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domingo, 23 de junio de 2013

Isla y espina se apalencan en las golondrinas

Frase del editor de La isla y la espina bloquea la guagua en medio de la temida Pedrera. No queda más remedio que bajarse.


En la Pedrera pensando qué hace para seguir viaje.
Editor de La isla y la espina sonríe al ver la guagua a media loma.
Editores de La isla y la espina y Caracol de agua en una foto histórica.
Editor de Claustrofobias de brazos cruzados ante la guagua a media loma.
Pensamiento colectivo  en el pico de la loma. ¿Qué hacer?
Trovador Fredy Lafita necesitando un cigarro para disfrutar el humo bajo el sol abrazador de la Pedrera.
Escritores santiagueros Miguel y Yoiset más altos que la Pedrera.
Escritores de la Maya deciden apalencarse.
La escritora de Yateras, Erica, le preocupa la hora para regresar a comer.
Loma abajo rumbo al campismo Las golondrinas. No queda más remedio que hacerlo a pie.
Toro amenazador en medio del camino a Las golondrinas. ¿Qué hacer?
Cruzando un tramo del río Mogote, Las golondrinas se aprecian al frente.
Baño en Las golondrinas.
Editor de La isla y la espina disfruta el agua y el sol de Las golondrinas.
Mi mujer se encargó de administrar el agua. Se hizo famosa por calmar la sed de los participantes.
Eduard Encina pensando el regreso. No hay transporte asegurado....
Editor de Caracol de agua disfruta de Las golondrinas.Olvida sus problemas de salud.

sábado, 22 de junio de 2013

Promoción y alcance del libro cubano en Internet

 
Mesa teórica ¿Leer digital o leer impreso?, a cargo de los editores Arnoldo Fernández,  Reinaldo Cedeño, y Yunier Riquenes.


Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Evento Orígenes en su V edición se desarrolla en la ciudad de Contramaestre desde el 20 y hasta el 22 de junio, con el propósito de intercambiar sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la literatura y el periodismo. Este 21 se intercambió sobre el alcance y múltiples usos del libro cubano en Internet.

Hace quince años quien iba a imaginar que desde Contramaestre habláramos de existencia real y existencia digital, de la necesidad de que la segunda se parezca la primera, y no sea una caricatura sin energía para sensibilizar al otro diferente a través de la telaraña. Quién iba a imaginar un debate sobre conectados y no conectados;  sobre los usos de las aplicaciones interactivas en la promoción literaria,  señaló el escritor Eduard Encina, al presentar la mesa teórica ¿Leer digital o leer impreso?, a cargo de los editores Yunier Riquenes, Reinaldo Cedeño, Rogelio Ramos y Arnoldo Fernández.

En la mesa teórica ¿Leer digital o leer impreso? se habló de propiciar intercambios entre medios oficiales como Cubaliteraria, Cubarte, Cubasí, y medios alternativos como Esquife, Islíada, Claustrofobias, Cubatiene, La isla y la espina, y Caracol de agua, para promover ventas on line de libros con escasa circulación en la geografía nacional y completamente desconocidos fuera de fronteras.

También se conversaron las carencias en los sitios oficiales, casi siempre desactualizados y alejados de la información literaria del interior del país; de la necesidad urgente de saber vender nuestros libros aprovechando las bondades de Internet. Las fórmulas pueden ir desde una buena selección de un fragmento, hasta comentarlo adecuadamente, e interesar al lector de cualquier parte del mundo para consumirlo.

Se precisó la urgencia de titular bien nuestros productos digitales; hacerlo con sabiduría para atraer a  los lectores. “Un mal título, -precisó Reinaldo Cedeño-, pierde completamente al lector”. 

Cuba debe construir estrategias mediáticas que permitan  salir de las presentaciones de libros esquemáticas que actualmente se hacen, donde no falta la reseña laudatoria o la anécdota cansona entre presentado y presentador. Cedeño señaló que “es importante ser un buen lector, para hilar con pasión y enamorar al lector”. “Un libro entra por el ojo, por el oído, entra por todas las partes del cuerpo”, comentó el editor de la Isla y la espina. “Debe parecerse a la sexualidad que nos apasiona y reverdece….”

No faltó la evaluación de cómo se lee a Cuba desde afuera en términos digitales, qué prefieren las audiencias sobre literatura y cómo la consumen. Se advirtió sobre el necesario proceso de inserción de contenidos literarios, sin ignorar los consumos digitales predominantes en la telaraña; de saber colocar las propuestas para llegar a públicos insospechados, a agencias de libros, e incluso a editoriales claves que permitan posicionarlos en mercados importantes.

Orígenes cierra este 22 con  una lectura de poemas en la mañana y una excursión al campismo Las golondrinas en la tarde. La clausura será a las  10:00 de la noche (hora de Cuba), en el Café cantante de la ciudad de Contramaestre. Espere detalles de la jornada de hoy en próximas actualizaciones de Caracol de agua.

viernes, 21 de junio de 2013

¿Cómo hacer literatura y periodismo en la revolución digital desde Cuba?

 
Arnoldo Fernández conversa sobre redes sociales y literatura cubana de urgencia.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu 

Evento Orígenes en su V edición se desarrolla en la ciudad de Contramaestre desde el 20 y hasta el 22 de junio, con el propósito de intercambiar sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la literatura y el periodismo.

La primera sesión de debate estuvo a cargo de los escritores y periodistas Reinaldo Cedeño y Arnoldo Fernández, que conversaron sobre  los senderos y urgencias del periodismo digital y la literatura, ante la revolución digital que vive el planeta. ¿Cómo hacer periodismo y literatura bajo esa impronta?
Reinaldo Cedeño conversó sobre los senderos del periodismo digital cubano.
Internet no permite ninguneo, pues ya los saberes no pertenecen a las capitales provinciales o nacionales; el municipio se internacionaliza  con un alcance incomparable al de los medios tradicionales. Con un clic en un portal, blog, o en las redes facebook o twitter, por citar las más populares, cualquier información recorre el mundo, y lo que hasta hace un tiempo era de conocimiento exclusivo de grupos de poder político y cultural, ahora bajo la categoría conectado, produce una ilusión democratizadora que lo mismo seduce que trivializa el acceso.

Acceder a la condición de conectado requiere, sobre todas las cosas, tener lucidez para responder las siguientes interrogantes: ¿qué escribo?, ¿para quién escribo? y ¿quién leerá lo publicado? Ignorarlo implica recorrer senderos de estupidez, o sencillamente quedar atrapados en el laberinto del volcado de contenidos de medios y géneros sin ninguna relación con el universo digital. Para hacerlo con dignidad debe existir un buen periodista y un escritor dialéctico detrás de un ordenador, conscientes de los ingredientes que debe llevar su producto para navegar la telaraña y llegar a audiencias insospechadas.

Con esta divisa se conversó de la
Twitteratura universal, entendida como producción literaria a través de 140 caracteres que permite la red social twitter, de las potencialidades que ofrece la misma para escritos literarios cortos, sin editoriales al alcance para ser publicados y que por esta vía pueden divulgarse y tener sus seguidores naturales.

También se propuso lanzar una convocatoria a través de los blog Caracol de agua, La isla y la espina, Cubatiene y Claustrofobias,  para conformar un directorio que reúna las cuentas de escritores en twitter de toda Cuba para construir una comunidad de seguidores y lectores, con la etiqueta # TwitteraturaCubana.

Se habló sobre la organización  del primer concurso #Twittorigenes2014. Conformar las bases del mismo y hacer pública la convocatoria en los blog citados.  Divulgar las bases del concurso en  twitter con la etiqueta #Twittorigenes2014.

No se ignoró tampoco, en el intercambio, las dimensiones metodológicas para desarrollar el rol comunicador en las redes sociales;  desde la recepción pensada para nutrirse de ideas e información para la elaboración de contenidos literarios y periodísticos; la difusión y su alcance; la interacción entre medios, lectores, fuentes,  escritores y periodistas. El contacto está a un clic y cada mención en Twitter o comentario en Facebook da mayor visibilidad, aunque esto no asegure una respuesta, aunque debe intentarse tenerla.

Las formas de actualización de los portales, blog y redes sociales fueron debatidas intensamente, desde el simple volcado automático, hasta la actualización manual. Las características de una y otra en el caso cubano, así como sus limitaciones.

Al final se produjo un interesante debate a partir de las siguientes interrogantes: ¿A quién pertenecen las cuentas de las redes sociales y blog? ¿Es lo mismo un perfil oficial de un medio en las redes que el de un escritor o periodista? ¿Pueden opinar escritores y periodistas en las redes? ¿Todas las redes son iguales y plantean el mismo grado de exposición pública? ¿Cómo se deben manejar los asuntos literarios y periodísticos en las redes?

En la mañana de hoy 21 se desarrollará le mesa teórica  ¿Leer digital o leer impreso?, en la que participarán los editores Yunier Riquenes, Rogelio Ramos, Reinaldo Cedeño  y Arnoldo Fernández. El blog Caracol de agua ofrecerá detalles de la misma en próximas actualizaciones.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Los cubanos de la emigración sin proyectos de cara al futuro

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Cuba no debe pensarse desde la improvisación, ni de la emoción, pues estamos ante un proceso donde confluyen muchas partes en la que cada una tiene una función esencial.

Pensar a Cuba desde cualquier lugar del planeta requiere ante todo comprender el lugar de Estados Unidos en su devenir histórico, una singularidad que radicalizó el pensamiento cubano de izquierda, obligado a buscar una alternativa que lo apartara de la órbita del “protector vecino”.

Una cuestión que no debe obviarse es que no se trata simplemente de una historia de buenos y malos y asumir una posición a favor de los primeros, de ser así, demasiado esencialista y poco creíble, tarde o temprano se inclinará hacia el ángulo de una visión hegemónica del asunto y no nos permitirá comprender las contradicciones normales en todo proceso histórico no terminado.

Cuba debe pasar por el prisma de la crítica permanentemente para interpretar y evaluar sus procesos y oxigenar posibles caminos hacia el futuro. Implica dialogar con todas las partes implicadas en la construcción de la nación, estén donde estén, pero sin los desafueros de querer imponer una u otra postura, de lo que se trata es de elegir en condición de iguales lo mejor para su pueblo.

Hasta ahora, los cubanos en la emigración, sobre todo la establecida en Estados Unidos, no han sido capaces de presentar un proyecto que supere los resultados alcanzados por la Revolución Cubana durante 50 años. Simplemente lo que han hecho es cuestionar de forma virulenta los errores, normales en cualquier proceso histórico y desde la emoción y la improvisación atacar todo resultado social alcanzado después de 1959.

Pensar la Cuba del futuro implica ante todo reconocer el complejo entramado social que caracteriza a la sociedad, tanto negativo como positivo, normal como anormal, fácil como difícil y omnipresente para todas las partes. Llegará el día de sentarse a la mesa de conversaciones, de lo que hagan sus intelectuales, sobre todo, dependerá el futuro de la isla. Cuba se gana o se pierde en el terreno de la cultura.

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A Cuba no debe imaginársele como un trofeo

jueves, 5 de noviembre de 2009

Dime cómo escribes

Por Ciro Bianchi Ross

Un libro publicado hace ya algún tiempo recogió las respuestas que cuatrocientos escritores vivos y muertos de veinte y ocho países dieron a lo largo de los años a una sola pregunta. ¿Por qué escribe?

Hubo de todo en las contestaciones entresacadas de muy diversas entrevistas y confesiones. Así, mientras García Márquez lo hace “para que me quieran más”, y Julio Cortázar dijo que escribió Rayuela porque no pudo “bailarla, ni cantarla ni esculpirla”, ese monstruo de la creación que fue William Faulkner confesaba paladinamente que escribía “para ganarme la vida”. Aunque allí no se dice, el autor de Mientras agonizo y El sonido y las furias carretillaba carbón cuando conoció al novelista Sherwood Anderson y “al percatarme de lo bien que vivía comprendí que escribir era lo mío”. Si Hemingway llegó a tener un yate, Faulkner tuvo avión particular. Fue un hombre con suerte. El éxito monetario o de otro tipo no siempre acompaña al talento. Dostoyevski vivió en la miseria, y Balzac, que era un esclavo de la pluma, escribió asaeteado por las deudas en que lo sumía el afán desmedido de vivir por encima de sus posibilidades. Cuando murió, a los 51 años de edad, luego de legar las noventa y siete novelas de La comedia humana, no había podido redimir compromisos económicos que contrajo en la temprana juventud y que con especial deleite se ocupó de incrementar a lo largo de su vida.

Nunca se sabrá bien por qué escriben los escritores –el chileno Nicanor Parra afirmó que lo hacía por envidia-, por qué una obra pasa a la posteridad y otra no, ni por qué a veces un solo libro basta para inmortalizar a un escritor. Entonces, por qué no hablar ahora sobre cómo escriben los escritores. Cada vez más el lector, en el que existe siempre el deseo y la posibilidad de escribir la obra que lee, se interesa por ese tema. Esto es, el revés de la creación. El revés de la trama.

Víctor Hugo (Los miserables) escribía de pie y lo hacía en la misma habitación donde dormía. No desperdiciaba una sola cuartilla; las numeraba al comienzo de la jornada y las arrojaba al piso a medida que las llenaba para que no le estorbaran en la reducida superficie que utilizaba para el trabajo. El cubano Fernando Ortiz, en cambio, escribía sentado en su cama. Colocaba el papel en una tablita que apoyaba en sus muslos. Escribía en cuartillas sesgadas al medio y, para ahorrar, lo hacía preferiblemente en el reverso de las cartas que recibía. En su pulgar derecho había una zanja del grueso de un lápiz.

Ortiz escribía de noche, hasta bien entrada la madrugada. Alejo Carpentier comenzaba su jornada a las cinco y treinta de la mañana y trabajaba hasta las ocho. Al final de la tarde pasaba a máquina lo que había escrito a mano anteriormente. Lezama Lima lo hacía a la hora del crepúsculo y se iba a “una segunda noche” si el asma no lo dejaba dormir. Apoyaba una libreta larga y estrecha en el brazo de su sillón de siempre y llenaba la página de signos aljamiados. Luego, su esposa María Luisa sacaba tres copias mecanográficas de cada texto, copias que eran cosidas, no presilladas, en una misma carpeta.

Leonardo Padura, uno de los cubanos más leídos del momento, escribe todos los días posibles –de lunes a lunes- por las mañanas. Se sienta muy temprano delante de su computadora y trabaja hasta entrado el mediodía. Hace una primera versión de una novela, y después hace tantas versiones como crea necesario –cinco o seis versiones es la media. No trabaja en más de un libro a la vez. Espera concluirlo y, entre novela y novela, hace periodismo o acomete un guión de cine. El mexicano Paco Ignacio Taibo II, otro renovador, como Padura, del policial contemporáneo, sí suele trabajar en dos o tres proyectos al mismo tiempo hasta que se decide por uno que lleva hasta el final. Prefiere la noche, lo que quiere decir que aprovecha también la mañana y la tarde. Tiene más de cincuenta títulos publicados y todos de éxito. Tras la biografía de Che Guevara -250 000 ejemplares vendidos- acometió la de Pancho Villa y anda ahora tras las huellas del cubano Antonio Guiteras, uno de los revolucionarios, dice, menos conocidos de toda la historia americana. El narrador Lisandro Otero –La situación, Temporada de ángeles, Árbol de la vida…- que escribía un artículo diario para la prensa mexicana, hacía su periodismo entre las seis y las ocho de la mañana por lo que el día le quedaba libre para avanzar en algún proyecto de novela. Comenzó a escribir a los catorce años de edad en una vieja Remington que su padre, un destacado periodista, dejó de usar al cambiar para una Underwood. El último libro que Lisandro hizo totalmente a máquina fue En ciudad semejante. Después comenzó a escribir a mano porque esa manera, pensó, le posibilitaba una reflexión mayor y enriquecía su prosa. Pero desde fines de los 80 escribió directamente en una computadora y no se explicaba cómo pudo hacerlo de otra forma durante tanto tiempo.

Lisandro y Padura fueron de los primeros escritores cubanos que utilizaron el ordenador de palabras. También el historiador Newton Briones Montoto, que descubrió el invento en una visita a El Corte Inglés, de Madrid, y comprendió de golpe que era ese el aparato que necesitaba para domeñar su caos. Leonardo Acosta continua escribiendo a máquina. Antón Arrufat se resistió a la nueva tecnología y siguió tecleando sus narraciones en la tipiadora de siempre hasta que cayó la tentación. Miguel Barnet, en cambio, no da su brazo a torcer. Escribe todavía a mano y con una gorra puesta para abrigarse la cabeza. Dice que toda la gran literatura es manuscrita, y teme al ordenador porque cuando una frase aparece en la pantalla empieza a verla como algo lapidario, definitivo, que no lo deja avanzar. Lo priva del placer de la hoja en blanco que se llena con sus signos, del goce de estrujar una cuartilla entre las manos, que es como matar una criatura imperfecta para dar vida a otra saludable. Así rompió, no sin dolor, las trescientas cuartillas de una primera versión de Oficio de Ángel, iniciada en 1975. Sabía que alguna vez la retomaría y años después, en 1987, lo hizo cuando en un feo hotel de Valencia, España, agarró un pedazo de papel y escribió: “Y comenzó el tiempo fluvial. Y el agua de la superficie no volvió a ser calma. Y la noche se tornó día…” Nadie sabe bien, dado lo intenso de su vida social, a qué horas escribe Pablo Armando Fernández. Confesó en una ocasión que cuando se sienta a hacerlo escucha voces que le dictan lo que escribirá.

Cortázar hacía la prosa directamente a máquina (eléctrica) y escribía los poemas a mano; de ahí la huella digital que se advierte en ellos. Revisaba poco porque era muy severo a la hora de escribir y los muchos años en el oficio lo enseñaron a desconfiar de las palabras. Por eso, mientras escribía ejercía una especie de control y una vez que lograba el texto apenas le hacía enmiendas. De los cuentos hacía una sola versión que aceptaba o rechazaba en función de su poder hipnótico, que es condición inherente a todo buen cuento.

El puertorriqueño José Luis González, el gran cuentista de En Nueva York y otras desgracias y Las caricias del tigre, decía que tan pronto tenía la idea ya el cuento estaba hecho. “Los cuentos jamás se escriben por el comienzo, sino por el final. A un cuentista se le ocurre la idea y ya se le ocurrió el cuento. Busca entonces un buen comienzo y enseguida arma el andamiaje para llegar al final, que es la idea que tuvo primero. A un cuentista no se le ocurre un cuento sobre el adulterio, se le ocurre un cuento sobre un adúltero”, me dijo una vez el autor de En el fondo del caño hay un negrito y La noche en que volvimos a ser gente.

Augusto Monterroso, que se dedicó a la literatura porque tenía poca habilidad para la vida y no sabía bien cómo conquistar a una muchacha, decía que se enfrentaba a un texto como cualquier buen artesano a su trabajo. No tenía método, horario ni disciplina. Le pregunté una vez como escribía y me dio una contestación lapidaria. Respondió: “Tachando”. Por cierto, y esto no es chisme y fue el propio escritor quien me contó, Monterroso tenía un tío que se dedicaba a falsificar dinero y abandonó ese “oficio” cuando, al poner en claro sus cuentas, se percató de que falsificar le representaba una inversión de un peso con veinte centavos…

Para el chileno Antonio Skármeta –Ardiente paciencia, Soñé que la nieve ardía, La chica del trombón…-- mirar, oír, comprender, sentir son formas preliterarias de la escritura, y de esa manera escribe siempre, aunque no tenga delante una hoja de papel. Solo se pone a hacerlo cuando siente que tiene madura la historia y entonces trabaja a cualquier hora del día, con la condición de que sea en su casa, y no le importan los ruidos, la música ni la gente que se mueve a su alrededor. No lo entorpecen, más bien lo estimulan. El poeta español Juan Ramón Jiménez, en cambio, buscaba el aislamiento con ansiedad enfermiza. Escribía en una habitación a prueba de ruidos, sin embargo, un intercomunicador lo mantenía en contacto con la calle, y cuando alguien preguntaba desde la acera por el poeta, era el propio autor de Platero quien respondía: “De parte de Juan Ramón, que no está en casa”.

Jorge Amado se quejaba de continuo de las interrupciones, pero insistía en escribir en el portal o en la sala de estar de su casa de San Salvador de Bahía con todas las ventanas abiertas. Si alguien llamaba a la puerta cuando estaba escribiendo, era él quien atendía al llamado e insistía en contestar el teléfono. A veces dejaba la máquina de escribir y se iba a la cocina a interesarse por el almuerzo y, como presumía de buen cocinero, no era remiso a dar instrucciones a la sirvienta; indicaciones que a veces arruinaban la comida.

El argentino Mempo Giardinelli, capaz de teclear ciento veinte palabras por minuto y que piensa que la novela debe ser entretenimiento y reflexión, trabaja todos los días y escribe solo cuando tiene ganas. A veces, en una semana, escribe una única cuartilla, y otras en un día le sale un aluvión. Escribe más en verano que en invierno, y lo hace completamente desnudo, con una toalla enrollada al cuello para enjugarse el sudor.

Isabel Allende, por su parte, necesita vestirse y maquillarse como para una fiesta antes de sentarse a escribir. Si no lo hace así, se desmoraliza. Corrige sus textos hasta el infinito, lo que, reconoce, no siempre es bueno, ya que se corre el riesgo de que la historia se ponga rígida y pierda encanto. Le parece el colmo de la impudicia leerles a los allegados pasajes de un libro en proceso, “es como desnudarse en público o peor”. Es muy supersticiosa. Un ocho de enero comenzó La casa de los espíritus. Desde entonces ha comenzado todos sus libros un día como ese.

Tomado de http://wwwcirobianchi.blogia.com/2009/100301-dime-como-escribes.php

martes, 3 de noviembre de 2009

Hebras de ensueño: buen gusto en el vestir

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

La pasarela Hebras de ensueño”, tiene como anfitriones al cuerpo de modelos de la Maison Santiago, que viste las confecciones elaboradas por los hermanos Bello.

La exposición colectiva permite apreciar el serio trabajo que vienen desarrollando los hermanos María Elena, Mercedes y Enrique Bello, en torno a las fibras y tejidos.

Mercedes, Enrique y María Elena, miembros de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas, junto al joven aficionado y también miembro de la familia Halil Rasul Bello presentan muestras de las obras que realizan en tejido a crochet, batik o entintado y naturaleza seca.

Vestidos, chaquetas, mantas, trajes de baño y otras piezas de vestir ilustran la maestría adquirida por Mercedes en el tejido a crochet; por su parte Maria Elena y Halil hacen gala de sus dotes artísticas con la técnica del entintado en varios colores y estilos.

Las ropas son acompañadas de accesorios de fibras naturales y naturaleza muerta, confeccionadas por Enrique, entre los que se destacan collares, búcaros, candelabros, sombreros y carteras.

Sus piezas se venden actualmente en Alemania, Italia y Portugal, además de Cuba. Cuentan con un amplio catálogo de su obra y han recibido premios en eventos nacionales e internacionales.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Contramaestre, la felicidad y la adolescencia

Por Rogelio Ramos. (Poeta y periodista de Songo La Maya)

Cada vez que vuelvo a Contramaestre siento el temblor de quien ha llegado al sitio donde fue feliz. Debe ser porque ese terruño me acogió como a muchos otros nacidos en Santiago de Cuba, el municipio quiero decir, que estudiábamos allí, en la tierra del cítrico. Sucedió en los ochenta, éramos tiernos e inocentes y respirábamos la energía de quien con sólo dieciséis años se va a la beca*.

En ese tiempo, y a mi me parece que éramos perfectos, mis mayores cantaban junto a Augusto Enríquez una canción que me parecía rara, y que hablaba de un hombre que se abría el pecho con una estrella y se leía por dentro.

Fue ese el tiempo en que Silvio** grabó más, y los universitarios, sobre todo, se bebían fonogramas como: Oh Melancolía, Causas y Azahares o Tríptico; los Van Van nos enseñaban a bailar el Buey cansao y Leonardo Padura daba a conocer su Fiebre de Caballo.

Con todo eso nos fuimos a las becas, y Contramaestre era un sitio bello, una inmensa naranja donde íbamos, a mi me pasó, a conocer el amor y dejar entre las ramas de los arbustos la tan retenida inocencia.

Fue en Contramaestre donde tuve mis primeras lecturas, ya no las simples lecturas de un mortal que sabe tiene que conocer a Oparin, Mendeleiev o Darwin para aprobar, sino las lecturas que van más allá del doce grado.

Hay nombres que se mezclan con esos recuerdos: Baire, Maffo***, Laguna Blanca, Bungos. Ese último vocablo, lo he buscado en mil partes y no sale a la luz su significado, sin embargo ante mis ojos significa una indetenible cantidad de edificios blancos que le nacen en el mismo centro a los naranjales. Allí, en medio de ese verde fue donde estudié por tres años el preuniversitario.

Siempre que recuerdo ese tiempo no puedo dejar de sentirlo como uno de los más intensos de mi vida. No sé si tiene que ver con los 80, con el primer amor, los libros o las canciones de Silvio que también comencé a escuchar allí.

Por eso cuando oí el Son a Contramaestre, que escribió mi amigo Eduardo Sosa, por cierto, inspirado en una joven de Maffo cuyo nombre no logro recordar, sólo pude sentir el mismo estremecimiento de que hablé al principio. El temblor de quien siente llegó al sitio donde fue feliz.

___________________________

*Beca: escuela interna en Cuba, donde se realiza el preuniversitario, y en algunas zonas rurales, la secundaria básica.

**Silvio Rogríguez: trovador cubano.

**Zonas pertenecientes al municipio Contramaestre.

Mario Vargas Llosa no tiene nada que hacer en la política

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

El intelectual honesto debe elegir cuál debe ser su principal compromiso, el proceso creativo o la identificación con los problemas de su tiempo. A propósito, me viene a la mente el filósofo francés J. Paul Sartre, que definió la situación como responsabilidad”, término de carisma en las circunstancias actuales.

Otros autores lo llaman “implicación”, como el español Alfonso Sastre. Tal vez en la conciencia del escritor Mario Vargas Llosa ninguna de las acepciones señaladas hasta aquí, prevalecieron en su visita a Venezuela donde participó como ponente en un forum sobre libertad de expresión y propiedad privada, hecho que fue noticia en muchos medio de prensa.

Mario Vargas Llosa, en sus inicios se declaró amigo de Cuba y de la Revolución del Primero de Enero, estuvo vinculado a los movimientos de izquierda en la América Hispana, y de probado entusiasmo por el ideal socialista. Figuran entre sus libros más prominentes “Pantaleón y las visitadoras”, "Los ríos profundos" y “La ciudad y los perros”, entre otras publicaciones.

Este apasionado defensor del socialismo derivó hacia la derecha y se implicó en la política, renunciando a los ideales de Carlos Marx. Juró no volver a Cuba mientras la Revolución siga bajo la guía de Fidel Castro Ruz, de quien se declaró enemigo. También desistió de la nacionalidad peruana por su origen menor y se nacionalizó español.

Sin embargo, Vargas Llosa tiene un lugar ganado en la literatura, podría vivir de su obra, pero las debilidades ideológicas lo hicieron un oportunista, se inclinó hacia la política. Esta devino oficio, forma de ganar dinero y construirse una imagen a costa del prestigio alcanzado en las letras. Instituciones cubanas, como Casa de las Américas, tuvieron una gran contribución al promocionarlo por el mundo.

Su visita a Venezuela como ponente en un foro sobre libertad de expresión y propiedad privada fue un grave error, pues no consiguió el efecto mediático que pretendía alcanzar y devino objeto de crítica por las personas y medios que siguen su obra literaria y no lo quieren jugando a los dados de la suerte. Es hora que Vargas Llosa decida que su obra artística es una fortaleza, la política una debilidad.

Fotografía: Mario Vargas Llosa, célebre escritor peruano.

viernes, 30 de octubre de 2009

Artistas cubanos son los que tienen a Cuba en el corazón estén donde estén

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

El informativo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba Hurón Azul presentó en su edición de este jueves un programa dedicado a la Cultura Cubana en la diáspora, de excelente factura y con un mensaje claro: artistas cubanos son los que tienen a Cuba en el corazón estén donde estén.

Significativas voces del cine cubano como Vladimir Cruz y Jorge Perugorría, reflexionaron sobre las personas vinculas al arte, que deciden hacer su obra en otra parte que no sea Cuba, y luego regresan más realizados y con mejores posibilidades para multiplicar lo aprendido en la isla, algo que muchas veces levanta ojerizas y no son bien valorados.

Charli Medina precisó que cubanos somos todos, no importa la geografía donde se haga la obra, pues muchas veces es importante probar hasta donde uno puede llegar, lo que no quiere decir que se deje de amar a Cuba.

Es importante que el Hurón Azul se proponga retomar esta zona de la cultura cubana, lamentablemente olvidada en los medios, pues muchas veces sucede que dejamos de ver a artistas y escritores que no sabemos donde se encuentran, al cabo de cierto tiempo nos enteramos que están en París, Londres, Madrid o Milán, pero el silencio en torno a su obra conlleva a construir relatos, a veces ciertos, otros regidos por el rumor que tanto daño causan, si en verdad se lleva a Cuba en el corazón.

Fotografía de los actores de cine Vladimir Cruz y Jorge Perigorría.

lunes, 26 de octubre de 2009

No hay una buena agresión en la crítica cubana de hoy

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Hacer crítica literaria ha sido una "práctica menor", al menos, ese es el criterio de algunos escritores que no le dan credibilidad a la disección de la obra que realiza una persona, que no tiene los méritos probados para cuestionar su poética y trascenderla con sus análisis. En el evento Orígenes, esta fue una de las problemáticas confrontadas entre los participantes.

Para el poeta Oscar Cruz, uno de los miembros del jurado, hay una cosa clara y es que la crítica es energizadora si cumple el papel que le corresponde, pero desgraciadamente queremos llevarnos bien con todos y no cuestionar lo que no está al nivel requerido. Según Cruz, muchos de los grandes escritores del pasado, como el propio Lezama Lima, no le prestaban atención a los que no tenían oficio pues era una perdida de tiempo.

Eduard Encina, principal organizador de Orígenes, considera que la crítica cubana está desactualizada y no tiene la agresión necesaria. Hay mucho compromiso con autores ya establecidos y es hora de que esas cosas vayan cambiando. El evento Orígenes, en su tercera edición, se dedicará el género ensayo literario para promover la reflexión sobre esos asuntos tan sensibles en nuestro tiempo.

Según Encina se necesita: “Una crítica que jerarquice, que no tenga que ver con los cortes que tienen las revistas, que tenga un compromiso serio con la literatura que hacen los autores, plantear a la sociedad las poéticas que tienen algún valor, pero también rechazar las que no funcionan. Los escritores también son muy complacientes, no han tenido un sentido crítico de la literatura, eso ha generado un período largo de vacío y silencio, hemos sido incapaces de jugar el papel ético que reclama nuestra literatura. Estamos regodeados con la complacencia, al extremo de vivir la bohemia, no digo que no se viva, pero es que la literatura no ha sabido plantearse espacios críticos que traigan una polémica, capaz de dinamitar los sentidos que potencien la germinación y expansión de lo nuevo”.

Según el poeta de Baire Jorge Labañino, la crítica “padece de una levedad total, si no hace jerarquizaciones sobre los textos y procesos literarios que vive el país. Sería de mucho valor para la historiografía literaria, para la orientación del lector, una crítica vital que haga jerarquizaciones y distinciones de los procesos literarios”.

“En mi generación no hay crítica, la que existe tiene “mucha complicidad pues ayuda a los más laureados, hay un pacto entre ellos, no hay buena agresión, no se atreven a decir los defectos de las poéticas”, sentencia el poeta, también de Baire, Osmel Valdés Guerrero.

Fotografías:
1. Poeta y editor: Oscar Cruz
2. Poeta y narrador: Eduard Encina Ramírez

jueves, 22 de octubre de 2009

Raros entretenimientos en la noche de Orígenes

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

La noche de ayer en el campismo Las Golondrinas en Contramaestre se vistió con música, poesía, puerco asado y las aguas del Mogote, durante la clausura del evento Orígenes, en su segunda edición dedicada al género cuento.

El evento Orígenes surgió con el fin de potenciar la literatura en el oriente de Cuba y propiciar un espacio de intercambio que permita energizar la creación concebida por el talento joven agrupado en la Asociación Hermanos Saíz. En la primera edición, celebrada en el 2008, se dedicó a la poesía.

La cita de los jóvenes escritores del oriente cubano tuvo un jurado de lujo integrado por Yunier Riquenes, Delis Gamboa y Eduard Encina, todos laureados con importantes premios del mundo literario de la isla, entre los que se incluyen: “La Rosa Blanca”, “Calendario”, “Razón de Ser”, “La Edad de Oro” y “Prometeo”.

Según Eduard Encina, principal organizador de Orígenes, “el evento fue superior a la edición pasada, pues la gente agradeció los intercambios realizados en las comunidades La Esperanza, Los Negros y la visita al Central América Libre. El debate fue interesante y polémico a la hora de pensar y hacer la literatura que escriben los jóvenes de Oriente. Participaron 34 delegados y las obras en concurso sobrepasaron las quince”.

Como parte de las actividades colaterales se presentaron las revistas La Noria y El Mar y la Montaña, muy bien acogidas por los participantes e invitados.

Distinguieron el encuentro, con su presencia, los escritores Raúl Flores, Eldis Baratute, y el editor de Ediciones Loynaz José Raúl Fraguela, que presentó una colección de libros del sello editorial para el que trabaja.

La ganadora del Premio Orígenes fue Gizeh Portuondo Vega, una joven escritora santiaguera, recién egresada del centro de creación Onelio Jorge Cardoso, con el cuento “Raros entretenimientos”, texto que, según la autora, “tuvo su trabajo previo en el que no encontraba el final, todo el mundo me sugería un desenlace diferente, hecho que me permitió pulirlo y ya era hora que saliera a la luz, por lo menos en concurso”.

En las conclusiones del evento, se lanzó la convocatoria al Premio Orígenes 2010, que estará dedicado al género ensayo y podrán participar todos los escritores del oriente de Cuba.

Fotografías:
1. Gizeh Portuondo Vega, ganadora del Premio Orígenes 2009.
2. Eduard Encina Ramírez.
3. Eldis Baratute Benavides.


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