lunes, 31 de julio de 2017

“No estamos contentos, ni conformes, ni en silencio”*


Por  Frank Castell.  

Cubano, amigo, honesto, hombre que sabe abrir el surco y sembrar las palabras que el futuro recogerá, Eduard Encina (Baire, 1973) es un escritor que puede definirse como referencia para la más reciente promoción literaria del país. Conversar bajo cualquier circunstancia ofrece la posibilidad de conocer el sentir de una zona importante, pero en ocasiones subterránea, del pensamiento nacional. Es autor de libros que enfocan temas nada complacientes, entre los que predominan la poesía y la narrativa. Hace diez años lo entrevisté para el sitio web Cubaliteraria. La vida me premia con este intercambio con el hijo de Baire. 

Eres uno de los autores más representativos de tu promoción. ¿Qué aspectos consideras favorecen hasta el momento no estar al margen de lo que se promociona en Cuba?

Uno está al margen o lo ponen al margen. A eso que llamas “circuito de promoción en Cuba”, así de eufemístico, así de cariñoso, supongo que intenta nombrar la manera en que los dioses ponen el dedo y designan qué viejecito o qué dulce promesa viaja a tal y mas cual feria y quién no,  qué tono y qué temas, con qué tranquilidad, mansedumbre y coexistencia fundamos nuestra literatura. Pero hay circuitos en serie y circuitos en paralelo. Son tiempos en que la gente puede elegir, y aprendió a decir que no, decide qué leer y qué convertirá en cucuruchos de maní, es decir, en cortocircuito. El poder cultural está enfermo. No sabe qué hacer con instituciones inválidas, no tienen piernas y quieren seguir caminando. Circuitos de promoción: ¿Los concursos? ¿Ferias del libro? ¿Programas de tv? La AHS es la única que se ha dado cuenta que la cosa es alternativa, por ejemplo Ediciones La Luz. Hace poco vi en Santa Clara un poster con una imagen mía para promocionar Ñámpiti, mi novelita y casi me infarto, fue idea de la Editorial Sed de Belleza. Si ves o lees la prensa durante la Feria del Libro que es el momento en que se logra colmar alguna expectativa sobre los que escriben y lo que se publica, te darás cuenta que los políticos acaparan los principales titulares literarios, apenas una mención o una imagen rápida de algún que otro escritorcillo, pero la nota fuerte, la del “circuito de promoción” se queda ahí, trabada, en el afán de convertirlo todo en ideología. A mí no me da la gana de estar al margen, participo, trabajo, problematizo, discrepo, hasta que me empujen. Hoy estamos dudando si en realidad necesitamos el sistema editorial, lentísimo, poco flexible, deprimido, etc. Deberíamos tener la capacidad de estimular pequeñas editoriales privadas o gremiales, (tanto en lo analógico como en lo digital) con modelos de gestión, distribución y promoción más eficaces, con estudios de públicos y con posibilidades de convertir la obra de los autores en valor de uso y plusvalía, por supuesto, también un aparato jurídico que las proteja. No se puede estar al margen, hay que mortificar, hacerles saber que existes, que estás ahí les guste o no. 

Títulos como el poemario para niños El silencio de los peces asumen aspectos complejos de la sociedad cubana. ¿Cuáles son tus preocupaciones a la hora de crear? 

A mí me preocupa escribir bien, o por lo menos hacer literatura. Hay gente que tiene más libros que ideas, más palabras que sensibilidad, más temáticas que experiencias. Para mí escribir es arriesgar. Si te fijas, no participo en demasiados concursos ni soy eso que suelen llamar un escritor prolífico. A la hora de crear me preocupa tener algo que decir, de lo contrario hago silencio, voy al corral, alimento a los puercos-alcancías con los que suelo comprarle zapatos, colchones, merienda a los niños,  medicina para el lupus de mi mujer, llamo a un socio para no sentir yo solo cómo todo se derrumba, compramos una Santiago y nos ponemos a despellejar de Cuba y la noche. De seguro mañana tendré alguna bala en la recámara. 

Ahora, cuando se trata de escribir para los niños hago otra cosa: pienso en mis hijos. Han de crecer entre días ásperos y un futuro que no se ve. Escribo para que descubran el horizonte y todos los caminos que van hacia él. Sé que el horizonte es una ilusión, pero no se los digo, es importante que no se detengan ¿Qué hago, si un día Handel viene y me dice “mira papá, lo que te traje del horizonte”? No me importan los temas tabúes, me importa la honestidad, no falsear ni timar al niño, la vida es bella y ardua, en eso pienso cuando creo. La infancia en los spot de televisión es de ensueño, pero la realidad, por lo menos la de mi barrio, es dura y marginal. Cómo escribir eso sin perder la ternura, sin lacerar el tono, la sensibilidad de la infancia, es una cuestión que me preocupa. Detrás de la escritura hay una vida en crecimiento. Los libros que compro para mis hijos los leo yo primero. Muchas veces no se los doy. 

Sin embargo tienes libros más descarnados desde el punto de vista temático. Puedo citar Golpes bajos, salido a la luz por la Casa editora Abril y Lecturas de Patmos, publicado por la editorial Oriente. ¿Por qué asumir un discurso incómodo, visceral? 

Hace poco Yanelis Encinosa comentaba que ella sentía que la escritura en el oriente se hacía a caballo, que todo el tiempo estábamos de pelea. Y es cierto, en el occidente es más cerebral y los autores la emprenden sobre todo con el lenguaje, pero a mí también me importa la expresión, destruirlo todo o todo te destruye. No es tiempo de arabescos y floripondios, estamos jodidos, sin noción de futuridad, en un país donde es más importante triunfar que ser feliz. Se quema la Maya, no estamos contentos, ni conformes, ni en silencio. La poesía es un machete y hay que cruzar la trocha; isla adentro no queda fe, mucha soledad, eso sí, mucho desamparo y sordera. Incómodo fue Sindo, Poveda, Escobar, Pablito Milanés, incómodos y patriotas. Incómoda es la violencia del día a día frente a la mesa, mientras otros juegan golf y se cagan en los paradigmas por los que hemos vivido. 

Publicaste hace poco más de un año por la editorial Sed de belleza tu novela para jóvenes Ñámpiti. ¿Cómo logras adentrarte en el universo narrativo tras años dentro de la poesía? 

En realidad siempre he escrito narrativa. Tengo inéditos dos libros de cuentos y una casinovela. Ñámpiti durmió mucho tiempo para que me decidiera a publicarla, tal vez demasiado, pero ya anda por ahí reeditada, dándome una alegría increíble. Ediciones Caserón de la Uneac en Santiago también publicó Las caravanas, un libro de cuentos para niños. Es cierto que la poesía forma un núcleo primordial en mi obra, tal vez la subjetividad, la intuición, la concentración se entiendan mejor con mi voluntad creativa, aunque no he dejado de experimentar en prosa. Cuando quiero divertirme escribo narrativa, aunque esos textos no desdeñan algunos procedimientos muy cercanos a lo poemático. 

Un proyecto abarcador te roba las horas en este momento: una novela que protagoniza una de las figuras de la guerra por la independencia de Cuba, el general Rabí. ¿Cuál es la esencia? 

Primero, retomar una figura prácticamente olvidada por la historiografía: El Mayor General Jesús (Rabí) Sablón Moreno, más conocido por el General de los humildes, quien participó en la primera carga al machete junto a Gómez, estuvo al mando de la escolta de Carlos Manuel de Céspedes, estuvo en Baraguá junto a Maceo. Fue el último de los jefes de la Guerra del 68, en el Departamento Oriental en capitular ante el enemigo. En 1895 tomó el mando de las tropas después del Grito de Baire. Estuvo en Jobito, Peralejo, Palo Picado, la toma de Las Tunas, en el Combate de la Loma de San Juan durante la Guerra hispano-cubana-norteamericana, etc. En fin, participó en más combates que la mayoría de los grandes Generales de la independencia y, para cerrar con broche de oro, el 24 de septiembre de 1915 junto a un grupo de patriotas escribió una carta al Papa Venedicto XV para pedir la conversión de La Virgen de la Caridad del Cobre en Patrona de Cuba. ¿Qué te parece? 

Segundo, reflexionar sobre la ritualización de la historia, es vergonzoso. Les arrebataron sus pertenencias a los pueblos y las institucionalizaron, les aniquilaron sus contenidos. Desde una oficina del PCC dictan los aniversarios cerrados o abiertos, si los descendientes de esos héroes pueden o no rendir homenajes, cómo, cuándo y dónde, etc. Hasta a las calles les quitaron los nombres de los patriotas para ponerles avenida tal, o calle 1, 2, 3, at infinitum. Es la debacle, la gente perdió el contacto con sus raíces. 

Tercero, dialogar con el pasado, interrogarlo hasta que encontremos respuestas en medio de la incertidumbre. No es una novela histórica, es un ardid para desacralizar, para asomarme a las vidas de esas personas que caminan por mi pueblo con sangre mambisa, ya que no puedo expresarme desde las ciencias sociales. 

Hace diez años en una entrevista que me concediste para el sitio Cubaliteraria dijiste: “A nosotros nos tocó ordenar el derrumbe de muchos de los paradigmas que habíamos asumido, vejados por la pérdida de la noción de futuridad, escritores de la dispersión, la incertidumbre, poetas de la resistencia”. ¿Qué me dices hoy? 

Los tiempos han empeorado. Todavía no hemos sido capaces de construir nuevos paradigmas. Sin embargo creo que la literatura estuvo demasiado tiempo mirándose a sí misma, sin mirar a Cuba, pero ahora no es así, se pueden percibir ciertos núcleos, gestos creativos que asumen la realidad con desenfado, la expresan sin cosméticos, con mucha energía y cinismo. No somos desencantados, ni llorones, ni alienados, quizás un poco rabiosos y todavía dispersos, pero al menos hay un sacudimiento de las estructuras tradicionales, ya nadie espera nada, se gestiona, se aprovecha la alternatividad, se usa la tecnología y cambio del soporte de lectura, hay otra visualidad y otros circuitos de promoción. No se puede estar esperando a que otro se preocupe por ti, entre tanta incertidumbre no queda más remedio que crear, meterse en el caracol en busca del mar que escuchaste allá dentro. Todos creerán que estás loco, hasta que te vean salir con un pez en la mano y no tengas que agradecerles la maldita existencia. Me parece que es la literatura la parte más consciente entre tanta oscuridad. El mismo Presidente ha dicho que nuestro socialismo “es un viaje hacia lo ignoto”, fíjate tú. 

Para muchos escribir es un acto de fe. Para otros un oficio a veces gris. ¿Cómo lo ves? 

Si yo pudiera dejaba de escribir, es algo masoquista. Un oficio es un trabajo que te remunera, esto es otra cosa ¿A quién se le puede ocurrir convertirse en poeta? 

Sé que escribir no es un acto coral, pero encierra dentro de sí los fragmentos del otro. Es duro armar la desgracia del mundo y convertirla en belleza. Si yo pudiera haría tuercas. 

En la actualidad muchos autores, no tan favorecidos, pero con una obra sólida e intensa, permanecen distanciados del circuito de promoción. Digamos que se ofrece al mundo una imagen un tanto distorsionada de la literatura cubana contemporánea. ¿A qué se debe? 

Los cubanos debemos aprender a vivir con la diferencia. A mí me parece natural que un grupo de autores decidan permanecer distanciados de los “circuitos (oficiales) de promoción”, distanciarse es incluso su derecho; ahora, lo que no es justo es que sean excluidos del panorama literario, borrados de un plumazo porque no coincidan con la política editorial de las instituciones, o porque crean que las mismas no representan sus intereses personales o gremiales. Me jode la exclusión. Por lo menos han de tener la oportunidad de inventarse “otro circuito”, y participar en la escena literaria. Al final, no son las instituciones las que deciden si yo me leo a Cabrera infante o Manuel Cofiño, a Leonardo Padura o a Zoe Valdés. Por ahí vendrá el tiempo en ventolera poniendo las cosas en su lugar. 

Si tuvieras que definir tus años dentro de la escritura, ¿qué palabras emplearías? 

Angustia, placer, autofagia, resistencia, cimarronaje.

* Tomado de Árbol invertido

Lo que puede venir en Venezuela*


Foto tomada de  la multi-estatal Telesur.
En este escenario muchos ponen el ejemplo de Cuba, que tras el embargo de Estados Unidos impuesto en 1960 vio cómo su economía, sobre todo después de la caída de su mayor auspiciante, la Unión Soviética, se fue al piso y millones de personas cayeron en la pobreza y sufrieron años de escasez.

Pero el aislamiento de Cuba no significó que el gobierno fuera menos popular internamente ni que la estabilidad política se fracturara.

Y, de todas formas, hoy el mundo está más globalizado y los países se ven más afectados por lo que ocurre en el escenario internacional.

En eso, pocos países son como Venezuela, que si bien tiene un gobierno autodeclarado antiimperialista, es profundamente dependiente de lo que ocurre en otras naciones.

El 70% de lo que consumen los venezolanos viene del exterior, el Estado tiene importante activos en el extranjero y el 95% de sus ingresos son de la venta petrolera.

Todos esos vínculos comerciales se ponen en riesgo cuando se rompen las relaciones de Venezuela con otros países.

Más rechazo de la comunidad internacional puede que no acabe con la crisis política y social del país. Incluso puede profundizarla.

Pero también puede conseguir que Maduro se sienta contra las cuerdas y acceda a lo que le piden la oposición y la comunidad internacional.

El mundo, en todo caso, tiene los ojos en Venezuela.

La pregunta es qué implica realmente que un país esté aislado en el mundo globalizado de hoy en día.

Lo primero que habrá que ver, en especial si se producen las sanciones económicas al sector petrolero venezolano, es cómo reacciona el gobierno en su búsqueda de mayor apoyo y acuerdos comerciales con países como India, China y Rusia.

*Tomado del diario español ABC 

Junto al corazón de Martí

Junto al  Corazón de Cuba que late bajo esta tierra.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Cada semana llega hasta el cementerio de Remanganaguas, allí está su papá, dos hermanos y una sobrina; no ha resistido el espíritu de soledad dejado por el viejo al marcharse. Toma un camión en Contramaestre y por casi media hora va hacia él, conversa bajo una sombra de algarrobo y cree tener un destino, cuando sabe que su matrimonio es tan incierto como su vida misma. Regresa cerca del mediodía. Atrás, polvo, pastizales secos y un río que no corre;  pero al menos existe un José Martí, tan real y vivo en el corazón y  en los oídos, que cada Día de los padres tiene el deber de ir hasta su Obelisco y ponerle un ramo de rosas. Ella sabe que descansará muy pronto allí, por eso piensa en la Bandera de la estrella solitaria que ondea al compás del viento; en el concierto ofrecido por un sinsonte cada mañana a la ciudad dormida. Sabe que es cuestión de horas, quizás minutos, pero tendrá que venir a su Remanganaguas de la soledad, acostar el cuerpo en una tumba fría e imaginar que su amor anónimo acudirá cada semana a escuchar el corazón de su Apóstol y ponerle sus flores blancas. Nubarrones  anuncian el final, pero tiene la esperanza todavía de verlo y pedirle más días para vivir el amor negado por un matrimonio de años, que la encastilló en rutinas y prejuicios.   El camión llega al destino fijado; entonces vuelve a lo real; la costura en su vientre recuerda que el fenómeno puede estar ahí, vivo, amenazante, sabe a ciencia cierta las dos  opciones.  Camina hacia el ocaso. La muerte es casi una verdad. Tiene la seguridad de que más allá de todo, su Apóstol estará con ella cada semana y recibirá flores blancas, conversaciones y mucho amor, como mismo lo hacía  cuando iba en peregrinación a sentir el palpitar de un país o el Día de los padres a llevarle sus rosas preferidas.

sábado, 29 de julio de 2017

Homo digitalis versus Homo analógico en Cuba: la batalla que se libra hoy*



Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Es bueno saber a la gente tomando la nueva metralleta de los tiempos y con ella en mano, irse al mundo, haciendo de su vida, una historia amplia que contar y más si es desde Contramaestre o Seboruco, pueblos quizás anónimos o tal vez preteridos en el oriente de Cuba; lo importante es tener la metralleta aceitada, con un buen punto de mira y haciendo tiros que nos conecten a la red global.

Ya no son tiempos de aferrarse al libro en formato de papel, a los periódicos de fin de semana, a las bohemias mensuales;  la metralleta nos apunta al pecho, a la cabeza y somos blanco diario de sus consumos; aunque alguien se empeñe todavía en decretar el alimento on line, políticamente correcto y otros dictaminen zonas de resistencia por donde deben transitar esas comidas.

“Homo analógico” es fuerte; resiste los disparos de la metralleta;  no quiere “homo digitalis” en su entorno;  sólo ovejillas  sedientas del mensaje construido, la hegemonía permanente.  Los  de a pie no necesitan esas cosas;  basta darles comida y bebida y lo demás ocurre según lo planificado. Esa es la paja mental del “homo analógico”, con ella se siente el rey de las verdades; sólo existen las suyas, las que nombran otros como él.

En los café  de las ciudadillas pequeñas la gente habla, inventa la realidad, en una suerte de fabulación maldita; todos quieren montarse en el tren que pasa primero; han acerado sus metralletas y  dicen llamarse “homo digitalis”; aunque el jefecillo travieso los desconozca y decrete las verdades publicables o no en Internet. Reina todavía el “homo analógico”, pero las vanguardias profesan una fe nueva; saben de un mundo por venir; tienen su apóstol, ese del que hablan bien o mal, pero hablan; el que fue escuela de todos, aunque ahora quieran condenarlo por hereje y algunos digan que no es amigo de nadie.
El “homo digitales” no es una figura de laboratorio, es hechura social, surge de la necesidad de la gente de informar su mundo cercano y compartir mensajes  cada vez más globales. Ya no son papelillos encerrados en botellas soltadas al mar.

“Analógico” se debate contra el zombi que lo anula;  Internet no permite ninguneo alguno;  el pueblo digitalis ya adversa al pueblo analógico. La computadora  (tablet, celular, kindle, lapto, ipod), conectada a Internet es la metralleta de los tiempos, ignorarlo es  demorar los efectos de un sol que ya quema. Es hora de repartir metralletas y tomar el ciberespacio dando paso definitivo al “homo digitales”, comandante del futuro. Analógico sabe su muerte, es cuestión de minutos, tal vez segundos. 

*Las fotos utilizadas en este post pertenecen al blog Homo digitalis

jueves, 27 de julio de 2017

La izquierda no sabe vender esperanza*

Aram Aharonian, fundador de Telesur.
Martín Espinoza 

Para el fundador de Telesur el problema de la izquierda no tiene relación con el presupuesto, sino con la carencia de ideas. Aharonian valoriza el trabajo en redes y lo alza como indispensable para el avance de las ideas progresistas en el continente. Cree que Telesur fracasó en su intento de ser latinoamericano, que la idea ya se quemó y que los gobiernos de izquierda, en su mayoría, no reconocen el valor de las comunicaciones. A Chávez, en ese plano, “lo tuvo que dar vuelta”, asegura.
“Azuquítar, azuquítar”, contesta Aram Aharonian cuando le preguntan qué prefiere para su café. “Yo sé que de aquí en más no me van a dejar tomar azúcar”, agrega riendo. Aharonian carga con más de 40 años de trayectoria periodística en sus hombros.
Hace poco más de una década co-fundó Telesur, un canal que aspiraba a ser una señal latinoamericana que le hiciera el peso a CNN en Español y a los medios “hegemónicos”, y que hoy se alza como uno de los medios de comunicación “contraculturales” más importantes en el continente.
Es uruguayo, vivió 13 años en Argentina y después desarrolló parte importante de su proyecto profesional en Venezuela, cerca de Hugo Chávez. Hace cuatro volvió a Argentina y trabaja en una fundación para la integración latinoamericana que lo que hace, principalmente, es elaborar contenidos de cualquier materia que le den algo qué decir a las fuerzas de izquierda. Trabaja, entre otras cosas en la elaboración de una hoja de ruta para erradicar lo que él llama la filosofía del lloriqueo y la denunciología. 

500 años de resistencia
– “Si tú estás en una posición política, lo mínimo que tienes que hacer es tener propuestas. Si no tienes propuestas estás siempre lloriqueando no más. La izquierda se ha quedado en la denunciología y el lloriqueo. Hace 500 años que resistimos y hemos confundido resistencia con denuncia y lloriqueo. Incluso desde el punto de vista comunicacional, no tenemos agenda propia. Somos reactivos a la agenda del enemigo y decimos “El Mercurio miente”, pero no decimos lo que queremos decir ni visibilizamos a los actores que queremos visibilizar. Somos reactivos a la agenda del enemigo y seguimos usando su agenda. Lo que nosotros queremos resaltar, nuestra agenda política, siempre queda escondida porque pareciera que fuera más importante denunciar, denunciar, denunciar. 

¿En ese panorama, qué hacer?
– Es importante parar la máquina y empezar a pensar. Yo decía que a veces da la impresión de que estás peleando guerras que ya no existen, que ya pasaron. Que te tienen a ti peleando en esa guerra mientras ellos hacen otras cosas. Seguimos creyendo que democratizar la comunicación significa una repartija equitativa de frecuencia de radio y televisión, cuando no van a servir para nada dentro de tres años. Y además, aunque te regalaran todas las frecuencias, no tenés un puto contenido para meterles. No tenemos bancos de contenidos, no sabemos utilizar los contenidos de otros para trabajar conjuntamente. Seguimos peleando guerras del siglo XX cuando nos están pasando por encima los drones del siglo XXI. 

¿Es una característica común de la izquierda en América Latina o en el mundo? 

– Siempre digo que una computadora hoy es la vieja metralleta. El campo de lucha es el campo virtual, ideológico, de ideas, y que hay que saber usar las armas. 

¿Estamos tratando de convencer a los convencidos? 

– Sí. Es mucho más cómodo. Están todos de acuerdo con nosotros. 

¿Ese es un trabajo que están haciendo los medios de comunicación? 

– Los medios son eso, medios. Hay distintas herramientas de trabajo. El único problema que tenemos hoy en comunicaciones es que toda la caja de herramientas que teníamos ya no sirve para nada. Hay que hacer una caja nueva. Yo decía: “chicos, tengo una noticia para ustedes: estamos en guerra. Tengo una segunda noticia: las armas que tenemos no nos sirven”. Todos los gobiernos progresistas que pasaron, ninguno hizo algo para cambiar las estructuras. Hoy no tenemos movimientos sociales, no tenemos calle, no confiamos en la gente. Nunca entendieron el tema comunicacional. 

¿Ninguno? 

– Hubo dos personas que me dieron la sensación de entenderlo. Uno fue Fidel Castro. En el 2000 dijo; “nosotros en este momento no tenemos voz en el mundo. Nadie nos pasa lo que queremos decir. Tener un pequeño espacio es un triunfo”. El otro fue Chávez, después de mucho. No entendía lo que era la soberanía comunicacional. Después sí, todo por golpes.  El día que le hicieron el golpe le reventaron el canal oficial, que era la única salida satelital que tenía. No pudo salir a ningún lado. “Ahora entendí lo que me decías”, me dijo después. 

Telesur y la contrahegemoníaç

¿Cuál fue el diagnóstico que derivó en el nacimiento de Telesur? 

– La necesidad de verse con los propios ojos. Entendimos lo que significaba “alternativo”. Siempre nos vendieron que quería decir marginal, chico. El día que salió Telesur nos dimos cuenta de que CNN en Español, que era lo único que había de TV en español en ese momento, en 10 años nunca había pasado ni a un indio ni a un negro. Eso cambió con la llegada de Telesur. Transmitió la asunción de Evo, no pudo invisibilizar el golpe en Honduras. Terminó la posibilidad de invisibilizar todo. Ya tenías una alternativa de información. Entonces, por más que no sea del mismo tamaño, es una posibilidad de entregar lo que otros no dicen. 

¿Cómo se sintió el formato? 

– A mí nadie me explicó todavía por qué cada quince minutos tengo que interrumpir la programación para pasar tandas publicitarias cuando no tenía tanda publicitaria. Tampoco por qué los presentadores de noticias de Telesur tenían que vestirse de traje y corbata, cuando estamos hablando de América Latina, que es un continente informal. Si lo que yo quiero es entrar a tu mesa, que te sientes conmigo a hablar de una noticia… así no. Seguimos repitiendo formatos ajenos y agendas de los demás. 

¿Se logró romper con esa estructura? 

– Se logró romper durante tres años. Después … 

El nacimiento de Telesur se dio en un contexto bastante atípico, en el cual había una serie de gobiernos progresistas… 

– Se dio un poquito antes. Ahí fue con el discurso inicial de Chávez. Estaba con Kirchner, Lula da Silva y Tabaré Vázquez. Evo no estaba aún, Rafael tampoco. Rafael Correa venía a sentarse a mi oficina para que lo sacáramos en televisión. Cuando iba, la secretaria me decía “señor Aram, ¿ese churro quién es?”. “Ese va a ser el próximo Presidente de Ecuador”, le decía yo. Bueno, y los cubanos. No había más. Lula no hizo nada, Kirchner abrió un poquito. 

Ese contexto era atípico. ¿El escenario hoy día no se presta para elaborar una iniciativa de ese tipo? 

– Yo creo que esta iniciativa la quemaron. Porque en lugar de ser un canal latinoamericano, como tenía que ser, terminó siendo un canal exterior de Venezuela. Es muy difícil retomarlo porque no hay voluntad política. En la integración siempre falló la voluntad política. 

¿Y hoy qué se hace en el campo comunicacional para hacerle el peso a la hegemonía? 

– Hoy no se hace nada. Se puede hacer mucho pero hay que idear la forma de hacerlo. El problema es que no tenemos una línea editorial que seguir. Por ejemplo, que este semestre los temas sean: el hambre, los indígenas y los migrantes. Si la línea editorial de este semestre son estos tres temas y vamos a hablar sobre eso en cada uno de los países, vas a tener una cantidad de contenidos del carajo. Y después tienes que ver la forma para que esos contenidos salgan a la luz. 

¿Trabajar en redes? 

– Trabajar en bancos de contenidos. 

¿Y se puede trabajar con cualquiera o solo con la izquierda? 

– Nooo. 

¿Y cómo trabajar de la mano con las ideas dominantes? 

– Vos podés conciliar sobre ciertos temas. Toda visión tuya es una visión política. El tema es ver los temas comunes que tenemos que tratar. Y no “Fora Temer”… O sí, “Fora Temer” también, pero de otra forma. En favor de algo, no en contra de todo. Hay un problema básico de la izquierda: no sabe vender esperanza. Siempre pasa cuentas de lo que hizo. “Nosotros entregamos 1 millón 300 mil viviendas, ¡Y millones y millones de brasileros que dejaron la pobreza extrema!”. Pff, todo eso ya está acá (dice metiéndose la mano al bolsillo). ¿Y para adelante? Entonces un huevón, con un globito y un “cambiemos” te ganan las elecciones. 

¿La derecha sabe vender esperanza? 

– Saben vender esperanza. Venden, nada más, pero saben hacerlo. Cuando eso se copia está el problema. El único mensaje que yo vi así fue Chile, el del alcalde de Valparaíso. Ya ni me acuerdo cómo se llama. 

Jorge Sharp 

– Sharp. El único que tuvo un mensaje hacia adelante. 

Y ganó… 

– Y ganó. La construcción se hace desde abajo, siempre. Lo único que se construye desde arriba es un pozo. 

Y en el plano de los contenidos. En Chile la sociedad aún está despolitizada después de la dictadura. Aún se siente su legado. Da la impresión de que lo que se quiere ver en televisión es farándula, espectáculo. 

– ¿Toda la gente que está en la farándula es boba? Yo creo que no. Entonces buscá a alguien que no sea bobo. Y que charle de los pobres animalitos, no sé. Pero es una forma de romper con eso. Nosotros estigmatizamos a toda esa gente. Esa gente está trabajando. 

¿Hay que aprovecharla? 

– Claro. Hay que agarrarlos. Uno puede sumar gente que sea de temas ambientales, temas locales, no necesariamente de izquierda. No hay que perder de vista lo territorial, lo vecinal. Por ver mucha televisión tenemos una visión global de todo y te olvidás de que lo que juega realmente es lo local, lo que te toca el culo. 

¿Eso la gente lo consume? 

– Lo ve, lo consume, se identifica. El problema de hoy es que no te identificas con nada de lo que pasa. Todo es un espectáculo. 

¿Existe algún medio que sea un referente en esa materia? 

– No.
¿Telesur fracasó? 

– Sigue siendo uno de los pocos referentes, pero pierde credibilidad con eso de ser latinoamericano.
Cuando hacemos un noticiero latinoamericano, decimos, por ejemplo, que hay inundaciones en Valparaíso. Y no nos da por pensar que hay un enfoque más amplio: las razones climáticas. Así con cualquier tema. Si yo quiero hacer un noticiero que me muestre que los temas son comunes, vas creando consciencia regional, identidad. Así no son excluyentes el tema local y el tema global. El tema entonces no son las inundaciones en Valparaíso, es el cambio climático. 

¿Qué rol juega la parcialidad de los medios? 

– Todo es subjetivo.
¿Deberían tomar partido los medios de comunicación? 

– Acá hay un gran verso liberal que habla de la objetividad, neutralidad e imparcialidad. No existe. Del momento en que todos tienen línea editorial muere todo eso. Incluso, nosotros desde la prensa alternativa no queremos ser neutrales. Somos parte de la guerra, no somos observadores. Nadie observa la guerra. Lo que me parece totalmente anti-ético es decir que eres objetivo para exponer tu propio punto de vista. 

¿Eso es más propio de los medios de derecha? 

– Sí, de derecha y hegemónicos. 

¿Cuál es el límite de la subjetividad? 

– La ética. En general la ética la buscan en el diccionario con hache y es sin hache, por eso no la encuentras nunca. 

¿Los medios de comunicación pueden llegar a formar parte de un gobierno? 

– No, creo que no pueden formar parte de un gobierno, pero sí pueden apoyarlo. Y tiene que ser un apoyo crítico, si no es un medio de propaganda, no de comunicación. 

¿Cómo lo hizo Telesur en ese sentido? 

– Durante mucho tiempo bien. Después mal. 

¿Perdieron lo crítico? 

– Se terminó el pensamiento crítico. Telesur se va convirtiendo cada vez más en un medio para los convencidos. Como casi todos los medios nuestros. 

¿Qué pasará con Telesur cuando termine el chavismo? 

– ¿Terminará el chavismo? 

¿Eventualmente? 

– Sí. Yo creo que si hay gente inteligente se quedará con el proyecto. Se ha utilizado como instrumento de propaganda. Con una buena comunicación llegás a muchas más mentes y almas que con propaganda burda y con repetición de consignas. Lo que más daño le hace a la izquierda latinoamericana es ser repetidor de consignas. Yo no creo en la democracia formal, no creo en la repetición de la democracia liberal. 

Chávez, la revolución y el bolivarianismo socialista

¿Cómo era su relación con Chávez? 

– Muy buena, muy amistosa. Él insistía en que yo me hiciera venezolano. Yo decía que no, porque cuando me pasara para su vereda él me iba a ofrecer un cargo y yo lo iba a mandar a la mierda. Chávez logra hacer tal cantidad de cosas porque nunca hizo política. No sabía lo que se podía hacer y lo que no se podía hacer. Entonces mandaba a la mierda a Estados Unidos sin saber que no se podía mandar a la mierda. 

¿Le pesó eso? 

– A la larga sí. En el momento, no. Por otro lado tenían la idea de que todo es vertical, porque así era su formación. Cuando se le decía que había que hacer un partido, decía “¡qué partido!”.Lo que más me gustaba de Chávez era su cara de chiquitín sin maestra, cara de pibe que va a hacer todas sus diabluras. Siempre mirando y pensando a quién joder. Tenía esa gran capacidad de joder. 

Aram calla un rato, rasca el scotch que pega un cartel en la muralla del café en el que estamos sentados y agrega: “Y muchas bolas. Tenía muchas bolas”.

¿Pero tenía una formación jodida? 

– Una formación jodida. De campo, pobre. Eso era Chávez. Su sueño era lanzar en el Yankee Stadium, y lanzó. Todos sus sueños de chico se cumplieron. Le interesaba mucho más lanzar en el Yankee Stadium que hablar con el Presidente de Estados Unidos. 

¿Cometió un error siendo demasiado personalista? 

– Es su formación. El problema fue no formar cuadros administrativos, gerenciales, políticos, no se formó nada.  Su héroe: Bolívar. ¡Bolívar no escribió un libro! Bolívar escribió cartas, que son muy buenas, su pensamiento es bueno, pero hay que sacarlo con… (hace como que usa una cuerda imaginaria. “A tirones”, da la impresión que dijera). Chávez le designó a Samuel Moncada que escribiera las bases del bolivarianismo. Estuvo un año leyendo y estudiando. Antes de que lo publicaran fui al foro social de Porto Alegre. Ahí Chávez anuncia que la revolución bolivariana era socialista.  Lo mató. ¡Perdió todo el trabajo de un año! 

¿Y era socialista? 

– Sí, él creía que podía ser socialista.
¿Sabía lo que era el socialismo? 

– Sí, quizás no sabía cómo implementarlo. Tuvo una muy mala escuela con los cubanos, que son muy buenos para algunas cosas y muy malos para otras. La formación ideológica es muy mala, primero porque en Cuba no saben lo que es el capitalismo, saben hablar contra el capitalismo pero no han vivido el capitalismo. No sabe qué es el capitalismo. 

¿Y Maduro? 

– No había mucho más. La falta de formación de cuadros, la correlación interna de fuerzas…

¿Se le fue de las manos la cosa a Maduro? 

– Nunca la tuvo.

¿Venezuela es un país más democrático que los otros de la región? 

– En algunas cosas sí, en otras no. Lo que la gente no considera es que en Venezuela los chavistas todavía no salen a la calle, a pelear. El pueblo chavista. Yo no creo que pase nada, lamentablemente, porque la derecha no tiene ideas. Es un país muy jodido. Se lo han robado todo, entre ellos los militares. Esa ha sido la forma de retenerlos. Con cargos públicos también. Es una corrupción obscena…

“Me voy”, dice Aram con tono lapidario y se queda callado un rato. Tiene gente trabajando en su casa. Agrega que le gusta conversar con los jóvenes. No para decirles qué hacer, sino para mostrarles las opciones. Pide la cuenta al garzón. “Sin anestesia”, le dice. Parece que se conocieran hace un tiempo. Se me hace cara de cliente frecuente. Aram Aharonian se para mientras rememora en voz alta algún otro episodio de sus vivencias con Chávez. Mientras tanto, se prepara para caminar bajo el frío y la lluvia del invierno bonaerense. Justo la lluvia amaina, y así se va.

*Tomado de Digital Cuestión

jueves, 20 de julio de 2017

Las claves del pensamiento emancipador de Fidel Castro


Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Hoy esta Casa Memorial Orlando Pantoja, aquí en Maffo, municipio Contramaestre, se honra con la presentación de un libro notable, que tiene una cuidadosa selección temática de “Pensamientos de Fidel Castro Ruz”, a cargo de Pedro Creach Corrales.  Digo notable, porque  tiene  razón contundente Frei Betto cuando afirma en el prologo a estas páginas, que es un “reconocimiento del significado de  Fidel para Cuba, América Latina y el mundo”.  
Antecedentes de este tipo de propuesta literaria, los encuentro en “Granos de oro: pensamientos seleccionados en las obras de José Martí”, La Habana Sociedad Editorial Cuba Contemporánea, 1918,  de Rafael Argilagos; “José Martí y la comprensión humana”, La Habana, Cuba, 1957, de Marco Pitchon; “José Martí. Aforismos”,  2004, de Jorge Sergio Batle y “Diccionario de Pensamiento Martiano”, de Ramiro Valdés Galárraga, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2002. En cada una de estas obras existió la voluntad de presentar el pensamiento de José Martí de manera ordenada, sobre la base de las principales esencias que lo articulaban.   
¿Qué tiene de novedoso “Pensamientos de Fidel Castro Ruz”? ¿Qué autoridad  tiene Pedro Creach Corrales, para atreverse a mostrar temáticamente, en forma de sistema, el pensamiento liberador de Fidel? ¿Por qué Contramaestre tiene un simbolismo especial en la vida de Fidel?  
Después de leer el conjunto de la obra, el lector capta enseguida el espíritu de sistema que la organiza, donde Revolución, Socialismo, Democracia y Derechos humanos, se muestran como pilares básicos, sobre los que descansa la esencia libertaria del pensamiento humanista de Fidel. A esa sustancia vital, siguen otras  hasta sumar 25, que en su conjunto (total 29) abarcan ejes que fundamentan la matriz originaria de donde parte todo. Para llegar a entender la complejidad de esas cuatro categorías iniciales, es necesario construir nuevas formas y contenidos sobre equidad,  internacionalismo, educación y salud, entre otras, que liberen al hombre de la enajenación y lo conviertan en sujeto transformador del mundo que le toca vivir.  
En las primeras décadas de la Revolución cubana, los grandes esfuerzos se dirigieron a construir un nuevo sistema de valores profundamente  humanista, que  concretara la obra material e intelectual de la Revolución y la utopía de avanzar hacia un Socialismo humano y democrático, donde el ser humano fuera la razón principal del proyecto. Debe tenerse en cuenta, que  Fidel no era un teórico del marxismo, sino un líder que vinculó teoría y práctica y desde ese nexo definió el camino posible  y las conquistas necesarias para poder  llegar a una sociedad cada vez más justa e inclusiva, donde los derechos del hombre y la mujer fueran tan altos como las palmas reales.   
“Fidel Castro Ruz. Pensamientos”, resuelve algo que muchos estudiosos no han tenido la agudeza de revelar  hasta ahora y es la de mostrar un sistema de pensamiento orgánico de Fidel Castro en toda su magnitud;  así que  no estamos ante una obra de carácter oracular, al estilo de un simple diccionario de pensamientos, ni una mera compilación de citas, frases, elogios;  aquí se aprecia la voluntad del autor de la compilación, por revelar esencias, nexos entre ellas y sobre todas las cosas, explicarlo a partir de esa selección temática y del alcance universal de la figura.  
El lector cubano y latinoamericano no debe asumir esta obra como un comodín para citar a Fidel fuera de contexto, adornar discursos ocasionales;  o sencillamente llamarse fidelista porque sabe de memoria  un repertorio de las ideas aquí compiladas;  creo que  Pedro tiene la aspiración sublime, en términos éticos, de visualizarnos un sol moral y cognitivo, donde el revolucionario de estos tiempos, pueda encontrar las claves que hicieron a Fidel, el líder socialista más importante del siglo XX americano. Dominar las 29 esencias propuestas por Pedro, nos blinda  ante los cantos de sirena de un capitalismo dominante, donde el hombre es lobo del hombre. En este libro, está el pensamiento telúrico de Fidel, el hombre que hizo, según el Che, “más que nadie en Cuba para construir de la nada el aparato hoy formidable de la Revolución”. 
“Fidel Castro Ruz. Pensamientos”, está precedido por la valoración  de  la trascendencia de su obra, de  42 personalidades de la historia y la cultura universal, donde se incluyen seis mandatarios,  dos premios  nobel de literatura, un premio Cervantes,  2 deportistas y el resto, destacadas figuras de las letras, el periodismo y   la Prima Bailarina Alicia Alonso, fundadora del Ballet Nacional de Cuba. Complementan estas opiniones, las compartidas  por 55 personalidades con posterioridad a la muerte de Fidel Castro.  
El autor de esta selección temática, Pedro Creach Corrales, tiene la autoridad moral de ser autor de dos libros imprescindibles, para conocer la dimensión humana  e histórica de la Revolución cubana: “Heraldos de la salud y la vida”,   que habla de los antecedentes de la colaboración médica en países del tercer mundo, datos estadísticos y gráficos, fragmentos de discursos de Fidel Castro referidos al tema, la Escuela Latinoamericana de Medicina, reconocimiento de cimeras personalidades políticas, intelectuales y fotografías que facilitan al lector adquirir una real dimensión de la actitud solidaria de la Revolución cubana. La otra obra escrita por Pedro es “Fe infinita en la victoria”,  sobre el emblemático alegato de Fidel Castro “La historia me absolverá”, donde demuestra cómo Fidel llegó a ser el más destacado discípulo del Apóstol y su heredero intelectual más importante.  
Pedro Creach Corrales es  además, presidente fundador de la Casa de Cultura Latinoamericana y Caribeña, institución no gubernamental, con sede en Santo Domingo, que asocia a amantes de la cultura; ayuda a reforzar la identidad nacional y propicia el incremento de los sentimientos de solidaridad, hermandad y fraternidad entre los pueblos de “Nuestra América”.  
Es licenciado en Historia por el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, licenciado en Educación Primaria, graduado en la Escuela de Defectología, animador y promotor cultural. Fisioterapeuta. Iniciador del sistema nacional de Casas de Cultura, fundador del Centro Braille de la Editorial José Martí. Dedicado en los últimos años al trabajo poligráfico, la publicidad, las ediciones y las publicaciones. 
Pedro Creach Corrales nació en la Sierra Maestra y fue miembro de la Brigada de Alfabetizadores Conrado Benítez.  
¿Por qué Contramaestre tiene un simbolismo especial en la vida de Fidel?  
Con 13  años visitó por vez primera este pueblo el 10 de octubre de 1939, pasó tres días aquí. Se bañó en el río Contramaestre
Durante a toma del BANFAI entre el 20 y el 30 de diciembre de 1958 tuvo una relación muy especial con varias familias.  
La ropa usada por Fidel en 1958 y con la que entró en la Caravana de la Victoria a La Habana, fue cosida por Creaciones Pantoja.  
El primer Baire libre lo celebró el 24 de febrero de 1959.  
La primera gran obra hidráulica de la Revolución, la inauguró el  5 de julio de 1968: la presa Carlos Manuel de Céspedes.  
El 22 de julio de 1988 inauguró el Hospital Orlando Pantoja Tamayo.  
Podemos concluir esta presentación cubana, tierra adentro, hogar de mambises, rebeldes, obreros y campesinos, seres humildes de la Patria, convencidos de que “Fidel Castro Ruz. Pensamientos”,   es una obra ya emblemática, que nos sirve de referente paradigmático, para llevar al pueblo cubano y latinoamericano, a esa libertad todavía posible, donde se consolide definitivamente la dignidad  plena del hombre, orientados, como diría el mismo Fidel, por “(…) las ideas que inspiran nuestra lucha … las ideas más humanas y más justas”. 

Maffo, 20 de julio de 2017.
Imágenes de la presentación
Arnoldo Fernández a la derecha, presenta el libro "Fidel Castro Ruz. Pensamientos", del compilador Pedro Creach a la izquierda.
Lázaro Expósito Canto,  Primer Secretario del Partido Comunista en Santiago de Cuba, durante la presentación de "Fidel Castro Ruz. Pensamientos".
El compilador Pedro Creach   dedicando  "Fidel Castro Ruz. Pensamientos", a  Lázaro Expósito Canto.



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