocupe por ti, entre tanta incertidumbre no queda más remedio que crear, meterse en el caracol en busca del mar que escuchaste allá dentro. Todos creerán que estás loco, hasta que te vean salir con un pez en la mano y no tengas que agradecerles la maldita existencia. Me parece que es la literatura la parte más consciente entre tanta oscuridad. El mismo Presidente ha dicho que nuestro socialismo “es un viaje hacia lo ignoto”, fíjate tú. 

Para muchos escribir es un acto de fe. Para otros un oficio a veces gris. ¿Cómo lo ves? 

Si yo pudiera dejaba de escribir, es algo masoquista. Un oficio es un trabajo que te remunera, esto es otra cosa ¿A quién se le puede ocurrir convertirse en poeta? 

Sé que escribir no es un acto coral, pero encierra dentro de sí los fragmentos del otro. Es duro armar la desgracia del mundo y convertirla en belleza. Si yo pudiera haría tuercas. 

En la actualidad muchos autores, no tan favorecidos, pero con una obra sólida e intensa, permanecen distanciados del circuito de promoción. Digamos que se ofrece al mundo una imagen un tanto distorsionada de la literatura cubana contemporánea. ¿A qué se debe? 

Los cubanos debemos aprender a vivir con la diferencia. A mí me parece natural que un grupo de autores decidan permanecer distanciados de los “circuitos (oficiales) de promoción”, distanciarse es incluso su derecho; ahora, lo que no es justo es que sean excluidos del panorama literario, borrados de un plumazo porque no coincidan con la política editorial de las instituciones, o porque crean que las mismas no representan sus intereses personales o gremiales. Me jode la exclusión. Por lo menos han de tener la oportunidad de inventarse “otro circuito”, y participar en la escena literaria. Al final, no son las instituciones las que deciden si yo me leo a Cabrera infante o Manuel Cofiño, a Leonardo Padura o a Zoe Valdés. Por ahí vendrá el tiempo en ventolera poniendo las cosas en su lugar. 

Si tuvieras que definir tus años dentro de la escritura, ¿qué palabras emplearías? 

Angustia, placer, autofagia, resistencia, cimarronaje.

* Tomado de Árbol invertido

jueves, 19 de enero de 2017

Observación a Fabulilla de la mediocridad



Me encantan las fabulillas porque siempre tienen una moraleja en los pueblos sencillos, sin esas miras elevadas para entender lo real.

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com  

Donde vivo la gente piensa con mente estrecha, su mundo real se reduce al caminar diario;  los grandes sistemas de pensamiento no entran en sus intereses;  los clásicos de la literatura tampoco;  su lógica es sencilla: vivir el hoy con un pragmatismo que la vieja Europa llamaría insultante, sobre todo la Alemania filosófica y matemática, esa que admiramos muchos, pero que no podemos realizar en lo intelectual, porque somos, sobre todas las cosas, Latinos.  Pensamos con el corazón y no con las razones;  creemos lo que nos sugiere el sentido común. Las abstracciones no entran en el campo de lo concretamente pensado;  quizás por eso, un hombre de la talla de Jorge Mañach, nos retrató en esa ligereza tan criolla, que se insulta con algo, sin  conocerlo a ciencia cierta; sin valorarlo con toda justicia en lo que es y no en lo que  llega sensorialmente como percepción sin intelecto elaborado. Escribo literatura en mis ratos de ocio, la comparto en  mi blog Caracol de agua cuando puedo hacerlo y siento que tiene el peso de lo eterno. Me encantan las fabulillas porque siempre tienen una moraleja en los pueblos sencillos, sin esas miras elevadas para entender lo real. A veces lo concretamente pensado allí, sacude la inercia, eleva la soberbia; algunos se sienten aludidos en las fabulillas, pero la literatura es ficción, sólo eso; aunque a veces parezca un espejo paseado a lo largo  del camino y una que otra persona se sienta retratada en las imágenes construidas. Si mi literatura despierta pasión y hasta soberbia, es señal de que voy por buen camino.
  


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